Opinión Nacional

Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario

La frase que titula este escrito, cuya originalidad no es de un obsoleto presidente nuestro, sino del hombre cuyo recuerdo puede suscitar una leve sonrisa en nuestros rostros, Mario Moreno “Cantinflas”, ejemplifica una realidad y un anhelo en estas horas políticamente funestas del presente venezolano.

El anhelo en la frase significa la necesidad que un tercer lado asuma las riendas del caballo desbocado cuyos jinetes radicalizados están conduciendo a la carreta que lleva por nombre Venezuela al borde de un despeñadero. Dos posiciones caracterizadas por el abuso de un lenguaje conveniente para movilizar a la masa, dos sectores que se conciben a sí mismos, y lo peor de todo, que conciben a Venezuela, en torno a un mundo estrictamente dualista y maniqueo. “Nosotros o ellos”, “Amigos o enemigos”, “traidores o patriotas”, son las expresiones duales que bien puede transmutarse al lenguaje maniqueo “Dios o el demonio”, “lo bueno o lo malo”.

Un tercer lado concibe que no existe masa a movilizar, sino sociedad que debe participar. Que no existe monopolio de la verdad en un individuo o un grupo, sino que la misma es producto de la construcción social por medio del diálogo y la negociación. Asume a la democracia como espacio para la discusión, soportando las grandes diferencias que pueda tener; es decir, el talante democrático está no en la tolerancia sino en el pluralismo, por cuanto la primera significa aceptar al distinto a regañadientes, y que en la primera oportunidad lo podría eliminar políticamente, y la segunda significa que el diferente es inevitable en cualquier sociedad, y por ello no sólo hay que tolerarlo sino darse cuenta que en la diferencia está la riqueza. Ahí está lo realmente difícil: poner en práctica la democracia; es decir, es abismalmente cuesta arriba tener la conciencia de la necesidad de que un “chapista”, o un “escuálido”, exista para que podamos crecer como sociedad. He ahí la diferencia entre la práctica democrática y la retórica que hace uso nuestros líderes de ambos bandos en torno al término “Democracia”.

Como una pelea callejera donde se enfrenta a puñetazos dos individuos de diferentes bandas, aglomerándose alrededor la comunidad que observa a los exaltados, el tercer lado es aquella comunidad que observa a esos dos bándalos pelearse arruinando a otros a su alrededor; comunidad que actúa finalmente y evita que éstos fanáticos políticos se destruyan a ellos y a nosotros en su lucha.

Es hora de que el tercer lado (¿los NI-NI?) escondido e ignorado actúe y participe en procura de domeñar los caballos desbocados, de lo contrario, sonreiremos al final al recordar a “Cantinflas” pero con la certeza de que el alma llora cuando el rostro ríe .

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