Opinión Nacional

¿Todavía buscando Mesías?

Recuerdo que cuando era niña, quizá a los 4 o 5 años, quería ser Presidente de la República. Dada mi absoluta falta de carisma abandoné la idea, pues ni siquiera lograba ganar las elecciones de delegado de curso en el liceo o en la universidad. No en vano me extraño a estas alturas de mi vida cuando recibo tres emails de diferentes fuentes diciéndome que Yo debería ser la próxima Presidente de Venezuela. No es un chiste, aunque lo parezca, ya tendría tres firmas para mi inscripción en el Consejo Nacional Electoral apoyando una eventual candidatura.

Lo que más me encanta de mis “fans”, de esos que profesan visceralmente su total e irremediable admiración por mí, es que cuando escribo algo con lo que ellos no están de acuerdo me escriben unos emails –igual de viscerales- con tal cantidad y variedad de insultos que terminan provocándome espasmos en el estómago por la risa. Aparte de llamarme loca –como si eso fuera insultante- me llaman frustrada y me sugieren que me realice un implante de enormes senos o me busque un marido con real para que deje de escribir “guevonadas”… así lo dicen ellos.

Lo interesante del asunto es que es esa la forma habitual de discusión de los venezolanos, quizá podría generalizar aún más y decir que el mal es latinoamericano. Basta con entrar a un foro de discusión de cualquier tema en una página de un periódico latinoamericano y se podrá observar que rara vez se logra llegar al comentario número once sin que se haya puesto en duda la orientación sexual de algún comentarista anterior o se sugiera un round de sexo salvaje a alguna participante, incluso la zoofilia forma parte de las sugerencias habituales en estos foros de internet, casi siempre con un burro.

No es de extrañar que esa misma pasión desenfrenada se manifieste en la vida política, ahora me limito al caso Venezuela.

Desde hace mucho tiempo no he logrado imaginar una salida pacífica a la crisis política venezolana. Quizá la hay y simplemente Yo carezco de la imaginación suficiente para verla. Por desgracia, el agotamiento del modelo democrático llevó al poder, por la vía del voto, a un dictador de izquierda. Infortunadamente este dictador armó a un grupo de simpatizantes que está dispuesto a matar para defender esa revolución que él se inventó. Todavía hay quienes no comparten la hipótesis de que Venezuela está viviendo una dictadura y hay quienes creen que a un dictador se saca por la vía del voto.

Como pesimista que soy me temo que lo que le viene a Venezuela es una dictadura de derecha y pienso que, llegado cierto punto en la crisis, habrá un consenso social para apoyar esa idea. La parte fea del asunto es que las dictaduras siempre son malas, aunque confieso que siempre preferiré a las de derecha que a las de izquierda, porque por lo menos dejan algo sobre qué construir. Ya pueden empezar a mandarme a poner implantes en los senos, pero es mi opinión.

Llegado un punto de hastío y desesperación, los venezolanos pueden llegar a clamar por una intervención militar que imponga orden en el país, porque los venezolanos siempre quieren que venga alguien a poner orden, vamos a asumir esa realidad. Y si lamentablemente se repiten las experiencias pasadas, léase apoyo incondicional a la Coordinadora Democrática, apoyo incondicional a cualquier candidato que sea de la oposición (aunque sea un ex golpista como Francisco Arias Cárdenas), etc., lo más probable es que se defienda la tesis de conveniencia de una dictadura de derecha. Al principio vamos a ver por los noticieros internacionales, los que estamos fuera del país, cómo se reprimen a quienes apoyaron la revolución bolivariana. Veremos a los venezolanos aplaudir la detención de personajes como Rodríguez Chacín, José Vicente Rangel, Nicolás Maduro y un larguísimo etcétera que no cabría en un pequeño artículo de opinión.

La alegría dejaría de ser tal cuando la represión caiga sobre cualquier mortal que esté en desacuerdo con el gobierno transitorio, porque seguramente todo esto comenzará con un gobierno transitorio que nunca llamará a elecciones. O, peor aún, podríamos vivir la experiencia del gobierno transitorio que llama a elecciones rápidamente y el presidente electo es derrocado en menos de un año ¿qué tal? ¿les parece familiar? ¿No? Si no les suena familiar, por el amor de Dios, lean, los libros no muerden.

Pase lo que pase a partir de este momento, sea que Chávez se mantenga en el poder por los próximos 30 años o que se logre esa salida pacífica milagrosa o que se imponga una dictadura de derecha, lo más importante es que si el venezolano no abandona el deseo histérico del Mesías no vamos a lograr ningún cambio real en la sociedad venezolana. No puede ser posible que después de todo lo que se ha vivido en Venezuela sigan habiendo personas que estimulen a cualquier pendejo a aspirar a la Presidencia del país porque aparece en los programas de opinión o escribe chévere… tampoco es bueno que estimulen a personas con egotitis, porque me parece que este pobre país ya ha sufrido demasiado en manos de megalómanos.

Finalmente, si alguien tiene alguna idea general, más o menos estructurada, de cómo se saca pacíficamente del poder a un dictador megalomaníaco, que además tiene a la delincuencia común como una fuerza alternativa de represión y le importa un pito si le lanzan un bloqueo comercial al país, me encantaría saberlo para unirme y trabajar en torno a ese plan. No obstante, Yo creo que lo más importante en este momento es proporcionar herramientas de pensamiento a los venezolanos para que puedan enfrentar el futuro sin entregarse ciegamente al próximo líder que le caliente la oreja.

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