Opinión Nacional

Lo que falló

Traducción libre de Carlos Armando Figueredo

¿Qué falló en Venezuela?

En el país debería haber prosperidad y seguridad. Bajó el mismo yacen las mayores reservas probadas de petróleo. Sus casi $100 mil millones de exportaciones de petróleo la colocan entre los 10 principales exportadores de petróleo en el mundo.

Pero Venezuela también es líder en el planeta en cuanto a inflación y alza de los precios. Su tasa oficial de inflación –56 % anual – es la más alta del mundo. De manera más realista, después de factorizar en el mercado negro, el economista Steve Hanke, de la Universidad John Hopkins y del Instituto Cato calcula que la tasa real de inflación en Venezuela se coloca en más del 300%.

NO HAY OBRERO NI CAMPESINO QUE PUEDA GANAR LO SUFICIENTE PARA ALCANZAR A PAGAR LOS PRECIOS, QUE SUBEN EN ESPIRAL INALCANZABLE.

Para cualquiera que profese su preocupación por los pobres –incluyendo al ex presidente venezolano Hugo Chávez, quien murió el año pasado, y su sucesor ungido por él, el presidente Nicolás Maduro – esas tasas de inflación son aplastantes. No hay obrero ni campesino que pueda ganar lo suficiente para alcanzar a pagar los precios, que suben en espiral inalcanzable .

Maduro ha impuesto controles de precio sobre algunos bienes de primera necesidad, pero el resultado ha sido grave escasez de alimentos básicos como maíz, harina, mantequilla, huevos e incluso productos como el papel higiénico.

El país simplemente produce muy pocos alimentos (algo comprensible, debido al ritmo de expropiaciones bajo Chávez y Maduro). Es así como Venezuela se ve forzada a importar las dos terceras partes de sus alimentos (trigo de loa Estados Unidos, pollos de Brasil), así como muchos bienes de consumo. Sin embargo, desde que Maduro asumió el poder, en marzo del 2013, el valor de la moneda nacional ha caído en cerca de dos tercios frente al dólar. Como resultado de ello, las importaciones ahora son mucho más inasequibles.

En un esfuerzo fallido por cerrar la brecha, Venezuela ha venido agotando sus reservas en divisas extranjeras. El año pasado, cayeron en $8 mil millones –más de una cuarta parte de su total el año anterior.

La crisis económica del país se ve agravada por una temible tasa de crímenes, Un estudio de la Naciones Unidas de 2011 halló que Venezuela tenía la cuarta más alta tasa de homicidios en el mundo, Hubo 23.000 homicidios en Venezuela en el 2013. Si embargo, son pocos los homicidas enjuiciados: la tasa de impunidad por homicidio es del 097 por ciento.

Tanto la economía como la inseguridad se ven empeoradas por la rampante corrupción. En el rango de los 177 países que Transparencia Internacional colocó en su Índice de Percepciones de Corrupción, Venezuela se halla entre los peores (160) en el mundo.

No es extraño, pues, que decenas de miles de estudiantes universitarios venezolanos hayan tomado las calles en protesta. Tienen el apoyo de las mayorías antichavistas en la casi todas las mayores ciudades del país.

El país está marcadamente polarizado, pero contrariamente a los que alegan los chavistas, las líneas de falla se muestran entre las ciudades y el interior, no entre la clase media y los pobres. De no ser por los votantes en áreas rurales (donde es meas fácil hacer trampa), el estrecho margen de victoria de Maduro el año pasado (1,5%), habría sido en cambio un triunfo de la oposición.

LOS CUERPOS DE SEGURIDAD DEL GOBIERNO Y LAS HORDAS PARAMILITARES HAN RESPONDIDO A LAS PROTESTAS CON REPRESIÓN VIOLENTA

Los cuerpos de seguridad del gobierno y las hordas paramilitares han respondido a las protestas con represión violenta. Inclusive la fiscal general del ministerio público concede que en el último mes de protesta, han sido matadas 17 personas, cientos han sido heridas y alrededor de 500 han sido arrestadas.

Docenas de grupos de derechos humanos y de la sociedad civil en Venezuela y a lo largo del hemisferio han denunciado los informes sobre tortura y trato cruel y degradante de las personas que protestan arrestadas. Exigen investigaciones adecuadas y acusaciones penales ante los tribunales contra los responsables de violaciones de los derechos humanos.

El gobierno de Maduro responde tildando a los grupos nacionales defensores de los derechos humanos, de traidores y lacayos del imperialismo. El gobierno hizo arrestar al líder oposicionista Leopoldo López acusándolo de asesinato por dos de as muertes. Luego, el ministerio público, de cierto modo, hizo marcha atrás, reduciendo los cargos a delitos contra bienes, provocación de incendio, conspiración, e incitación. López sigue bajo rejas, en espera de juicio.

La respuesta represiva no le causa extrañeza a nadie. Ya desde que Chávez asumió el poder en 1998, y continuando bajo Maduro, el gobierno ha desmantelado sistemáticamente los frenos y contrapesos necesarios para salvaguardar los derechos humanos.

Chávez llenó al Tribunal Supremo de magistrados que lo apoyaban. Despidió –e incluso arrestó – a jueces que decidieron contra el gobierno en casos políticamente sensitivos. Violó los reglamentos electorales al mantener registros digitalizados de quienes votaron en contra suya, y luego negó cargos gubernamentales y beneficios a quienes votaron por la oposición. Retiró del aire, o se apropió de cada importante red de televisión y radio. Maduro sigue restringiendo el suministro de papel de imprenta a los principales diarios independientes, y ordena a los proveedores de televisión por cable que retransmiten las redes internacionales de canales de noticias que los saquen de sus rejillas.

A los venezolanos se les ha privado de todas las protecciones institucionales contra la imprudencia económica de su gobierno, su incapacidad de controlar el crimen, la corrupción penetrante y las graves violaciones de derechos humanos. Ningún gobierno con esas fallas ha llegado alguna vez a mejorar el bienestar de su pueblo. Ya hace tiempo que se ha debido reconocer que el problema fundamental de Venezuela no lo constituyen los excesos policiales coyunturales, sino un sistema de gobierno mal orientado y disfuncional,

* Douglass Cassel es Profesor de Derecho en la Escuela de Derecho de la Universidad de Notre en la Estados Unidos de América. Ha prestado servicios como Asesor Jurídico de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Verdad en El Salvador, y en el Consejo Ejecutivo de la Sociedad Americana de Derecho Internacional.

 

 

 

 

 

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