Mientras Chávez hace mejor campaña que la oposición el CNE sigue sin aclararse

Se molesta con frecuencia el Presidente del Consejo Nacional Electoral por las críticas y por el constante movimiento de opinión e información desfavorable a la actuación del poder público que preside. Nadie está para dudar de la integridad personal y profesional del Dr. Carrasquero ni de ninguno de los rectores, ni siquiera del resto de la cadena de mando y la organización. Pero tampoco tiene derecho alguno, ninguno de ellos, a reclamar opiniones, porque tánto derecho tienen los ciudadanos a votar, como a expresar sus opiniones, que ambos derechos vienen a ser el mismo. Y si a cualquier ciudadano le parece que el trabajo del CNE no es satisfactorio, tiene no sólo el derecho sino incluso el deber de decirlo públicamente. Tampoco tiene el CNE por qué quejarse de las denuncias públicas cuando es obvio que están funcionando con retraso, y que a un mes de haberse entregado las firmas para el revocatorio presidencial, todavía existen dudas sobre fechas. La directiva del CNE ni siquiera ha respondido satisfactoriamente a quejas de electores respecto a la participación de sus suplentes, ni a los constantes señalamientos de falta de neutralidad de parte del personal interno, y encima está siendo escandalosamente limitante respecto a la presencia de los observadores internacionales en todos los pasos del proceso de verificación de firmas.

¿Están claros los distinguidos rectores de la gravedad de que llegue el momento de decidir sobre el revocatorio y existan dudas sobre esa decisión? ¿Han entendido lo que significaría que los observadores de la OEA y del Centro Carter no tengan elementos suficientes para respaldar la decisión que el CNE tome? El periodista Miguel Salazar (“Quinto Día”, viernes 23-01-04) anuncia que el actual Presidente del CNE irá seguramente como Presidente del Tribunal Supremo de Justicia una vez este poder sea ampliado de acuerdo a la ley que el gobierno está empeñado en hacer aprobar por la Asamblea Nacional, y que ese cargo sería por no convocar al revocatorio. ¿Va a responder el Dr. Carrasquero a ese anuncio? Porque si eso no se aclara con absoluta convicción, ahí hay ya un grave motivo para sospechar del Presidente del CNE en particular.

Los rectores del CNE tienen derecho a defenderse de acusaciones y sospechas, pero no de enojarse. Ellos son responsables de un derecho máximo, fundamental, inherente a la democracia, y cualquier ciudadano tiene el deber de estar vigilante al respecto. Entonces, no se trata de dejarlos tranquilos, sino al contrario.

Pico y pala

Aclara el presidente en su programa de ayer cómo va a ser la famosa Misión Vuelvan Caras anunciada para generar cientos de miles de empleos en todo el país. Pico y pala de frente. No necesariamente grandes obras públicas en el sentido clásico de las dictaduras, sino numerosísimas obras menores como arreglos en las barriadas populares. No es un mal plan, al contrario. Se emplea a miles de hombres, se los pone en los barrios más necesitados, se puede hablar de que el gobierno efectivamente está ayudando a los pobres. Chávez sigue en campaña electoral y, en ese sentido, sigue haciéndolo bien, desde la perspectiva propagandística. Chávez está blindando el entusiasmo de sus seguidores, ablandando la indiferencia de los neutrales y erosionando los argumentos de quienes se le oponen en los sectores populares. Cuenta con los resultados de esa estrategia, muy cara en dinero si usted quiere, pero con grandes probabilidades.

La oposición no tiene tiempo para discusiones, por muy democráticas que sea

Chávez pone dinero y emoción en su campaña, y esa sensación importante, para quienes poco o nada tienen, de que hay un jefe que manda, y que de verdad los está ayudando. La constante propaganda, como mínimo cada domingo, disminuye la impaciencia y fortalece la esperanza. El mensaje de la oposición sigue siendo un tanto vago, esos mismos pobres que hoy sólo ven a Chávez en su horizonte –tanto si les gusta como si no- no tienen certeza alguna de que los programas de ayuda social van a seguir o van a desaparecer, si van a ser mejorados, reconducidos o cambiados por otros; no tienen la más remota idea de quién lo va a hacer; no sienten a la oposición preocupándose por ellos ahora, ¿y entonces por qué confiar en que se preocuparía después?

Mientras Chávez habla constantemente de elecciones regionales y nombra y defiende candidatos a diestra y siniestra –que están, ellos también, en campaña-, la oposición se enfrenta a sí misma dando una doble y peligrosa sensación: por una parte, que no está preparada para las elecciones regionales –lo cual implica por descarte que entonces Chávez las ganará; por la otra, que la selección de candidatos será una batalla feroz entre ambiciones de poder. No es posible que a estas alturas siga pareciendo que hay dos grupos opositores enfrentados, uno integrado por Primero Justicia, Proyecto Venezuela y la Causa R, y el otro por AD, Copei, MAS y otros. Es absurdo que la Causa R diga que no se anota en un grupo porque allí está Acción Democrática, y que Primero Justicia arme un escándalo e incluso amenace con desvincularse de la Coordinadora Democrática por una decisión que, en cualquier caso, es del Consejo Nacional Electoral en pleno derecho constitucional.

La Coordinadora Democrática ha hecho un gran trabajo que la llena de méritos; pero ese trabajo no sólo no ha terminado, sino que ya está en su fase definitiva. A estas alturas, se gana o se pierde, no hay más opciones. Armense de paciencia y trabajen a fondo y con desprendimiento en beneficio de todos y no de sus partidos y propósitos personales, señores Enrique Mendoza, Henrique Salas Römer, Andrés Velásquez, Henry Ramos Allup, Juan Fernández, Eduardo Fernández y demás dirigentes de primera línea.

>h6>*Artículo publicado en el diario El Globo, 26 enero 2004