Opinión Nacional

La gran estafa

No crean que vengo a hablarles de la famosa película de Hollywood, no. “La gran estafa” ha sido la frase que han utilizado muchos voceros del gobierno nacional, incluido el propio presidente de la República, para referirse a la decisión de la MUD de crear una Tarjeta Unitaria para las futuras elecciones presidenciales de 2012.

Pocas veces hemos visto que una acción o decisión de las fuerzas políticas opositoras al gobierno de Chávez, genere tanta controversia en el seno del gobierno nacional, destacando que una buena parte de las que han tenido este efecto se han producido en una ventana de tiempo reciente. Ese bien pudiera ser un indicador del desmoronamiento de un vago concepto de revolución basado en el liderazgo de una sola persona, un solo líder que al parecer le ha tocado convencerse que no es invencible.

No quiero restar méritos a la MUD, pero esa tarjeta que más confusión y descontento debió haber generado a lo interno, está dando unos resultados terriblemente desestabilizantes para su adversario. ¡Punto a favor de la Mesa! Me cuesta creer que el presidente dedique tanto tiempo  a hablar de un tema que no debería tener mayor relevancia y que le haga cambiar sus consignas, apropiándose de las banderas que a duras penas ha logrado enarbolar la oposición. Suena extraño escucharlo hablar de unidad y de vida cuando su consigna siempre fue de muerte y desunión.

 

Estamos a punto de iniciar una campaña que será crucial para la historia democrática del país, por un lado va un disminuido candidato a la reelección que atraviesa un fuerte momento en su vida personal y que seguro lo utilizará como estrategia para apuntar a la sensibilidad y el corazón de los venezolanos; por otra parte, está por decidirse un candidato único de la oposición en un proceso de primarias que deja ver, entre sus costuras, una paleta de candidatos que va desde los más experimentados políticos de la otrora 4ta república, hasta una generación de jóvenes que promete renovar la forma de hacer política en el país.

En estas elecciones se jugará como nunca antes con el recurso emocional. Para ambos bandos se plantea como un evento trascendental; uno de ellos apuesta a la victoria como garantía de la continuidad de la revolución y otros argumentan su victoria en el rescate inminente del camino democrático del país. Estos pasos que oportunamente está dando la MUD sugieren que será una campaña presidencial sin precedentes, sin embargo, la gente espera de la oposición mucho más que una tarjeta unitaria para concederle su voto: están esperando un candidato realmente único y un plan de gobierno que los convierta en alternativa y no en un círculo más para rellenar en el tarjetón electoral.

Falta mucho tiempo para las elecciones de 2012 y estos procesos son tan dinámicos que es muy atrevido sacar conclusiones adelantadas, pero todo parece indicar que la correlación de fuerzas se está moviendo hacia el bando opositor y aunque no haya mayor respaldo numérico en este argumento, la actitud del «candidato por excelencia» está dando motivos de sobra para creer que es así, pero la MUD no puede detenerse a pensar en eso, debe seguir avanzando.

Lo cierto es que, «estafa» o no, este round lo ganó la Mesa de la Unidad Democrática.

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