Opinión Nacional

Más sobre el 19 de Abril de 1810

La reciente nota de Carlos Balladares Castillo en (%=Link(«http://analitica.com/va/sociedad/articulos/8806400.asp»,»analitica.com «)%)
(el 14 de abril pasado) nos ha dado pie para tercear sobre un tema que hemos venido indagando desde hace algún tiempo (1), sobre las causas primigenias del movimiento emancipador del 19 de abril de 1810.

En cuanto a la fecha en sí, habría que diferenciar en la discusión dos aspectos, posteriormente a la invasión napoleónica, al hablar de las causas

 1) Si fue una “Mascarada”temporal a favor del rey, para esconder la segunda intención independentista posterior;

 2) Si se trató de una genuina defensa de los intereses monárquicos, entre otras cosas motivada por temores “antirrepublicanos”

En caso que aceptemos la hipótesis 1, de una “versión pantalla” (notion écran, en términos modernos), se presentan a su vez varias opciones, según las discusiones dominantes de la época y distintas interpretaciones:

• A Se trató de tomar provecho de la oportunidad para desligarse del yugo comercial y político) de la Madre Patria; estilo Revolución Norteamericana. Mantuanos contra peninsulares, pero manteniendo la esclavitud y expoliación de la pardocracia, que era la mayor parte de la población.

• B Se trató de reivindicar los derechos de la pardocracia, especialmente mestizos y esclavos, discriminados –desde la Colonia– en las oportunidades de empleo y participación ciudadana; estilo Revolución Francesa. Criollos contra españoles. Una especie de guerra social.

• C Una solución mixta, buscando la liberación española sin alterar la dominación social tradicional, con algunas transiciones en la distribución de la riqueza (especialmente tierras). Que parece ser la opción que finalmente resultó al final del conflicto.

Siguen breves comentarios, ver Fig. 1

ESCENARIO A. Tal como se presentan estas causas, la primera hipótesis (A), independencia económica y política, es válida en cuanto (a favor del argumento comercial) está el hecho, aportado por Vallenilla Lanz, que el ejército de Morillo fue financiado por la Junta de Comercio de Cádiz, no por el gobierno español. Respecto de la opinión del historiador Miguel Izard (citado por Balladares), que fue el miedo a la revolución popular (estilo haitiano) lo que predominó en las élites criollas para apoyar estas metas.

ESCENARIO B. Esta hipótesis no tiene mayor solidez, solo aparecen ocurrencias ocasionales, porque los llaneros y sus caballería fueron el arma crucial de las batallas. Pero no hubo ningún programa social explícito, excepto las arengas de Boves en contra de los blancos (2) y la mención del general Montalvo citada por Restrepo (3), también en Vallenilla, que los combatientes llaneros eran de extracción toda mestiza y llevaban como recompensa el saqueo de de los blancos, primero de los criollos mantuanos y después de 1814 de los blancos peninsulares. Y posteriormente siguió la persistencia con Zamora, Sotillo y la plaga de Chávez, aunque sea solo como propaganda política.

Al respecto parece oportuno volver a citar a Don Laureano, con su llamado “conflicto inherente”(Cesarismo Democrático, pp. 81-82), donde comenta descarnadamente:

Es en nombre de la Enciclopedia, en nombre de la filosofía racionalista, en nombre del optimismo humanitario de Condorcet y de Rousseau , como los revolucionarios de 1810 y los constituyentes de 1811, surgidos en su totalidad de las altas clases sociales, decretan la igualdad política y civil de todos los hombres libres.

No pensaron, no vieron que al alterar el orden, al romper el equilibrio colonial, al elevar a todos los hombres a la dignidad de ciudadanos, destruían la jerarquización social, fundamento de su preponderancia; y ante aquella desencadenada tempestad, unos lanzando un grito de arrepentimiento volvieron a reconocer la autoridad del monarca, otros huyeron a refugiarse en tierras extrañas esperando el resultado final de la lucha, y los mas valientes, los mas convencidos, los mas poseídos por el ideal de una patria libre e independiente, dieron cara a las montoneras de delincuentes

(%=Image(1243255,»C»)%)

Por lo que esta alternativa tendría difícil éxito.

ESCENARIO C. Es el resultado final derivado de todo el proceso. Una economía totalmente en ruinas, igual que la capital de la república después del terremoto de 1812, con las instituciones adicionalmente desvastadas. Algunos logros menores en materia social, no muchos, y la independencia política y económica, todo por construir.

En este sentido, tal como se muestra en la Fig. 1, los escenarios anteriores pudieran asociarse con las diversas etapas de la guerra: identificarse una primera inmediata a la declaración de la Independencia, donde algunas provincias venezolanas (Coro Maracaibo, &&) se mantuvieron fieles al Rey y ya habían rechazado a Miranda por asociarlo a la revolución haitiana y ser aparente enemigo de los curas, demasiado jacobino el hombre. Esta etapa del comienzo fue una guerra civil en cuanto entre venezolanos, aunque con dirigentes hispánicos (Monteverde, etc) del lado realista.

El caso de Boves (asturiano) es especial, porque se ha señalado en sus proclamas una serie de ingredientes de tipo social, como el auspicio de la mortandad de “blancos” de las ciudades por parte de los mestizos llaneros (“beduínos” de Vallenilla). Pero los dirigentes patriotas (Bolívar et al.) nunca plantearon una guerra social (¿contra ellos mismos?); de hecho, mantuvieron especial celo con la pardocracia .

Habrá que mencionar que el escenario de guerra social tampoco parece aplicarse en sentido estricto a los llaneros de Boves o de Páez, quizá tangencialmente a las escaramuzas de Zamora y a algunas de las proclamas de Antonio Leocadio. Y luego las bravuconadas del Socialismo XXI.

La reconstrucción fue tardía, los primeros amagos comienzan a fines del XIX. Hubo que esperar hasta el descubrimiento del petróleo y la inmigración europea lograda y fundamental, a mediados del siglo XX Se trajeron más europeos que indios y negros había en la Colonia, y al final todo el mundo quedó mestizo, todos pardos. (4). Se acabó “mueran los blancos aunque sepan leer y escribir”, quedó como otro anacronismo.

NOTAS

(1) – Véase nuestro “Antonio Leocadio Guzman visto por Rogelio Altez” en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, nov. 2007.

(2) – Véase por ejemplo de Edgardo Moldolfi, Boves. biografías de El Nacional/Banco del Caribe 2005. Este trabajo del profesor Mondolfi tiene que ser muy excepcional, porque los “historiadores chavistas” pusieron al autor de candidato para “el paredón” [Cf. Internet].

(3) – Véase “La historia según don Laureano”, de A.M.A., en analitica.com
(4) – Al final lo que domina es “el síndrome de la hormiga roja” – que es lucha entre grupos de intereses, normalmente entre los ricos de una nación o provincia, por apropiarse de la riqueza disponible en la zona. Nada de marxismo y mucho de darwinismo. Aunque en la “versión pantalla” lo que se quiere es salvar a los pobres, mientras ellos se enriquecen opulentamente, y otros más osados, desean salvar a la propia humanidad. ¿Por qué no empiezan con el municipio Andrés Eloy en Barinas?

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