La Revolución de Pacotilla
Desde el 6 de diciembre de 1998 el pueblo de Venezuela, por nuestra estupidez, se ha hundido en la más terrible pesadilla que pueda padecer pueblo alguno: la Revolución de Pacotilla encabezada por el presidente de la República «Bolivariana» de Venezuela y su séquito de bandidos e incompetentes que tanto daño le han hecho al país y le seguirán haciendo.
Desde que el abanderado de la Revolución de Pacotilla y Presidente de la República «Bolivariana» de Venezuela, que parece más bien «Bovecista», el país ha dado un salto al vacío, y de seguir así, el final de esta horrible pesadilla no se vislumbra. Todos vimos, en clara falta de respeto a la Constitución vigente en aquel momento, el juramento sobre la «moribunda» y aquella fiesta de toma de posesión al estilo de la coronación del tal emperador Bokassa.
Todos vivimos aquella burla a los venezolanos llamada la Asamblea Nacional Constituyente, integrada mayoritariamente por las turbas «chavistas» y presidida por un viejo «cabillero», que nos dejó como legado el mamarracho que conocemos como Constitución «Bolivariana». Este mamarracho, pésimamente mal escrito, plagado de contradicciones, omisiones y aprobado por una masa que ni siquiera se molestó en leerla, el único fin que persigue es darle todos los poderes, de forma autocrática y demagógica, al presidente de la República «Bolivariana» de Venezuela. Su consecuencia inmediata ha sido la pesadilla que todos los venezolanos vivimos hoy día.
Una de las más grandes omisiones del mamarracho que conocemos como Constitución «Bolivariana» han sido sus disposiciones transitorias. Haciendo caso omiso de cualquier tipo de consideración jurídica, aprovechándose de la ventaja política que tiene el partido de gobierno y alegando un estado de «transitoriedad», convocó a unas elecciones apresuradas que no se pudieron realizar el 28 de mayo. Muchos dicen que estas elecciones no se pudieron realizar, cosa que es totalmente falsa, porque las instituciones funcionaron. La causa de las fallidas elecciones fue la incompetencia del Consejo Nacional Electoral, en ese entonces, elegido por la voluntad del viejo «cabillero». Este desastre le costó 60 mil millones de Bolívares al país y colocó al prestigio de Venezuela al mismo nivel de Haití.
La Revolución de Pacotilla nos mostró el grotesco desfile del 5 de julio, al estilo Imperial de Calígula y Nerón, burlándose de la Fuerza Armada, de las demás instituciones y del pueblo, al presidente disfrazado de Pérez Jiménez y a un comandante de desfile obeso y que prácticamente limita a la institución castrense, además de mostrarla sumisa y arrastrada, a vender papas y cebollas. ¿Hasta cuando?
Todos debemos recordar que uno de los «próceres» más «ilustres» de la Revolución de Pacotilla es el viejo «cabillero» que ha puesto a dedo todos los poderes públicos nacionales y que se ha burlado constantemente de la Constitución cuyo grupo de autores presidió. No olvidemos aquella caricatura de antejuicio de mérito se le hizo al viejo «cabillero» por el caso MICABU y Multinacional de Seguros, y que probablemente salga impune, con jueces puestos por él. Acordémonos de los atropellos, por parte del viejo «cabillero», que se le hicieron Teodoro Petkoff, Napoleón Bravo y actualmente le hacen a Pablo López Ulacio.
La Revolución de Pacotilla lo único que ha logrado es aumentar el hambre, el desempleo, la corrupción, la violencia y la inseguridad. Su presidente lo que ha hecho, y seguirá haciendo, es viajar y hacer el ridículo ante las naciones del mundo, decir innumerables estupideces en la «Cadena Perpetua» con la que nos tiene sometido a todos los venezolanos casi a diario, convocar las farsas electorales que todos conocemos e hipnotizar a las masas desposeídas creándoles falsas expectativas e incitándolas a la violencia.
Algún día todos los venezolanos reflexionaremos y despertaremos de esta horrible pesadilla. Algún día amanecerá y nacerá una sexta República sin los vicios de la quinta república nacida de la Revolución de Pacotilla.
