Los que caminan por Capriles
No es la primera vez que los venezolanos largamos las patas caminando y pensando que en esta si va la vencida, y que a partir de ahora todos los sueños de redención social, libertad y progreso lo vamos a conseguir. Esta terquedad muy venezolana, de que al mal tiempo buena cara, entre otras razones es lo que está haciendo posible que hoy de nuevo estemos asumiendo, incluso sin saberlo, aquella máxima del poeta español quien un buen día presagiando el futuro exclamó: ¡caminante no hay camino se hace camino al andar!
Para nadie es un secreto que esta oposición a gastado más de un par de zapatos, trotando y marchando en la búsqueda de un camino democrático. También y en honor a la verdad, en tiempos pasados algunos sectores, ajenos al espíritu de la tenacidad del poeta Machado, prefirieron escoger veredas aventureras, que en definitiva terminaron sirviéndole en bandeja de plata circunstancias políticas, que luego fueron utilizadas por el gobierno para el avance de un proyecto, que jamás había sido acordado por los venezolanos y mucho menos gozando de algún amparo legal o constitucional.
Hoy no son los febriles y convulsos días de la huelga general y el paro petrolero; y ya nadie está convocando por los atajos del punch palaciego: ¡Pá Miraflores! ¡Pa Miraflores! Eso es a si, pero igual los que nunca han tenido y siempre han esperado por tiempos inmemoriales, a los que conducen esta república, para que lo hagan bien, han resuelto de nuevo echar su suerte andar; porque a fin de cuentas, aquel que llegó con su grito redentor del “por ahora”, también ha resultado un fiasco tan igual o peor de lo que prometió cambiar.
Llevamos catorce años cargando sobre nuestras espaldas una gestión, que si bien es cierto, a las primeras de cambio logró colocar su acento en el hecho social; desde los días de la reforma constitucional y sobre todo a partir del tercer periodo presidencial, ha devenido en una alocada carrera por pretender imponer un socialismo exageradamente centralista, antinacional, confiscador, monocolor y excluyente. Causa fundamental por lo que la gran mayoría de los de a pie han decidido caminar de nuevo.
Caminan los trabajadores ferromineros con Rubén González a la cabeza, andan y desandan los familiares de las más de 150 mil victimas de la violencia clamando justicia. Caminan y rompen las cadenas los fijos y tercerizados trabajadores de Sidor, reivindicando los viejos tiempos matanceros. Mas que nunca caminan las madres de los jóvenes muertos en Yare, La Planta y Mérida. Caminan también los sin techos, los jóvenes desempleados, los estudiantes, las mujeres, los productores del campo y los empresarios arruinados por las importaciones.
En fin, los que vuelven a caminar no tienen marcha atrás, saben que lo hacen por sus derechos y por su futuro, pero saben además que caminando por Capriles y caminando con Capriles el 7 de Octubre, le demostrarán al mundo, que aquí también hay un camino, un camino pacifico, democrático, participativo y protagónico para el progreso.