Opinión Nacional

Una pregunta y un recordatorio al Consejo Nacional Electoral

La Iglesia entra en liza
como elefante en cristalería
mientras Chávez se prepara para unas elecciones
en las cuales ganará la Presidencia
pero podría perder
la Asamblea Nacional y las Gobernaciones

(%=Image(9000623,»L»)%) Dedicar más de dos horas a través de la radio a hablar muy mal del rival electoral, acusándolo de traidor y de toda una variedad de pecados, ¿es propaganda electoral o no lo es? Y que ese mal hablado candidato sea el mismo Presidente de la República y despotrique de su rival –aun si decir expresamente su nombre-, todo ello a través de un programa de radio a través de la Radio Nacional de Venezuela, propiedad del Estado venezolano, ¿es un delito electoral o no lo es? Y que ese Presidente se presente en Maracaibo sin un propósito propiamente de gobierno y acompañado con un despliegue de desfiles aéreos, ¿es abuso o no lo es?

También el CNE debería recordar a los medios que el anonimato está prohibido en Venezuela, y que todo elemento propagandístico políticoelectoral publicado en un medio de comunicación, debe ir firmado –reconociblemente firmado.

Por cierto que ha surgido esta semana el rumor de que estos programas terminarán, al menos por ahora, porque estarían resultando mas bien negativos para el Presidente.

Encuestas en flor ¿marchita?

Desde los viejos y apacibles tiempos de Datos, Aponte & Asociados y alguna otra, hasta esta ensordecedora era chavista, han aparecido montones de encuestadoras. Estos especialistas de mayor o menor experiencia, además, se han dado cuenta de la importancia de aparecer en los medios de comunicación, una forma gratuita y eficaz de publicidad de sus nombres.

Los últimos procesos electorales se han visto inundados de encuestas y encuestadores ofreciendo todo tipo de información, no sólo por la pragmática conveniencia de aparecer en los medios, sino porque muchos políticos y empresarios siguen creyendo que los resultados de una encuesta realmente pueden cambiar propósitos de votación en el público.

Así, vivimos sometidos al bombardeo informativo de encuestas contratadas por los medios, de encuestas filtradas a la prensa por empresas contratantes, de encuestas producidas por universidades y una amplia y enloquecida variedad. Lo que pasa es que en las encuestas no todo lo que reluce es oro.

Si por las encuestas hubiera sido, Claudio Fermín y AD hubieran llegado de cuartos en el proceso del cual surgió por los pelos la administración Caldera II, ni Chávez hubiese ganado la Presidencia de la República en la forma que la ganó.

Las encuestas, cuando están bien hechas y nacen de una muestra suficiente y un cuestionario bien elaborado, ejecutado, controlado y analizado, son un señalamiento, una orientación importante. Eso es así en la mente y con el estilo de los gerentes que las analizan en función de sus decisiones de mercadeo y ventas, de inversión y de gerencia de acción.

Pero cuando se trata de sondeos electorales y políticos, y son publicados en los medios de comunicación, la cosa puede cambiar porque antes de ir al análisis, que no todo el mundo sabe hacer, los titulares proclaman cosas como que sólo hay diez puntos de diferencia entre Chávez y Arias, o destacan presuntos bajones espectaculares de la popularidad de Chávez, y así por el estilo. Y el grueso del público se queda sólo con los titulares, poco interesado de entrar al análisis en profundidad. Se queda, pues, con sólo una parte de la verdad, porción que, además, podría estar al menos coloreada o tallada.

Comprendemos, pues, y compartimos, la preocupación del Consejo Nacional Electoral por el riesgo de uso de las encuestas como elemento de propaganda electoral. Pero nos permitimos igualmente darle un respiro al angustiado CNE, porque esas encuestas que tanto favorecen ahora a Arias Cárdenas, no llegan hasta las bases duras del chavismo. Se quedan sólo en temas de conversación para la clase media que o no vota, o vota menos.

Una encuesta, por no dejar

A pesar de lo dicho en el punto anterior, y para no ser menos que otros, vamos a darles unas pocas cifras que nos han llegado de un Estudio de Opinión Pública “Elecciones Presidenciales 2000” realizado por CVI –una empresa de larga experiencia en la medición de los medios.

Desconocemos la metodología, pero sabemos que fue realizada entre hombres y mujeres mayores de 18 años de todas las clases socioeconómicas (ABCDE) ubicados en Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia y Barcelona/Puerto La Cruz, en una muestra que fluctuó entre las 1583 y 1382 personas en las tres semanas cuyos resultados presentamos.

Es de advertir que ésta no es propiamente una encuesta política, sino general de mercado en la cual se incluye una o dos preguntas políticas clásicas; de manera que sus resultados hay que tomarlos sólo como una tendencia.

Las cifras que damos son totales y se refieren a evolución semanal entre el 13 de marzo y el 2 de abril de 2000:

Total sin candidato
(suma “no sabe”, “ninguno”
y “no opina”):

marzo 13 a marzo 19: 41. 9 %
marzo 20 a marzo 26: 37.9 %
marzo 27 a abril 2: 36.5 %

Es decir, en tres semanas un porcentaje llamativo (casi un 6 %) tomó una decisión candidatural.

Total con candidato:

Hugo Chávez
marzo 13 a marzo 19: 36.9 %
marzo 20 a marzo 26: 37.6 %
marzo 27 a abril 2: 40.2 %

F. Arias Cárdenas
marzo 13 a marzo 19: 18.3 %
marzo 20 a marzo 26: 22.1 %
marzo 27 a abril 2: 22.1 %

Claudio Fermín
marzo 13 a marzo 19: 2.0 %
marzo 20 a marzo 26: 0.8 %
marzo 27 a abril 2: 0.5 %

Chávez crece a razón de 1 punto semanal y si esto sigue así podría llegar al 50 % para el momento de las elecciones, es decir, victoria personal segura y clara, más o menos su porcentaje de las elecciones de diciembre de 1998.

Arias Cárdenas se congela en un porcentaje que puede ser importante a efectos de un grupo parlamentario, pero muy lejos de ser un riesgo personal para Chávez en la Presidencia. Es que a Arias le falta penetración justamente donde está el voto duro chavista, como comentamos en el próximo punto.

Si Arias no logra un crecimiento sostenido, corre el riesgo de ser realmente un nuevo Salas Römer y esfumarse después de las elecciones.

Y en cuanto a Claudio Fermín, bueno, es obvio que el gran perjudicado por la irrupción de Arias Cárdenas es Fermín, puesto que Arias de inmediato polarizó con Chávez y Claudio quedó para otras oportunidades. Como hemos dicho en comentarios anteriores, Claudio Fermín tiene que dejar por ahora este tipo de apariciones, recordar que sigue siendo un punto referencial para varios cientos de miles de venezolanos, y dedicarse a crear y consolidar un partido novedoso y moderno que a mediano plazo tenga un lugar en lo que va a ser un bosque político desordenado y sin flores.

Tener un porcentaje importante no es suficiente

Los despiadados ataques de Chávez y de Miquilena contra Arias Cárdenas sólo demuestran la importancia que ambos dan a la candidatura del exitoso exgobernador del Zulia y excomandante del 4F.

El lanzamiento de Arias Cárdenas ha sido un Exocet en plena proa del portaaviones chavista y lo tiene navegando riesgosamente en una mar cada día más gruesa. Lo importante es que sigue navegando, el barco está afectado pero lejos de irse a pique.

Los ejecutivos hablan bien de Arias Cárdenas, los taxistas hablan bien de Arias Cárdenas, las amas de casa, los universitarios, los militares, los abogados, los médicos, los banqueros, todo el mundo habla bien de Arias Cárdenas y mal –por no decir peor- de Hugo Chávez.

De hecho, el lanzamiento de Arias Cárdenas ha sido como si de repente, cuando estábamos todos más angustiados, se hubiese encendido un faro en medio de la noche oscura y tormentosa en la mar gruesa que mencionábamos antes.

Sin embargo, eso no significa ni de lejos que Arias ya ganó. Arias se ha establecido en un porcentaje importante hasta hoy, pero aún le falta mucho cerro por subir.

El único candidato que ha podido plantarle cara firme y creible a Chávez avanza y suena razonable que tenga ya un porcentaje importante -pero lejos de ser suficiente- de la votación potencial, y Chávez además le está haciendo el inmenso favor de victimizarlo.

Chávez no parece estar dándose cuenta de que ahora –a diferencia de 1998- el poder es él, el fuerte es él, el dueño de todo es él; él ya no es el rebelde, es el establecimiento; Chávez ya no es el perseguido por el puntofijismo abusador. Ahora el débil es Arias Cárdenas, es el que lucha contra el poderoso, es el rebelde contra la jefatura de Chávez, quien se empeña, además, en insultarlo, en hacerlo blanco de sus ironías, en acusarlo de traidor, en hacerlo víctima del poder; no de otra forma puede interpretarse el tono y persistencia de los ataques. Muy nervioso debe estar Chávez para haber llegado al extremo exagerado, torpe, y de hecho innecesario del domingo 9 de abril próximo pasado.

Porque por otra parte Arias tiene todavía mucho por hacer, y podría quedarse corto de tiempo; el tiempo y la solidez en las bases populares son las dos grandes ventajas de Hugo Chávez hoy por hoy.

Arias y su mensaje –y habría que preguntarse cuál es ese mensaje que estaría presentándose este martes 11 de abril en todo el país, aunque ésta es una cuestión meramente retórica tal como están las cosas ahora- no parecieran estar penetrando en la base dura del chavismo, esa extensa base en los barrios y las áreas urbanas marginales, esa clase popular y depauperada –con sus excepciones- en la cual Chávez tiene el valor esencial de aparecer como la única esperanza.

Arias depende demasiado del interés de las clases medias, y eso, en este país, en un riesgo excesivo, porque esas mismas clases medias dejaron de votar y de interesarse en la política desde hace al menos quince años. En buena parte por esa indiferencia se fueron secando los grandes partidos, porque no hubo renovación de cuadros durante demasiado tiempo. Las clases medias trataron de buscar sus propios caminos y fundaron numerosos grupos, todos muy interesantes, muy prometedores pero también muy débiles porque ni movieron a Copei ni a AD, ni consiguieron los votos de sus propias clases originarias. Y ése es el mismo grupo de votantes del cual depende en exceso hoy Arias Cárdenas.

Al mismo tiempo, Arias no ha tenido tiempo de formar, organizar y solidificar su propia estructura electoral –su propio partido todavía inexistente, para decirlo más claramente- y parece estarse basando en la eficaz pero reducida organización de la Causa R, y eso no es suficiente. Chávez, por su parte, tiene las ventajas del poder y de un MVR con al menos un año de ser partido de gobierno y año y medio o algo más de experiencia electoral, aunque ahora también el problema del rompimiento del Polo Patriótico al menos en lo que a PPT se refiere, y el MAS y el propio MVR con divisiones internas en varios estados.

A Francisco Arias Cárdenas el tiempo puede quedársele corto, y su única posibilidad es que a Chávez también le falte tiempo en cuanto a la necesidad imperiosa de volver a anudar fuertemente los lazos que se le han aflojado regionalmente. Pero aún perdiendo gobernaciones y alcaldías, el tiempo de Chávez en la Presidencia de la República, con las dificultades de Arias Cárdenas y el apoyo todavía esperanzado de las clases más bajas, sigue viéndose largo.

Salvo algún fenómeno ahora imprevisible, Chávez volverá a ser Presidente, y el mejor esfuerzo de Arias Cárdenas debería estar dirigido a lograr la mayor cantidad de votos que pueda, sobre la base de que más votos significarán mayor prestigio como opción presidencial y mayor número de representantes en la Asamblea Nacional; y a organizar, controlar y dirigir a sus seguidores para poder ejercer un liderazgo de oposición que ahora se hace imprescindible, vital, porque el gobierno de Hugo Chávez será sumamente complejo y plagado de debilidades que igual lo pueden llevar al inmovilismo que a un nefasto extremo de fuerza.

Dados los problemas que confronta el efímero Polo patriótico, esta vez podría crecer notablemente el voto cruzado, especialmente en el interior. Es decir, un voto por Chávez como Presidente, por el partido equis a la Asamblea Nacional y por el Gobernador adeco o pepetista, por ejemplo.

La proliferación del voto cruzado perjudica principalmente al Presidente, pues podría debilitarlo en el Poder Legislativo y en las Gobernaciones, lo cual nos retrotraería a épocas del chiripero calderista, por ejemplo, con una Asamblea Nacional diversificada y sin una fuerza predominante, y con un país dividido entre pocos gobernadores controlables por el Presidente, y muchos gobernadores respondiendo a intereses diferentes y cultivando su propio capital político regional, algunos de ellos incluso con estrategias de proyección nacional (como William Dávila, Enrique Mendoza, Enrique Salas Feo, Guillermo Call, Andrés Velásquez y eventualmente el “Cura” Calderón, por ejemplo).

Ese escenario necesita un líder claro de la oposición que sea fuerte, confiable, prestigioso, serio y razonable. Como es Arias Cárdenas. Una oposición así puede frenar los excesos y las torpezas a las cuales ya nos tiene acostumbrados el gobierno Chávez, puede vigilar a los poderes públicos y el manejo presupuestario, pero también podrá impulsar al gobierno en lo que sea conveniente para el país por encima de intereses menores.

Ese mismo escenario, con una oposición dividida y sin un líder claro, se convierte en elemento de desazón que ni controla ni ayuda al gobierno. Y ése es un paso peligrosísimo hacia la anarquía o la dictadura.

El sueño erosionado

Chávez se encuentra con que a poco más de un año de estar en el poder, y a semanas de las elecciones definitivas, su proyecto sociopolíticomilitar no sólo se ha estancado, sino que de hecho ha retrocedido.

Hace un año, todo parecía indicar –insistentemente ratificado por los sucesivos éxitos electorales del referendum, de la elección de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente y de la aprobación de la nueva Constitución- que el nuevo período presidencial a partir de las elecciones generales postconstituyentes iba a mostrar una hegemonía nacional chavista, doce años de revolución popular con todos los poderes, las gobernaciones, las asambleas legislativas y las alcaldías, o al menos la inmensa mayoría de ellas, bajo la influencia, la inspiración e incluso el control de Hugo Chávez.

Pero las cosas no le han funcionado así al Presidente.

Tiene los poderes públicos, es cierto; pero el Tribunal Supremo de Justicia se encuentra ya seriamente cuestionado, hay polémicas muy fuertes alrededor del Consejo Nacional Electoral, la unión de partidos que lo apoyó se está haciendo pedazos, en vez de lograr todas o la gran mayoría de las gobernaciones sólo conquistará una minoría (incluyendo las del MAS), ha fracasado rotundamente en resolver los problemas generados por las lluvias de fines de 1999, ha fracasado alarmantemente en la problemática económica, ha fracasado sangrientamente en el drama de la creciente inseguridad personal, ha fracasado en frenar un desempleo que cada día aumenta, y ha fracasado incluso en cuanto al control total de la Fuerza Armada al haberse concentrado predominantemente en el Ejército en el cual, por su parte, parece haber también hondas divisiones conceptuales.

Con todo y su nueva constitución, Venezuela no es hoy una república chavista, y está lejos de serlo, y Bolivariana sólo por nombre impuesto.

Lo más probable es que reconquistando la Presidencia de la República, Chávez pierda regionalmente con gobernadores que por un lado no le son afectos, y por el otro son exitosos, como los puntofijistas Enrique Mendoza (Copei) en Miranda, Sergio Omar Calderón (Copei) en Táchira y José Curiel (Copei) en Falcón, donde por cierto la candidatura del compañero de Arias, Acosta Chirinos, ha venido bajando alarmantemente mientras repunta la de Curiel; en el Zulia, aunque luce sólida la posibilidad del también puntofijista Manuel Rosales (AD), el Gobernador interino Germán Varela, de Arias, tiene esperanzas, pero el chavista no figura.

(%=Image(8290357,»L»)%)Otros puntofijistas están en la pelea. En Lara el chavista del MVR Luis Reyes Reyes pierde peso mientras crece la del exgobernador Mariano Navarro (AD), y algo similar comienza a notarse en Monagas, donde el pueblo empieza a recordar la en general buena gobernación de Guillermo Call (AD), y en Margarita, tras la muerte de Fucho Tovar y la desastrosa administración de Irene Sáez, surge como gran fuerza, ¡otra vez!, Morel Rodríguez (AD). En Anzoátegui parece ya muy posible el triunfo claro de Andrés Velásquez, líder de la Causa R, mientras en Bolívar el actrual gobernador Jorge Carvajal (AD) se defiende y Eduardo Lapi (Convergencia) sigue firme en Yaracuy. Además, por supuesto, de Vargas, donde el maltrato mismo del Gobierno ha dado alientos nuevos a Alfredo Laya (PPT). En Mérida, entre tanto, el también puntofijista William Dávila (AD) da la pelea y tiene buen chance de ser reelecto.

El religitimado Presidente Hugo Chávez tendrá la Presidencia, pero no podrá manejar a su antojo a la Asociación de Gobernadores y tendrá un Congreso multipolar que no podrá controlar como a la fenecida Asamblea Nacional Constituyente y al congresillo. Y un Congreso –Asamblea Nacional- sin mayoría, podrá también revisar, controlar, al Tribunal Supremo de Justicia, a la Contraloría, a la Fiscalía y demás poderes, que, dicho sea de paso, deberán ser, en cualquier caso, vueltos a nombrar, constitucionalmente, pues los actuales son sólo provisionales.

Y este panorama, concluyamos, genera una inquietante interrogante: ¿qué hará Hugo Chávez no tanto si no gana, que parece difícil, sino si gana escuálidamente? ¿Cómo reaccionará el Presidente si se encuentra el lunes 29 de mayo con un triunfo sólido en la Presidencia y una derrota en gobernaciones, Asamblea Nacional y alcaldías?¿Cómo llevará el Presidente Chávez sus relaciones con una Asamblea Nacional que no controla y con un equipo de gobernadores que tampoco controla?

Santas advertencias

Sorprendente la irrupción de la Iglesia Católica a través del Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Baltazar Porras. Impactante porque esta vez la Iglesia no fue sutil, como suele serlo, sino drásticamente directa, sin pelos en la lengua.

(%=Image(4984983,»L»)%) Monseñor Porras criticó el desorden económico y el uso indiscriminado y de hecho irreverente, populachero, del nombre de Dios, uso que calificó de “simplista, manipulador de Dios, de Jesús, de los hechos históricos, de los símbolos…”.

Aún más fuerte fue la descalificación del Consejo Nacional Electoral por representar sólo al Gobierno y no ser, así, neutral; del Congresillo, por la misma razón y del Tribunal Supremo de Justicia al cual acusó de utilizar “subterfugios supraconstitucionales” y de ser difícilmente confiable.

Pocas veces ha hablado oficialmente la Iglesia con tanta dureza, y éste es otro síntoma de la crisis del Presidente y su entorno, de la erosión que están sufriendo y del cansancio que están generando sus excesos.

Un síntoma adicional es la respuesta que dio a la explosión eclesiástica el habitualmente ponderado y hábil Vicepresidente Rodríguez, cuando recurrió al manido y etéreo argumento de que la Iglesia podría “…estar haciéndole el juego a la contrarrevolución”, argumento indigno de un hombre serio, ponderado e inteligente como ha demostrado ser Isaías Rodríguez.

Luis Miquilena, por su parte, respondió evadiendo el tema, limitándose a recurrir, de forma un tanto grosera, a recomendar a la Iglesia no meterse en asuntos que, según él, no le competen.

La respuesta inteligente

Mucho más astuta y política fue la rápida respuesta del Consejo Nacional Electoral a través de su Presidente Etanislao González, un veterano e inteligente político que viene desde los tiempos del MIR.

González, al día siguiente de las duras declaraciones de Monseñor Porras, declaró formalmente ratificando la invitación a la Iglesia a ser un cuerpo contralor del proceso electoral, y al mismo tiempo invitando a organismos de alto prestigio (OEA, Fundación Carter, Internacional Socialdemócrata, Internacional Socialcristiana, etc.) a supervisar el proceso y aún más importante, invitando a los comandos de los candidatos presidenciales a incorporarse a todas las discusiones del CNE con voz pero sin voto (no puede darles voto porque esto implicaría una reestructuración del organismo, algo que no depende de su Presidente sino del Poder Legislativo).

González, inteligentemente, agarró al toro eclesiástico por los sacros cuernos y dio la respuesta que podía dar, sin demora y con absoluta claridad, en vez de irse por la necia tangente de respuestas retóricas que usaron los dos altos dirigentes chavistas.

Si Arias Cárdenas y Fermín envían o no sus representantes, es otra cuestión; el CNE ya les abrió una puerta.

¿En qué anda el Congresillo?

Poco se oye hablar de la precaria Comisión Nacional Legislativa, especie de Congreso provisional mientras el pueblo elige formalmente sus representantes en la nueva y unicameral Asamblea Nacional Legislativa.

Poco se oye, pero cuando suena es motivo de escándalo.

Por una parte sorprenden a todo el mundo cuando hablan de destituir a gobernadores y alcaldes que, casualmente, son todos antichavistas. Pero las cosas se le complican al Congresillo cuando en vez de apabullar a los gobernadores, estos reaccionan con notable respaldo popular, como los casos de Bernabé Gutiérrez (AD) en Amazonas y de Alberto Galíndez (AD) en Cojedes, al cual hasta el Obispo de San Carlos respaldó calificando de injustos los ataques. Y cuidado si con estos actitudes, que han pretendido no sólo descalificar, sino incluso destituir a ambos gobernadores puntofijistas, no resulta que el Congresillo les está haciendo el gran favor de repotenciarlos, puesto que ambos están buscando la reelección.

La verdad es que este empeño suena al menos sospechoso cuando faltan menos de dos meses para unas elecciones nacionales en las cuales el pueblo, por cuyos intereses supuestamente vela el Congresillo, deberá escoger nuevos gobernadores o ratificar a los actuales –con la excepción de Orlando Fernández, quien decidió no lanzarse de nuevo en Lara. Por los momentos, han logrado defenestrar a dos alcaldes de Delta Amacuro en una votación con algún voto chavista salvado, y sustituirlos por fichas del MVR.

Por otra parte el mismo Congresillo nombrado ejecutivamente por Luis Miquilena, se niega insistentemente a ratificar el nombramiento de Embajador en la Santa Sede del neochavista Ignacio Quintana, a pesar del empeño llamativo del canciller José Vicente Rangel.

Llamativo porque Quintana no tiene, por una parte, una carrera diplomática que lo califique para el cargo; pero como la carrera diplomática en Venezuela no ha sido nunca razón fundamental de nombramiento de embajadores, habría que buscar otras calificaciones, como por ejemplo un catolicismo proactivo y en plena sintonía conceptual con el pensamiento del Papa, como es el caso del hasta ahora Embajador, el bien conocido señor Vollmer. Pero tampoco parace ser el caso, al menos hasta donde sabemos.

(%=Image(2338788,»R»)%) Llamativo también por ir Rangel al Congresillo a defender el nombramiento cuestionado, esgrimiendo argumentos endebles, como que sería una ofensa al Vaticano al haber dado éste ya el consentimiento al nombramiento, y el hecho de no tener la Cancillería otros candidatos.

En ambos argumentos existen fallas de la Cancillería. Primero, al reconocer que ha nombrado un embajador y haberlo notificado al Estado de destino sin la aprobación del Congreso –o del cuerpo que por ahora hace sus veces; es decir, haber solicitado la aprobación del Vaticano corriendo el riesgo, aunque en su momento luciera impensable, de un rechazo legislativo. ¿No es esto igualmente ofensivo para el Vaticano? Y en segundo lugar, tener que reconocer su falta de previsión al no tener alternativas en caso de que se produjese el potencial rechazo, como efectivamente ha venido ocurriendo.

Claro, como muchas cosas en este ahora deteriorado proyecto chavista. ¿Por qué prever sustitutos si el congresillo debería haber aprobado sin más la decisión del Ejecutivo?

Pero es que los estrategas gubernamentales vienen fallando continuamente, porque ya en la aplastantemente chavista Asamblea Nacional Constituyente más de un chavista convicto y confeso les salió respondón.

Petróleo amargo

(%=Image(6424192,»L»)%) Existe seria inquietud entre especialistas, tanto en Venezuela como en los mercados internacionales, por ciertos aspectos de la política petrolera que dependen de la propia PDVSA.

Hay dudas de cómo se está manejando la cuestión laboral sindical, porque es un tema que todavía no ha sido controlado y sigue siendo una amenaza latente. Fedepetrol y Fetrahidrocarburos siguen siendo organizaciones de peso en la industria, y el sindicalismo chavista no sólo no ha derrotado a los dirigentes tradicionales, sino que tampoco parece ser ciento por ciento obediente a las órdenes de Miraflores.

Se ha hablado mucho del gas para vehículos, como programa espectacular de abaratar costos al transporte popular, beneficiar al medio ambiente (mucho más que con la cuestionada gasolina sin plomo) y beneficiar económicamente al país al haber más gasolina disponible para la exportación y menor sacrificio del Estado en los precios nacionales del combustible. Y ahora resulta que el Programa GNV parece estar en crisis.

Crece el empeño del Gobierno via Ciavaldini por meterse en una abandonada refinería cubana para adueñarse de un presunto excelente mercado cubano que, según el Presidente de PDVSA, estaría en plena expansión. Sin embargo, parece que sólo Ciavaldini le ve beneficios a una inversión que todos los especialistas consideran negativa –aparte del riesgo claro de meter al país en dificultades con los Estados Unidos, nuestro cliente insustituible, por la existencia de la Ley Helms-Burton, la cual, independientemente de que sea justa o no, de que sea eficaz en sus objetivos de quebrantar la dictadura cubana o no, es una clara realidad.

Y encima el Presidente Chávez se empeña en una pomposa reunión de Jefes de Estado de la OPEP en Caracas, la cual nos traería como huéspedes –suponiendo que todos esos líderes viniesen, lo cual es muy dudoso- desde monarcas muy poco democráticos como los de Arabia Saudita, hasta tiranos repudiados por el mundo entero como Sadam Hussein y dictadores constantemente bajo sospecha terrorista como Khadafy.

Tras la experiencia inglesa de Augusto Pinochet –para sólo citar una razón- es virtualmente imposible que hombres como Khadaffy de Libia y Hussein de Iraq salgan de sus territorios para venir hasta la lejana Venezuela. Pero, en cualquier caso, esta cumbre le costará al país un montón de dólares y sólo nos aportará mayores suspicacias por parte de nuestros clientes de verdad.

No importa lo que proclamen –en peculiar sintonía- adecos, copeyanos y Hugo Chávez: ni hemos sido, ni somos, ni seremos los líderes de la OPEP, cuyos verdaderos dueños son los países árabes. La Presidencia del organismo multinacional es en realidad un cargo simbólico que se va rotando entre los países miembros, e incluso la Secretaría general no es más que un cargo administrativo.

El desharrapado grupo de los 77 que son muchos más

Mientras el país se le cae a pedazos, Chávez se monta en un avión para irse a La Habana a la reunión de los pobres del mundo. Flaco servicio a los intereses de la nación, porque en ese encuentro no va Venezuela a encontrar nada, excepto pérdida de tiempo en una reunión de pobres de solemnidad.

Puede que abrazarse con Arafat le de gusto y un cierto saborcito histórico a Chávez, pero no mucho más. Pero podríamos encontrarnos próximamente con una incómoda embajada de al-fatah de la cual tampoco sacaremos nada aparte de suspicacias.

Pero Chávez ha volado a toda carrera a encontrarse con su admirado Fidel Castro, que lo rodeará otra vez de cariño y sabor de gloria internacional, y a lo mejor hablarán de esa especie de pequeña OTAN latinoamericana que tánto hace suspirar a Chávez, y que no será –de llegar a organizarse, algo que ya es harina de otro costal- más que una OEA más chimba aún.

Es de hacer notar –y sin duda los norteamericanos lo anotarán- que para recibir y acompañar a Hugo Chávez, Castro puso nada menos que a su poderoso hermano, Raúl Castro, jefe militar del régimen.

El viaje de Chávez a La Habana es un error político, porque nada van a ganar ni él ni Venezuela, y en cambio si podemos perder tiempo países que no son precisamente inversionistas –que es lo que más necesitamos ahora- y que en sus reuniones suelen quedarse sólo en declaraciones retóricas.

Entretanto, Chávez no está en Venezuela, donde debería estar por lo complejo de la política y lo dramático de la economía actuales, por la cercanía de las elecciones y por último pero aún más importante, por solidaridad con los millones de venezolanos que siguen sin solución para sus problemas de hambre y desamparo.

Revolcones andinos

Cada día más convulsionada la vida de los países del Pacto Andino, además de Venezuela. En nuestra vecinísima Colombia crece la presencia agresiva de la guerrilla, un drama que se va a agravar aún más y nos afecta todos los días. En Ecuador, ya se escuchan otra vez las quejas del campesino y las comunidades indígenas, que ya están amenzando con comenzar otra vez disturbios similares a los que forzaron la caída del Presidente Mafuad.

En Perú el gobierno duro de Alberto Fujimori se vió obligado a decidir una segunda vuelta electoral ante la colocal presión popular en defensa de los intereses del profesor de origen humilde Alberto Toledo. Fujimori se ha excedido sin duda en sus aspiraciones de un tercer mandato, pero el gobierno en general ha manejado mal la situación y generó enormes sospechas de fraude electoral.

Pero el señor Toledo tampoco es la panacea que muchos proclaman. Hombre de origen humildísimo y que se superó a sí mismo, es mucho más populista que ejecutivo. Como nuestro Chávez, uno es el lenguaje ante las masas, y otro ante círculos más selectos.

De aquí a la segunda vuelta pueden pasar muchas cosas, y apostar es arriesgado. Todo indica que Fujimori perderá, pero el “chino” ha demostrado que, si bien está desgastado, es un candidato peligroso, un “duro de matar”.

En Bolivia, en cambio, graves disturbios mantienen al país entre gasa lacrimógeno y desórdenes en lo que parece una simple revuelta popular, pero podría ser pertectamente la cara pública de un conflicto profundo entre el Presidente Hugo Banzar, y el Vicepresidente “Tuto” Quiroga, quien pretendería derrocar al primero.

Los chismes de Don Dimas y de Miguelina Payares

*** Se acaba el tiempo para el Comandante Urdaneta. Van a pegarle para que rebote en Arias *** Se ha puesto de moda hablar de posibles atentados; Jesús Urdaneta denunció uno en su contra, hay quien habla de otro contra Arias Cárdenas y hasta se murmura de otro contra Chávez; cosa peculiar en un país en el cual sólo ha habido un magnicidio que además fue por accidente (contra el Coronel Carlos Delgado Chalbaud) hace ya cincuenta años, y el intento, de origen foráneo, contra Rómulo Betancourt a comienzos de los sesentas *** El equipo de prensa y propaganda de Arias Cárdenas –que hasta ahora, al menos, no ha demostrado gran cosa, está integrado entre otros por kos periodistas Tibisay Wendejake (ex – Salas Römer), Wilfer Pulgarín (ex – Copei/Donald Ramírez) y Milagros Durán (ex – El Nacional). Este equipo dirigido por la periodista Angela Zago y el agroempresario y publicista venezolano de origen cubano Joaquín Pérez Rodríguez *** Hablando de pinchazos telefónicos, se ha sabido también que en PDVSA la alta dirección interveine en el suo de Internet por parte de sus empleados *** El incómodo suceso de Maracay, cuando los periodistas asistentes a la Rueda de Prensa oficial se negaron a hacer preguntas al Presidente, ha tenido una notable difusión internacional *** Empieza a hablarse insistentemente de una pronta salida de José Vicente Rangel del gobierno *** En una reunión con personajes de alto coturno en la Urbanización Santa Marta, organizada por la periodista Eleonora Bruzual, Arias Cárdenas defendió la idea de contratar para cargos de su gobierno a técnicos especializados en cada materia como única forma de transformar a un Estado sobrevaluado y personalista en una administración eficiente, y reconoció que hay un importante 30 % del mercado electoral que él no ha logrado penetrar *** Las aplastantes cadenas nacionales y el maratónico radial del Presidente, podría ser sustituido por una serie de micros de diez minutos de duración en todos los canales de televisión cada uno mostrando la obra del gobierno

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