Opinión Nacional

La civilidad

Durante Muchos años en Venezuela se ha venido retrocediendo en sus niveles de civilidad. Es decir, en sus niveles de respeto y aceptación de los valores y reglas establecidas por las instituciones y la democracia.

Y ello viene dado por una desafección general cultural de respeto a la ley, el derecho, y los valores morales. Es increíble ver, cómo desde la infancia hasta la vejez, se presenta un déficit por el respeto a los demás. Es una suerte de individualismo destructor del respeto al otro. De imposición, por una cultura de la viveza, la mentira y el odio, que promueve la violencia social de todo tipo.

Por su puesto, ello no es la máxima en nuestro país. Pero si se puede observar, que un gran porcentaje de venezolanos están tan angustiados y amargados por la crisis política y económica que irrumpen en cualquier lugar, bien sea público o privado, con sus repetidas faltas de respeto y falta de civilidad. Ello lo podemos observar cuando estamos conduciendo en las angustiantes vías públicas, por poner tan sólo un ejemplo. De hecho, en las actuales condiciones de vida los ejemplos de irrespeto hacia los demás sobran en Venezuela. Tan sólo véase el programa “Aló Presidente”.

Ahora bien, la desconfianza en las instituciones es lo que está produciendo el quiebre en las formas de viva civilizada y democrática de nuestro sistema político, social y cultural.

De hecho existe más confianza en instituciones tales como la iglesia (eso es positivo claro esta) y la televisión, que en el poder judicial, los políticos y las personas. Para muestra, una encuesta realizada de opinión pública latinoamericana (Latinobarómetro) demuestra cómo entre 1996-2003, en Venezuela el 72% de los encuestados confía más en la iglesia; el 50% el la televisión; el 33% en el poder judicial, el 20% en los partidos políticos y 20% en las personas.

Si ello es así, que tan sólo un 20% confía en las persona y en los partidos políticos es un problema social grave que cada vez más erosionará la democracia. Porque simple y llanamente las instituciones se componen de personas y para que la democracia funcione deben existir partidos políticos que activen la confianza y respeto a los valores de la democracia.

En sí, los lideres políticos deben tratar en la medida de lo posible, de proporcionar, promover la tolerancia, el pluralismo, el respeto a las opiniones y luchar por el respeto a la ley y el orden.

El desafío no es nada sencillo dada la coyuntura política y social de transición por la que atraviesa el país. Pero hay que seguir y repetir, que la mejor forma de vivir en sociedad es la democracia que otorga más civilidad por si misma. En sí, “por ser democracia, es un campo de múltiples tentaciones. De tal modo que, para que exista, debe ser en cierto modo protegida. ¿Por quién? No por un ejercito, como lo postularon los gorilas latinoamericanos. Si no por todos, esto es, por las diferentes formas de organización social e institucional que se dan dentro de la propia democracia. (Mires, 2001)

(*): Politólogo, Miembro del Centro de Investigaciones de política Comparada de la Universidad de Los Andes.

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