Opinión Nacional

La incertidumbre de un juramento

El pasado 10 de enero le correspondia en la Asamblea Nacional tomar el juramento al Presidente de la República. Es un mandato constitucional previsto en el artículo 231. Este juramento es posiblemente el acto más solemne que pueda tener una democracia presidencialista, con toda su carga de personalismos que nos ha dejado la historia. Por eso, dentro de la doctrina constitucional y republicana, la juramentación es un acto indispensable, insoslayable, para el inicio de las actividades de los funcionarios públicos, incluyendo en primer lugar, y como corresponde, al Presidente de la República.

El omitir o restar importancia a la juramentación del Presidente electo ya es un acto de violación a la Constitución Nacional, que desencadena una serie de consecuencias constitucionales y legales impredecibles. En primer lugar, la usurpación del poder del actual Vice Presidente Nicolás Maduro (quien tiene tal carácter en el gobierno que finaliza el 10E). En segundo lugar se estaría desconociendo la autoridad legítima del Presidente de la Asamblea Nacional, a quien le correspondería asumir la Presidencia de la Republica, por falta absoluta del Presidente electo, conforme al artículo 233 Constitucional y conforme a algunas de las causales prevista en ese artículo. Esta falta absoluta debe declararla expresamente la Asamblea Nacional, como requisito para que asuma la Presidencia de la Republica, el recién electo Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.

Como se resolverá esta incertidumbre? Posiblemente mediante una interpretación de la Sala Constitucional del TSJ, antes del 10 de enero o en los días inmediatamente siguientes. Por desgracia para la Republica, no hay que hacerse de muchas esperanzas de las interpretaciones constitucionales del máximo tribunal, siempre acomodaticias y blandengues a los designios de Hugo Chávez. Como este no está, la línea parecen imponerla directrices en La Habana castrista, centro político de las decisiones oficiales que se toman en Venezuela, en estas infaustas horas de la fachada de democracia que tenemos en el país.

Los sectores de oposición han mostrado su apego a la Constitución, destacando la importancia de la juramentación del Presidente electo. El drama de fondo para los sectores oposicionistas es que en el fondo se debate cual de las dos Presidencias es peor para el país. Si una de Nicolás Maduro, inconstitucional, cerrada, confrontacional y anarquizada o una de Diosdado Cabello, constitucional y con más o menos las mismas características. Buenas o malas desde el punto de visto político, las salidas que deben privar son las constitucionales, lejos de las interpretaciones acomodaticias, habaneras y bananeras que se han asomado relacionadas con la continuidad del período presidencial, por el solo hecho de que el Presidente electo, es el mismo que está en supuesto ejercicio que nadie percibe.

Amanecerá y veremos si hay juramento, de quien y para quienes. Hora de los grandes hombres, del dialogo y de la sensatez, tanto dentro de la oposición como dentro del oficialismo.

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