Ver películas es malo
Si algunas acciones realizadas por el gobierno han producido rechazo en el país por la descalabrada interpretación de la “mamá” que nos rige las conductas, entiéndase la Constitución, otras tantas aseveraciones producen tristeza por la infantilidad de esconder los resultados nefastos sobre la inseguridad, atribuyéndole la violencia desatada en Venezuela a la penetración de series y películas divulgadas por el imperio, entiéndase Estados Unidos.
El vicepresidente de la República, Nicolás Maduro, afirmó que «el capitalismo creó, hace 50 años, la cultura de la droga, la criminalidad, la muerte, las armas y el delito». (…) efecto de la violencia que se impuso como cultura y moda en el cine estadounidense”.
No se puede dejar de reconocer que la influencia de los medios rozan la esfera del comportamiento social, pero al hacer un diagnostico profundo, esa cultura del celuloide llega hermanada por los vulnerables niveles educativos y de formación en el núcleo familiar. Los padres de hoy dejan hacer y promueven el enriquecimiento de la cultura de la violencia. Por lo tanto es muy “inmaduro” sostener tales apreciaciones y justificar así el desorden social existente.
De hecho, es harto conocido que la realidad supera la ficción. En esta locura colectiva de violencia, ¿alguna vez vimos por televisión que un hombre asesinara a su madre como sacrificio en pro de la salud del mandatario nacional? El hecho ocurrió hace poco en el estado Táchira. Boris Karloff, (actor de películas de terror, conocido en su vida real como un caballero generoso, sobre todo con la infancia) Alfred Hitchcock, Agatha Cristhie, Stephen King, entre otros, se hubieran convertido en ultra millonarios, llevando a la literatura, cine y televisión los espeluznantes episodios que ha vivido Venezuela en los últimos tiempos.
Tristemente, si de copiar patrones se trata, hoy día no tenemos una figura como la de Sherlock Holmes, agudo investigador privado que fácilmente hubiera podido resolver casos difíciles como el asesinato de Danilo Anderson. También el misterioso asesinato de venezolanos cuando marchaban en una protesta, Puente Llaguno, Plaza Altamira.
La organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Violencia, dijo que la violencia criminal se ha cobrado en 2012 la vida de 21.692 personas, lo que elevó la tasa de asesinatos a 73 por cada 100.000 habitantes ¡Sherlock, cómo te extrañamos!
Si nos dejamos llevar por los infelices argumentos que sostiene el vicepresidente de la República, tendríamos que concluir que los asesinatos se han venido produciendo desde tiempos memorables de la Caperucita Roja, cuando el lobo feroz se la comió y a la abuelita ¡Mayor atrocidad! Y no olvidemos el episodio de la bruja con la manzana envenenada que intento aniquilar a Blanca Nieves. Similares historias hoy día se repiten en las orgías santeras que llegan importadas de Cuba.
Es recomendable hacer un juego de memoria donde al pequeño Pinocho le creció la nariz por mentir varias y repetidas veces. Un “añejo” cuento infantil que recrea patéticamente la realidad que vive Venezuela actualmente. ¡Intentadlo Maduro!, a diferencia de Pinocho, el Hada Azul te convertiría en lo que eres hoy, un muñeco de verdad.
