Opinión Nacional

Steve Jobs revolucionario

Cuando fabricó la computadora en su taller casero, Jobs era un adolescente soñador que cautivaba con la fuerza de su visión. Su sueño era cambiar al mundo con inventos que llevaran a las masas al mundo de la informática. A lo largo de 40 años luchó con tenacidad, a pesar de los fracasos que sufrió en la marcha. Apple es hoy la marca más valorada del mundo. Y las innovaciones que comercializó finalmente con vasto éxito hicieron una revolución mundial. Su fallecimiento esta semana enluta a cientos de millones.

El inicio comercial fue el Apple II, un computador personal hecho para abrir a la persona común el espacio de la informática. Yo mismo compré una de estas, al amigo Noel Kingsley, éste un pionero de la computación en la escuelas para educación temprana, hace unos 30 años.

Laborando en Cordiplan, ayudamos a convencer la compra de un Apple II para potenciar la capacidad de cálculo y soslayar las dificultades operativas que el investigador encontraba con el uso de la IBM 360.

Compañeros en la aventura innovadora a nivel ministerial fueron los recordados Andrés Matas y Jorge Trebino, así como Santiago Lebedinsky, que se fajaban con el programa del momento: Visicalc. Otros veteranos dieron luz verde al «proyecto», como Fernando Hernández y la siempre apreciada Maritza Izaguirre, que convirtió así en pionera dentro del gobierno venezolano a la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República.

El Apple II, espectacular entonces, tenía una memoria de 64K y funcionaba con dos unidades de disco, cada una con el peso de un ladrillo, a una velocidad que lucía extraordinaria. El poder computacional completaba cálculos matemáticos complejos en breves minutos, desde regresiones hasta iteraciones de insumo-producto. La alternativa IBM tomaba días para dar resultados de una sola corrida.

Muchos compañeros se acercaban a ver la novedad trabajando.

Jobs fundó Apple Inc., junto con otros genios. Tuvieron que afrontar la respuesta de la gigante IBM que produjo su computadora personal, la PC, y de Microsoft, incipiente empresa con otro genio al frente, que reprodujo con software para la PC algo parecido a lo que Apple hacía en hardware. Apple estuvo varias veces a punto de la quiebra. El propio fundador fue expulsado de la directiva. Pasaron años de altos y bajos. Finalmente Jobs retornó como jefe. Nuevos productos, nuevas tecnologías fueron introducidas. Hasta llegar al G5, el Ipod, el Iphone y el Ipad. Apple logró convertirse en la empresa más grande en capitalización de EEUU, superando a Exxon.

Y es porque Apple fabricó lo que la gente quería, a precios de calidad funcional y estética. Para Apple sus productos nunca fueron un «commodity» de la informática. Eran de avanzada, nunca fueron baratos y jamás dejaron de tener seguidores.

Yo escribo desde una Apple e imprimo en una HP. La primera sigue boyante. La otra languidece. Mi próximo móvil será el Iphone5. El mundo cambió con Jobs. Por lo que hizo en su compañía y lo que forzó hacer en otras. Edison y Ford son otros nombres que rondan en los cambios mundiales. Gates también está allí. Al mundo lo cambian los innovadores. Ni los políticos más retrógrados pueden contra ellos. Son verdaderos revolucionarios.

 

 

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