Opinión Nacional

Navidad y Año Nuevo… ¿felices?

Es muy duro no poder sostener las visiones optimistas y esperanzadoras, y por el contrario caer sin más en la violenta realidad nuestra. Así me pasó el 24 de diciembre cuando en un centro comercial cerca de casa se hizo una fiesta supuestamente rave con música electrónica a intolerable volumen desde las once de la noche ¡hasta las 11 de la mañana del día siguiente! No hubo quien lograra detener esa locura. En la madrugada del 1/1, de nuevo : desde las 2:30 AM hasta las once y pico de la mañana, igual música, parecido volumen.

Previendo lo que posiblemente sucedería el año nuevo, el 27/12 me entrevisté con un Concejal de mi municipio, quien me prometió hacerse cargo del asunto, tranquilizándome amistosamente y dándome su número celular. Para nada porque los angustiosos mensajes enviados el 1/1 no tuvieron respuesta alguna, ni siquiera acuse de recibo.

El teléfono de emergencia municipal manifiesta no poder atender el asunto porque hay dos emergencias de tiroteos en el Municipio. El oficial de guardia en el módulo policial de la urbanización, en la primera llamada me confirma el tiroteo y expresa que antes que nada está la seguridad de los compañeros policías, además que no hay patrulla disponible. Le propongo llevarlo en mi carro, pero no se puede dejar el módulo solo. En las tres llamadas siguientes realizadas con intervalos de hora y media, me informa el oficial que tres veces han ido patrullas de la policía municipal al sitio del escándalo pero que los organizadores se niegan a terminar la fiesta o a bajar el volumen. Es más, quien fungió como vocero de los fiesteros se presentó como Juez de Paz de una de las urbanizaciones del sector. Lo cumbre vendría a las 11:30 AM del primero de enero : Cuatro oficiales de la policía municipal en la puerta del local del escándalo, departiendo y cordializando con los papeados y enjoyados de seguridad del local, disfrutando sabrosos refrigerios servidos en vasos altos, mientras extraños e inclasificables personajes de la fauna celebrante iban emergiendo del bizarro mundo tecno a la agresiva luz del mediodía caraqueño.

Este cuadro fue adornado con la inclemente alarma del carro de un respetable vecino que salió de viaje dejándonos su regalo : Una alarma híper sensible que se disparó infinitas veces con los fuegos artificiales, carros circulando, etc.

Estas pequeñas molestias las cuento para ilustrar la espantosa degradación de la calidad de vida en la ciudad, más impactante aún al tratarse de una urbanización de clase media alta del Este de Caracas. Y para dar ejemplo de los infinitos abusos y agresiones entre nosotros mismos. Y para evidenciar la espantosa indefensión del ciudadano de a pie frente a otros, también de a pie o apenas subidos en patineta.

Es imposible no saltar del pequeño relato personal a una dramática mirada a lo que nos sucede como país, donde nos hemos vuelto locos, comportándonos según lo peor de nosotros mismos. Yo sé que no siempre fue así y que posiblemente tampoco sea así siempre en el futuro, pero mientras tanto… ¡cuán difícil es el tradicional Feliz Navidad, Feliz Año!

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