Opinión Nacional

Mi visión del 18F

Hubiese querido escribir anoche mismo pero el cansancio no me dejó. Aun hoy el cuerpo me pasa factura por la jornada de ayer.

Algunos puede que se pregunten por qué, si no hubo marcha. Algunos, tengo entendido, sintieron frustración o cuando menos estuvieron desconcertados. Desconcierto, esa es la palabra clave, quizá. Una entrega como la de ayer no podía hacerse bajo esquemas de planificación de evidencia colectiva. Había que desconcertar al enemigo y eso pasaba por desconcertar a todos. Por lo tanto, no podía haber tarima ni equipo de sonido.

Antes de narrar desde donde viví la jornada de ayer, les doy mis conclusiones:

1. Se demostró claramente que hay un pueblo que despertó y que no tiene miedo ante tanta amenaza del régimen. Todos ayer salimos preparados a recibir plomo, gases, agua; preparados para correr, levantar muertos, heridos y quizá terminar presos. Una prima con quien coincidí en el análisis lo describió muy bien con estas palabras: El abrumador apoyo de la gente en las calles a Leopoldo dio nueva vida al espíritu guerrero del venezolano y demostró una fuerza de oposición que el extranjero no había visto claramente.

2. Se demostró que hay liderazgo y no uno solo, aunque se catapultó sin duda el de Leopoldo con carácter heroico… y como nos gusta eso a los venezolanos.

3. Se demostró que la oposición está unida, que la MUD sigue viva, que a pesar de que se difiera en el método, el objetivo común es más fuerte.

4. Se atrajo la mirada del mundo hacia el país, como nunca antes. Sacó provecho de la atracción que se hizo días antes de los medios internacionales.Se proyectó la imagen de un pueblo – la oposición- que está queriendo salir de esto de manera pacífica (aunque nos está costando mucho lograrlo) pero el liderazgo está demostrando que ese es su mensaje. Aquí complemento con las palabras de mi prima quien es experta en comunicación estratégica… La puesta en escena de la entrega no pudo ser más explotable para los medios externos (la familia, la esposa, las flores, la expresión de Leopoldo, la emoción del momento). Esto no va a pasar inadvertido en ninguna parte. Humanizo visiblemente a la oposición, que había sido posicionada como «violenta, fascista, etc»).

5. De lo anterior se están convenciendo también parte de quienes están del otro lado de la barrera, al menos los que observan y piensan; entre ellos incluyo a muchos de los que están en esas fuerzas a las que ponen a reprimirnos. Por eso insisto en que a ellos hay que hablarles mucho.

Estoy convencida de que dimos un gran paso y ganamos mucho espacio. Primero entre nosotros mismos para darnos más fuerza en la lucha; luego, ante ese pueblo aun apático o dudoso; finalmente, ante la comunidad internacional cuyo apoyo moral también requerimos.

Desde dónde lo viví

Viví la jornada de ayer desde donde suelo vivirla, en la cabeza de la “marcha”. Ahí donde está el piquete de GN o de la PNB, ¿por qué? Porque me gusta hablarle a ellos. El primer piquete era de jóvenes policías mujeres. Organicé a las mujeres que ahí estábamos para formar una cadena y que fuésemos las que estuviésemos al frente si era necesario romper piquetes y no hacerlo con violencia. Pude constatar que el objetivo principal de los jóvenes que estaban al frente era exactamente ese y de hecho aceptaron nuestra espontánea organización para mantener el orden y más bien contener a nuestra propia gente al tiempo que evitar que los piquetes actuaran contra nosotros. Fue más duro lo primero, pero lo logramos y estoy convencida de que dio sus frutos. Mi único momento de miedo ayer, la fuerza de la masa que estaba a mis espaldas queriendo romper el piquete. Me tocó hablar por el megáfono porque los que estábamos frente a los escudos de la GN podíamos ser aplastados. Constaté la fuerza que aun hay en mi cuerpo, el que hoy me está pasando la factura.

No puedo dejar de narrar el diálogo con las policías. Como tantas veces lo he vivido, pude constatar en ellas el mismo sentir de nosotros. Cuando les hablaba de la preocupación por nuestros hijos al salir a la calle asentían con discreción; cuando les hablé de lo vivido con mi amigo secuestrado –él y su esposa se habían acercado a ponerme una medalla de La Milagrosa- increíblemente a más de una se le brotaron las lágrimas al ver las mías; cuando les hablaba de que lo peor que nos había hecho el régimen era dividirnos y confrontarnos, nuevamente asentían, inclusive con menos discreción. Repartí la oración de la Virgen del Carmen para que nos cuidara; comencé por ofrecérselas a ellas pero tenían miedo de soltar su cadena y de extenderme la mano, entonces comencé a repartirla entre las mujeres de mi cadena y acordamos leerla en voz alta por ellas y por nosotras. Una de las policías perdió el miedo, soltó la cadena, me extendió la mano y me pidió que le diese una. La leyó con nosotras y me dio las gracias. ¡Gracias a ti Graciela! Cuando les ordenaron retirarse, se despidieron de mí, recibí palabras como ¡cuídese por favor! ¡Dios la bendiga! ¡Gracias!.

Luego de que la marcha se dispersara, me dediqué a hablar con los GN que estaban en diferentes puntos de bloqueo que hicieron dividiendo a la ciudad en oeste y este; les hice el símil con el muro de Berlín, nuevamente hablé de nuestros puntos en común. Fue impresionante como más de uno con disimulo mostró su acuerdo conmigo, con la cara o hablando en voz muy baja. La frase final que les dirigí fue “el día que suelten los escudos y las armas frente a nosotros, será el día en el que de verdad hagamos Patria”.

Finalmente me dirigí hacia la Av. Tamanaco y ahí me conseguí con el mejor cierre que pudo haber tenido la jornada. La camioneta en la que trasladaban a Leopoldo rodeada de una enorme masa de gente. Leopoldo se asomó y pidió calma. Creo fue un equivalente al famoso “por ahora“ de 1992. Leopoldo se coronó. A rey muerto, rey puesto.

La cosa no terminó ahí. Nicolás dijo que no permitiría que nadie tomara la autopista. La autopista ayer fue tomada desde Altamira hasta La Carlota por la oposición y sin que nada ocurriese. La gente se aglomeró a las puertas de la base aérea y a pesar del despliegue de soldados, NO HUBO MIEDO. Solo unos soldados armados hasta los dientes… del otro lado de las rejas.

Pude constatar de qué lado estuvo el miedo ayer. No fue del nuestro. Nunca había visto el despliegue de fuerzas que vi al retirarme del este para pasar hacia el oeste de la ciudad en horas de la noche. A nivel de El Rosal, la autopista estaba totalmente trancada por contingentes de la GN y por tanquetas. Mi mayor sorpresa fue al llegar a la altura de la UCV. Ahí fue cuando más cuenta me di de qué lado está el miedo. Era anormal y más que amedrentador, risible. No menos de 4 filas de GN perfectamente alineadas, seguidas de otras tantas de PNB, sin contar el número de tanquetas que no pude llegar a precisar.

Ya saben en dónde está el miedo hoy. Cada vez más se le ven las costuras al régimen.

 

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