Para qué se ocupan de Capriles
Algo debe andar mal en el Gobierno que desde todas sus tribunas comunicacionales hablan de conspiraciones y golpes en los que estaría metido el candidato opositor, Capriles Radonski. De esas cavilaciones se ha ocupado hasta Fidel Castro, quien hizo advertencias alarmantes sobre conspiraciones en marcha en Venezuela. No ha faltado la esperada invasión norteamericana muy parecida a la esperada por Fidel desde hace 50 años. Pudimos ver también las extravagancias del sujeto de los brinquitos de VTV con el asunto de los crucigramas encriptados, nada menos que desde el diario que dirige un editor incondicional con la revolución. En el coro nunca han faltado hasta los voceros de tercer nivel de la Asamblea Nacional, cuyos nombre nadie recuerda. Y hasta el «aspirante» vicepresidente Elías Jaua dedica todo su esfuerzo diario a «analizar» las andanzas de Capriles Radonski. Jaua tuvo incluso la original idea de acusarlo por traición a la patria, por la visita que hiciera a Colombia, la tierra del nuevo mejor amigo del Presidente. ¿En qué quedamos?
Así las cosas, no es comprensible cómo el venezolano más vigilado en el país por cuerpos de inteligencia, funcionarios y medios oficialistas, que además de la penosa tarea de andar «casa por casa», tiene la facultad de organizar conspiraciones de tan alto calibre y la habilidad de no dejar pruebas que lo ponga tras las rejas.
Elías Jaua, citando a GIS XXI comenta que Chávez cuenta con 81% de intención de voto. Con esa extraordinaria ventaja, la cual además califica de irreversible, no alcanzamos a comprender por qué las más altas figuras del Gobierno manifiestan tanta preocupación por el candidato opositor.
Decimos que algo anda mal en los lados de Miraflores porque si además de los votos tienen en sus manos a una Fuerza Armada «chavista» y al servicio de la revolución, como nos lo recuerda su comandante en jefe y su ministro de Defensa, no vemos por qué tanta angustia por lo que haga un candidato que apenas llega a 21% de intención de voto y encima no cuenta con los recursos que tiene el Gobierno como para andar regalando casas, préstamos bancarios sin retorno y becas para todo el mundo.
Si de conspiraciones quiere hablarse, primero hay que voltear hacia quienes tienen las armas y en segundo lugar en quienes tienen algo qué perder. En el primer caso los únicos que tienen el poder armado están en la FANB, que siendo «chavista» una acción armada no iría contra Chávez y su proceso, sino contra Capriles ante un eventual ascenso electoral. En el segundo caso, quienes tras haber conquistado el poder hace trece años han amasado poder y fortuna, son los que tienen mucho que perder.
