Sin miedo
Estoy convencido de que la descomposición social de este año se acentuará. La crisis está dejando un escenario de tristeza. Un ambiente desolador inunda al Zulia. Como los cientos de miles y millones de venezolanos los zulianos sufrimos las terribles consecuencias de este régimen que acaba con todo. Cualquier persona puede ver las caras de terror de toda la gente obligada a vivir en las condiciones más difíciles entre las fauces de la muerte aprisionando sus cuerpos agotados producto del hambre y con el peligro que ronda en cualquier esquina. El espectáculo vergonzoso de un pueblo lleno de miedo y muerto de hambre dirigido por un presidente megalómano y totalitario es prueba de a donde hemos llegado. Caracterizado por la inercia y la pobreza en dar soluciones a la terrible crisis que hoy nos afecta. Deja ver el semblante de un régimen que carece de voluntad política en solucionar los problemas de la gente atrapada en una política estatista corrupta e ineficaz impregnada por criterios marxistas-leninistas fracasados en el mundo. Endeudados con otros países y atrapados en una terrible devaluación la inflación devora los escasos salarios y la pobreza arropa a toda la población. Presuntuosos los funcionarios y diputados del gobierno avalan la errática e irresponsable política del gobierno tan importante para la vida del país. En la conciencia de la gente no pueden pasar desapercibidos la más de una década en el poder de Hugo Chávez. Estos largos 11 años llenos de discursos patrióticos, de exhortaciones, de agresiones verbales, tratan de persuadir la opinión pública del carácter popular de las medidas que se anuncian. Es necesario el repetitivo fracaso, uno tras otro, para que el país empezara a despertar del prolongado letargo político. Pueden palparse en la calle, en los poros de la vida nacional el rechazo contundente al gobierno de Hugo Chávez. El solo hecho de presentar candidaturas por el Zulia a la Asamblea Nacional por parte del oficialismo deja ver el rebusque de mentiras a fin de ver si sobreviven en el poder mas allá del 26 de septiembre. Estas circunstancias son indicios reveladores de lo que ocurrirá en la putrefacta sociedad venezolana. No puede haber ya ninguna duda. El país ya se cansó de la torpe conducción de país y como sus cómplices sembrados en el poder por el dedo de la mano presidencial se hacen alcahuetas de las vagabundearías y la incapacidad que señalan los medios de comunicación independientes. Faltan unos días para las elecciones parlamentarias tiempo mas que suficiente para que el oficialismo intente alterar las precarias condiciones de su legitimidad. La atmosfera del amedrentamiento, el chantaje y el miedo se acentuarán. Las usarán sin ningún asco. Sin embargo, será cada día más difícil cerrar el paso de las nuevas tendencias de cambio en democracia que se incrustaron en el venezolano. De las propias entrañas de la sociedad esta naciendo, sin miedo, una nueva situación política y nadie podrá impedirlo.
