Opinión Nacional

Mucho más de un 10%

Es muy respetable, muy honorable tener ideales y defenderlos «hasta con la propia vida». Seguramente también produce una sensación de bienestar, de orgullo y satisfacción consigo mismo. El ego se siente complacido cuando se protagoniza la historia, esos individuos están completos, nada les falta, son habitantes de un todo, de la verdad, de la mentira, son emisores sinceros de jucios de valor, siempre son inocentes en nombre de sus ideales, que justifican cada acción.

También es respetable desconfiar de los ideales, considerarlos enemigos de la sensatez y de la producción de ideas útiles para la solución de los problemas que se presentan minuto a minuto en la vida de cada sujeto en particular o de un colectivo. Seguramente los que piensan y viven dentro de estas consideraciones deben hacer un gran esfuerzo para enfrentarse a su no-todo (no todo es verdad, no todo es mentira), a su falta, a la imposibilidad de justificar sus actos cuando éstos violentan a otros y a sí mismos, a la necesidad de analizarlos y buscar soluciones, todo esto sin hacer juicios de valor.

Hay personas cuyo mayor afán es observar pajaritos, es la razón de su vida. No perjudican a nadie, a veces hacen estudios que resultan importantes para conservación de las especies, poniendo su granito de arena en la difícil tarea de los ecologistas.

Nuestro pueblo se encuentra herido mortalmente por el idealismo y como atravesado por la flecha de cupido se ha enamorado ciegamente del país, causándole estragos indescriptibles, porque las palabras no alcanzan un todo. A tal punto este «enamoramiento» lo perjudica que lo ha partido en dos. Dos conjuntos, cada uno en la totalidad que los envuelve e hipnotiza, se han declarado propietarios de Venezuela, se han denominado «gobierno» y «oposición», evidenciando que no todo puede simbolizarse, ya que ambos gobiernan y se oponen al mismo tiempo y en la misma medida, ciegos y sordos ante la dramática situación en que se encuentra el «objeto de su amor». Tal vez la ocupación constante de los «enamorados» sea la conspiración, una forma de rivalizar aún a costa de la destrucción del objeto que supuestamente desean, que finalmente resulta ser la «victoria» sobre las ruinas de lo que un amor narcisista representa en el valor que cada uno se otorga a sí mismo y el reconocimiento que espera recibir.

Hoy como ayer está nuestra tierra generosa ofreciendo todo lo necesario para que un país sea próspero, para que un pueblo se desarrolle en todos los sentidos, pero hoy como ayer los protagonistas de la historia (de nuestra joven historia con escaso registro e idolatrados personajes) están muy ocupados adorando sus ombligos y asumiendo ideologías, haciendo uso ligero y abuso de palabras como «libertad», «paz», «justicia» o «democracia». En honor a esos conceptos, así como puede interpretarse la Constitución de mil maneras, cuando en estos momentos la principal fuente de ingresos de Venezuela (el petróleo) ha paralizado la distribución y almacenaje del producto y sus derivados, deteniendo por efecto la producción en las refinerías, la distribución de gas y muchas cosas más, tanta razón tienen los expertos de (%=Link(«http://www.pdvsa.com»,»PDVSA»)%) en augurar una catástrofe si se prescinde de ellos, de su experiencia y actualización en el manejo del «gran misterio», como el Gobierno legítimo, quien a través del Ministerio de Minas e hidrocarburos, en el artículo 21 de la Ley de Hidrocarburos expresa lo siguiente: «Las personas que realicen las actividades de almacenamiento, transporte y distribución previstas en este Decreto de Ley, están obligadas a permitir el uso de sus instalaciones a otros almacenadores, transportistas o distribuidores, cuando dichas instalaciones tengan capacidad disponible para ello y así lo exija el interés público o social. Tal uso se realizará en las condiciones que las partes covengan. A falta de acuerdo, El Ministerio de Energía y Minas fijará las condiciones para la prestación del servicio.»

El peligro es evidente, el abuso es grotesco, sin embargo, cualquier participante de esta forma de vida sigue lo que le dicta su conciencia. La ruina económica y moral que este «paro cívico» está generando puede hacer tanto daño que no me alcanza la vida para pensar en él. Algo importante, sin embargo, es la toma de conciencia en cada venezolano de que son accionistas de la principal empresa del país, Petroleos de Venezuela. Muchos no se habían enterado, creían que era de «aquellos otros». Hoy hasta el mendigo venezolano sabe que su limosna depende de lo que de su tierra brota.

Mucho más de un 10% de la población venezolana ya está muy cansada, triste y aturdida ante la euforia de estos conjuntos. Mucho más de un 10% tiene más ideas a materializar que ideales para soñar y está siendo maltratado por la violencia de un enfrentamiento sin tregua que pareciera no tener fin. Mucho más de un 10% sí tiene miedo.

(*): Médico – Psiquiatra

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba