Nuestra lucha patriótica por la liberación nacional
A la contradicción fundamental entre la minoría exigua de comunistas que detenta el poder político y la inmensa mayoría democrática que rechaza el comunismo (85% según las encuestas fiables), se añade, para agravar el conflicto entre ambas, la traición a la patria de esa minoría exigua de comunistas que le ha entregado el país a Cuba hasta convertirlo en su protectorado, lo que va en contra de la inmensa mayoría democrática (también el 85%) que rechaza el modelo cubano. Esto hace que nuestra lucha contra el comunismo y por la democracia sea al mismo tiempo la lucha por la liberación de Venezuela del yugo cubano. Tenemos, pues, por delante la lucha por la democracia unida indisolublemente a la lucha por la liberación nacional, porque el camino a la democracia pasa por el rescate de la independencia perdida ante Cuba a causa de la traición de los comunistas que nos gobiernan.
A la inmensa mayoría democrática y patriótica (85%) debemos movilizarla contra el comunismo y contra Cuba, representados ambos por Chávez. ¿Cómo hacerlo? Primero adoctrinándola con un lenguaje sencillo y gráfico para que todos lo comprendan y lo vean claro. Ya que estamos entrando en el bicentenario de la independencia que perdimos, usemos por ejemplo la comparación. Tenemos de nuevo por Rey a un tirano, para remate comunista, que nos gobierna desde el extranjero. No se llama Fernando VII. Se llama Fidel Castro Ruz. No tiene su corte en Madrid, sino en La Habana. Allá tiene su Consejo de Indias, adonde van presidente y ministros de Venezuela a rendirle cuenta. Desde allá nos llegan sus Leyes de Indias que aquí refrenda el Cabildo, ahora Asamblea Nacional. Desde allá ha venido una legión de agentes coloniales para ejercer tutela sobre el gobierno de aquí. Igualito que hace doscientos años, sólo cambia que éstos no son españoles sino cubanos, los cuales han resucitado además a la Compañía Guipuzcoana. Ahora la llaman Cuba-Import, la que hace las importaciones que requiere Venezuela. Y si fuera poco, radicada también en La Habana está Petro-Caribe, la que tiene el monopolio del petróleo venezolano en el Caribe, tal como hace dos siglos los españoles tenían el monopolio del cacao.
Al Capitán General de la Provincia de Venezuela ya no se le llama así. Es ahora el Comandante-Presidente. Leal a su Rey cumple fielmente sus instrucciones. Ejecuta cabalmente el plan cubano de implantación del comunismo en Venezuela. Se desvive por Cuba, su madre patria. La quiere tanto que se ha propuesto convertir a Venezuela en otra Cuba para que él pueda vivir a gusto en ella. Por todo ello se le conoce como Hugo El Cubano.
Advirtamos, sin embargo, en este paralelismo histórico, que Hugo El Cubano no se parece a Emparam, quien renunció al cargo entregándolo pacíficamente para evitar derramamiento de sangre. Se asemeja a Boves. Tenerlo a él en la presidencia es como tener a Boves de Capitán General. Boves fue un demagogo a quien seguía el malandraje movido por el saqueo a la propiedad ajena. Boves fue un genocida movido por el resentimiento.
Sólo un Boves reencarnado podía dar la orden de cometer genocidio contra los que habitamos en el este de Caracas si llegase a perder el poder. A todo el malandraje que lo sigue, descendiente del malandraje de Boves, le ha ordenado un “pogrom”, o sea, el linchamiento multitudinario de todos los que no somos comunistas, acompañado de la destrucción de nuestros bienes inmuebles y muebles. Coincidente con su amenaza se presenta, enviado por Fidel, el matón cubano Ramiro Valdés, alias “matasiete”, que sólo sabe de electricidad la que usa para torturar. Viene a organizar la represión ante el peligro de que la crisis energética sea el detonante de la rebelión popular.
Quede bien claro que no estamos enfrentando sólo a Hugo El Cubano, quien es un instrumento. Estamos enfrentando a la Cuba comunista, la que ha sojuzgado a nuestro país para explotarlo y para imponerle el comunismo a la fuerza. Y todo porque los comunistas que nos gobiernan han devenido en subalternos suyos traicionando a la patria. La nuestra es, por esta razón, una lucha patriótica por la liberación nacional.
