¡¡¡Uh-ah, Burundi Bhaganá!!!
Malola está muy loca. Bueno, siempre lo a ha estado, pero ahora sí que la gente anda levantando una cejita y cogiendo distancia.
Lo primero que hizo Malola fue proclamar –en medio de una ventolera- que ella no está viendo el Mundial de Fútbol, porque el logotipo diseñado en Alemania (esas caritas tontas con sonrisita) es de una falta de creatividad y originalidad supina. “¡Comparen con el logo de los Juegos Invernales en Turín! ¡Eso sí que era un espectáculo y una elegancia!”. Lo segundo, fue bajar de internet la bandera de Burundi: la imprimió dos veces; recortó ambos pabelloncitos; los vio a trasluz para que las tres estrellas rojas con bordecito verde machearan por el anverso y el reverso, y los pegó; en uno de sus extremos le puso un cablecito negro y lo lleva al cuello a manera de credencial oficial.
– ¿Y eso, Malola?
– Ah pues. La bandera de Burundi.
– Aaah… ymmm… ¿por qué?
– ¡Francamente! ¡Por el Mundial de Fútbol!
– ¿Qué? ¿Tú vas a Burundi?
– ¡¡¡Claaaro!!!
– Pero es que Burundi no está.
– ¡¿Cómo qué no está?!
– Que no clasificó.
– ¿¿¿¡¡¡No clasificóoohhh!!!???
– No…
– ¡¡¡…!!! ¡¡¡…!!!
Y Malola se priva y se carnegallina, logra que se le agüen los ojos y se aleja cabizbaja. ¡El vivo retrato de “La Derelicta” de Boticelli, pero caminandito!
En vista de que Malola no va a participar en nada relacionado con el fútbol, pero sí piensa ir a votar, la Sra. Agreste, su mamá, le buscó entre sus tesoros escondidos, un “pin” cuadradito de TEODORO (y es que ella militó en el “MAS de mis tormentos” de José Ignacio Cabrujas, cuando el MAS era algo juvenil, glamoroso, farandulero y Mimí Lazo y Jean Carlo Simancas aparecían abrazados al candidato. Nonita, la abuela de Malola, se debate entre Chávez y Rosales: “porque cuando yo vivía en Los Rosales había una familia Chávez muy cariñosa, pero, total, yo no creo que yo llegue a Navidad”. El Sr. Peluche, el papá de Malola y copeyano de kinder, prefiere a Borges, porque “este muchacho se me parece tanto a Caldera”. Y la Sra. Agreste, paquidérmica e implacable, le revira: “¿Antes o después de que molió a palos a Leo? Porque a Leoncio Martínez, viejo y borracho, le cayó a golpes aquel grupete de bachilleres tan-cristianos-ellos y Rafaelito no se quedó atrás”.
– ¡¿Hasta cuándo, Agreste?!
– ¡Hasta siempre, Peluche! ¡Con los humoristas no se metan!
Nonita, Papá y Mamá ahí en la sala, y Malola que, con entusiasmo, pasa de la bandera verdirroja al “pin” anaranjado.
– ¡Ay, es que Teodoro es tan siglo XXI y tan viril!
– ¡Niña, que Teodoro muy bien podría ser tu padre!
– ¡Mami, mi padre es mi papá! Teodoro es tipo papito, papirruqui…
– Malolita, esteee… acompáñame a la cocina.
– ¿…?
– (Yo también he estado toda la vida enamorada de Teodoro…).
– ¡¡¡Mam…!!!
– (¡¡¡Shhh!!! ¡¡¡Que no se entere tu papá!!!).
Malola, a sus panas chavistas les grita: “¡10 Millones por el Buche… y sin agüita pa’ pasalos, porque ahora Venezuela es de Todos: de Cuba, de Argentina, de Bolivia…! De Perú, no”. A sus amigos opositores y abstencionistas, les baila el boogaloo de Don King –y con el puño de una mano se golpea la palma de la otra durante la coreografía- y les canta: “¡Uh-ah, sinosales a votá/ Chávez vavolvéaganá/ Uh-ah!”.
Malolita está dando mucho tormento, bailando bugalú y diciendo una verdad: “¡Y no respondo si me decepcionan y me vuelven a engañar!”.
