Opinión Nacional

País de muerte

 

Sentimientos de irritación, desespero y tristeza se apoderan de los venezolanos al conocerse la muerte del productor agropecuario Franklin Brito. No se explica el país la insensibilidad criminal, la prepotencia y la intolerancia del régimen militarista que pudo evitar el desenlace fatal de un hombre honesto y esforzado que dedico su vida al trabajo  productivo.

Con el caso de Franklin Brito el gobierno de Hugo Chávez deja ver el perfil macabro de la muerte en un Estado cruel y despiadado que no le importa la vida de nadie y que viola sistemáticamente  la Constitución, que garantiza el derecho a la vida y los derechos humanos descubriendo la falsedad del llamado “socialismo humanista”.

Como Mahatma Gandhi,  Franklin Brito siguió el camino de la protesta pacífica,  de la no violencia para exigir al gobierno justicia por unas tierras que les fueron arrebatadas por una expropiación injusta de su fundo “Iguaraya”,  en el municipio Sucre del estado Bolívar.

Desde el 24 de noviembre de 2004 Brito comenzó el calvario de huelgas de hambre para reclamar lo que le pertenecía y que por las vías legales se le había negado sistemáticamente declarándose las instituciones incompetentes.

Luego de ocho huelgas de hambre el régimen insensible de Hugo Chávez  no se perturbo ante el drama que vivía este venezolano,  solo se le respondía con mentiras, vejaciones y agravios  como acostumbraban los gobiernos totalitarios comunistas caracterizados por su crueldad y su hipocresía.

Exigía Franklin Brito el derecho sagrado de ser libre  luchando por lo que le pertenecía a él y a su familia llegando incluso a coserse la boca y amputarse un dedo para ser escuchado por los burócratas del gobierno pero nada hicieron para evitar el sufrimiento.

El caso de Brito es un signo revelador de que tenemos un Estado que no le importa ni le preocupa la vida de los venezolanos que recurren a la huelga de hambre como instrumento para ser escuchados.

La “defensora del pueblo”, Gabriela Ramírez, declara que “Brito no presenta la mejor condición mental”  y la Asamblea Nacional vive en otro mundo como sino estuviera ocurriendo nada. No actúan, no se les ve reguardando los derechos constitucionales.

Sin embargo, lo más triste son las declaraciones de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz,  calificando también de “perturbado mental” a Franklin Brito cuando nueve evaluaciones psíquicas y psicológicas lo hallaron en condiciones mentales normales.

De paso, el Ministerio Público no acata las medidas cautelares exigidas por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos  no se le  garantiza la vida.  Es conmovedor ver como  la gente de un país lucha por sobrevivir.

De nada valieron las cartas y los exhortos de la OEA,  de la ONU, de las ONG internacionales que vigilan  los derechos humanos en el mundo.  

Otros signos reveladores que se enlazan con el caso de Franklin Brito es el rechazo de la gente en la calle, en los mercados, en las plazas públicas en cualquier conversación donde se observa un país molesto  a la vez aterrado por la inseguridad donde peligra todo desde la vida hasta la propiedad privada que cualquiera tenga.

El país ante estos acontecimientos dolorosos tiene el poder de la palabra y la fuerza del voto el 26 de septiembre. Es la hora crucial de la patria para que reine la vida y no la muerte. No perdamos la esperanza después de la oscuridad viene la luz.

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