Opinión Nacional

¿Light o Radical?

Jesucristo pidió alguna vez a sus seguidores: “Que su sí sea sí y su no sea no”; y en esa línea he oído responder con firmeza a Henry Falcón en una entrevista: “Soy un chavista light”; y palabras más, palabras menos: “Jamás asumo, ni extremismos, ni radicalismos”.

El término anglosajón “light” es traducido en las herramientas del idioma de “Google” como ligero. Se comenzó a aplicar hace mucho tiempo, como recurso mercadotécnico, a ciertos productos de consumo masivo que derivaban de algún producto ya establecido, pero que respecto a éste podían ofrecer alguna ventaja para quienes son cuidadosos de lo que consumen en términos de calorías, grasa, carbohidratos, etc…

Según esta óptica el vocablo “light” comenzó a tener uso en política, en relación a quienes no asumían con un 100% de compromiso o convicción determinados proyectos o liderazgos.

En general puede considerase un militante “light” aquel demócrata que vacila en sus procedimientos cuando debe demostrar su verticalidad en cuanto a dicha etiqueta; el cristiano que en algunos casos cumple con los preceptos cristianos y en otros que no le convienen no; el que pregona una vida de austeridad pero suele usar trajes costosos, comer en finos restaurantes, etc.; el calvinista que no conoce a profundidad los postulados de Calvino; en fin…

El “chavista light” Henry Falcón, entonces, sería un ejemplar del proceso, que pudiera eventualmente respaldar a Chávez en algunas ideas o ejecutorias, y en otras no.; en contraposición a lo que pudiéramos llamar “el chavista resteao”; que pudiera entenderse como aquel prosélito del chavismo, anclado en la intención de respaldar cualquier iniciativa de su líder aun si va en contra de sus particulares convicciones o intereses; en un completo desprendimiento de personalidad.

Creo que no debe confundirse al chavista resteao con el chavista radical; cuando menos desde la perspectiva que considera al “chavismo” como la encarnación de todo lo que constituye el movimiento revolucionario cuyo líder es Hugo Chávez.

Desde este punto de vista ser chavista radical implicaría a mi entender, ser un militante que demarca su conducta sobre la base de los postulados originales de dicho movimiento; los cuales están concentrados en el articulado de la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; es decir en la raíz paradigmática donde se estableció en su momento el país que queríamos. La mayor muestra de chavismo radical, entonces, es el máximo apego a la Carta Magna.

La ortodoxia, que es el apego a los principios, no se expresa en el respaldo incondicional a un ser humano, dado que el ser humano por la dinámica cambiante de los procesos orgánicos, psicológicos, vitales…, puede en algún momento ir en contra de los principios que incluso él mismo pudiera haber establecido como doctrina. De ahí que hasta la Bíblia declara en Jeremías 17: 5 “Así dice el Señor: Maldito el hombre que en el hombre confía”. Y Jesús, interpelado por una mujer que lo llamó maestro bueno, la conminó a no llamarlo así “porque bueno sólo es mi Padre que está en el cielo”.

Esta dialéctica que ahora abordo, planeta incluso paradojas si se quiere amenas; al constatarse que cualquiera puede estar asumiendo una actitud resteada, al asumirse como militante light de alguna parcela política; independientemente del carácter radical de dicha actitud.

Sin dudas es un tema que pica y se extiende; por mi parte hasta aquí lo dejo.

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