Opinión Nacional

“…por la calle de en medio”.

El criminal atentado contra Marta Colomina confirma, una vez más, que el discurso al que nos tiene acostumbrados el presidente de la Republica genera acciones violentas por parte de los adictos a la “revolución bonita” que desembocan en hechos deplorables como lo ocurrido con tan distinguida comunicadora social que, de no haber mediado circunstancias afortunadas, pudo haber concluido en irreparable tragedia que hoy estaría lamentando el gremio periodístico en su conjunto así como también la sociedad civil en general y, de modo específico, el movimiento opositor a la desastrosa gestión de gobierno de Hugo Chávez.

No es por coincidencia que, cada vez que el jefe del Estado en alguna de sus intervenciones públicas y, en particular en el programa radiotelevisado ¡Aló, presidente!, la emprende contra alguien sea quien sea, inevitablemente se produce alguna acción de neto perfil terrorista, de lo cual son ejemplos fehacientes lo acontecido con el Consulado de Colombia, la Embajada de España y la residencia del gobernador de Miranda, para no mencionar tantos otros sucesos similares cuyos resultados se inscriben en el propósito de pregonar la paz con el mazo en la mano que, no otra cosa es la constante amenaza de que la “revolución” tiene armas de guerra suficientes para enfrentar a sus adversarios en cualquier terreno. Postura esta, por cierto, que justifica el escepticismo con que distintos sectores de la oposición al régimen temen por la realización del referendo revocatorio ya que, después de escuchar, entre otros, al primer magistrado nacional, a su vicepresidente ejecutivo y a su ministro de infraestructura, declarar de modo paladino en contra de la iniciativa que consagra el artículo 72 constitucional, es lícito esperar cualquier clase de abusos y tropelías para impedir el acceso de la ciudadanía a los recintos de votación cuando el CNE fije fecha para la celebración del expresado referendo.

Así las cosas, cobra vigencia el planteamiento de que el acuerdo pactado entre gobierno y oposición para erradicar la violencia y promover la realización del referendo revocatorio, de hecho hoy día no tiene mayor sentido, puesto que una de las partes actúa en forma tal que, puede decirse, anula todo lo acordado para encontrar una salida política a la grave crisis de diversa índole que castiga al país, la cual se ha profundizado, que duda cabe, desde que Hugo Chávez asumió la primera magistratura de la Nación.

Se justifica, por tal razón, la frase que da título al presente comentario: “Echar por la calle de en medio”, o sea, atropellarlo todo, que es, sin reparos, la determinación del régimen para sostenerse en el poder a costa de lo que sea, motivo suficiente para que la oposición endurezca sus acciones a fin de que, democrática y pacíficamente, Venezuela recobre, junto con el estado de derecho, todo aquello que se traduzca en un auténtico ejercicio y reconocimiento de las libertades y garantías que consagra la Constitución de la República.

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