Opinión Nacional

Líderes y liderazgos

La historia desde un contexto amplio refleja en su extenso recorrido una diversidad de exponentes fascinantes enfocados desde el ángulo político, social y militar, cuyo mayor referente ha sido Alejandro III (356-323 AC) mejor conocido como Alejandro Magno, Rey de Macedonia hijo de Filipo y Olimpia, además discípulo aventajado de Aristóteles el mas grande filósofo griego. Si analizamos su huella, imborrable como figura cimera a pesar de su fugaz paso por la vida terrenal al someter a griegos, persas, hindúes y egipcios dominando un imperio como nunca jamás alguien lo hizo que abarcó Europa, Asia y gran parte de África, conserva aún sin embargo intacta su monumental hazaña a pesar del paso de mas de veintitrés siglos. Narran los historiadores un hecho sin precedentes y muy significativo del joven monarca el cual señala que estando su padre rodeado de lo mas excelso de su oficialidad tratando de domar a un esquivo y brioso corcel que por indocilidad y bravura procedieron a desistir de tan difícil tarea, cuando irrumpe repentinamente en medio del experimentado grupo el mozo Alejandro quien contaba apenas con trece años de edad y ante la sorpresa de su padre el Rey y de su exitoso General Parmenión, tomó sin pedir al caballo por la rienda y lo situó de frente al sol pues había notado que el noble y desconfiado animal le temía a su propia sombra y así pudo montarlo y finalmente amansarlo. Filipo estupefacto solo alcanzó a exclamar: “ Hijo mío, tuyo será el mundo y la gloria”. De esta manera nació una fusión indestructible entre el genio y la bestia, Alejandro y Bucéfalo como bautizó el futuro conquistador a su montura inmortal. Como bien sabemos la leyenda muy pronto se apoderó de sus gestas y hasta la enriqueció con detalles cada vez mas fantásticos, incluso pasándolas por el tamiz de la mas severa crítica. Su genio se conserva todavía sin mácula alguna presentándose como la encarnación del ideal de la perfección humana, dotado de una innata aptitud para el mando y con una profunda y refinada cultura que a pesar de todo ello estaba dispuesto a soportar grandes penalidades y molestias como el mas humilde de sus soldados. Generoso, afable, incansable, desdeñoso del peligro hasta la temeridad se dejaba arrebatar por la ira, pero se calmaba y arrepentía con idéntica facilidad. Esta breve referencia que acabamos de hacer, pretende deliberadamente llamar la atención sobre la importancia que tiene el liderazgo bien construido, aquel que se persigue con afán por lo que se cree y por lo cual se lucha. Cabría entonces formularnos la siguiente interrogante: ¿El liderazgo nace o se hace?, pues sabemos que el liderazgo implica competencias y capacidades que bien aprovechadas pueden ser de gran utilidad; pero de allí a creer que el liderazgo está reservado a unos pocos elegidos providenciales es un mito pernicioso. Creer que un puñado de afortunados, suertudos o iluminados son los únicos en descifrar el código del liderazgo es a todas luces un error garrafal, pues la capacidad de dirigir no es un gen exclusivo de nadie ni tampoco algo mítico, inalcanzable, etéreo o incomprensible para la gente común y corriente como bien lo afirma James Kouzes y Barry Posner en “Las Lecciones del Pasado y del Futuro”.

Nada en esta vida nos es dado por pura casualidad y las conquistas por pequeñas que éstas sean tienen que fundamentarse con gran espíritu y esfuerzo además de una tenacidad a toda prueba, lo cual parece no importarle a mucha gente hoy en día. ¿Dónde han ido a parar todos nuestros líderes? ¿Quién defiende con fervor lo que tanto nos ha costado construir?, o mas, ¿Dónde sacaremos los nuevos líderes?, porque sospecho que hay una escasez absoluta de personas competentes y con guáramo, a menos que estén ocupados en otros asuntos triviales de poca significación para el país o la sociedad y entonces los menos capaces sí se ocupan de las cosas importantes y por lo tanto nunca podrán hacerlo bien; se confirma el viejo dicho del Quijote de que en el país de los ciegos el tuerto es Rey. En Venezuela hemos desaprovechado desde hace un buen tiempo el mejor capital con que contamos los seres humanos como es la imaginación y tal vez nos conformamos con lo fácil del momento o con las comodidades que ocasionalmente nos brinda una pasajera bonanza. No debemos esperar pasivamente a que otra persona nos diga lo que nosotros mismos sabemos hacer o que lidere una idea que nos pertenece y de la cual somos dueños y autores, pues para ser un líder no se necesita tener un linaje académico o científico ni mucho menos poseer un título, es mas, ni siquiera es preciso tener dinero o bienes de fortuna para poder sobresalir en una determinada actividad que puede y debe ser útil a todos. Insistimos hasta la terquedad en que los momentos de dificultad como los que hoy vivimos son los mas propicios para poner a prueba nuestra capacidad imaginativa para crear soluciones acertadas abriéndonos cauce en medio de la adversidad y por encima de quienes no quieren darse cuenta de lo obvio. Entendemos que es aconsejable también respetar la teoría y la práctica de la intervención, pero también hay que ponerse en movimiento para vencer la inercia y definitivamente hacer la tarea, no dejarla para mañana, pues lo que tenemos por delante es de tal importancia y magnitud que, o lo hacemos ahora o no lo haremos nunca ya que el futuro no descansa como dice Warren Bennis un exitoso y respetado gurú en gerencia empresarial y de ello debemos estar muy conscientes para treparnos al éxito sin titubeos.

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