Opinión Nacional

Viceministerio para la suprema felicidad

No es necesario. La revolución ha construido al más feliz de los países. ¿Para qué más?

Mucha gente ha dicho que esta nueva instancia de la revolución, excéntrica y todo, es realmente inútil si se toma en cuenta que ya van casi 15 años de bienestar, cambio y prosperidad. Más o menos como la prosperidad de los cubanos, pero la venezolana es más auténtica. Es felicidad con gusto. Sin balsas para escaparse al imperio y votando cada vez más a favor del clan que ha logrado este milagro de la economía y la política mundial.

Una gran mayoría coincide en que es una beca lo que le están dando al señor Rafael Ángel Ríos Bolívar, flamante generador de felicidad para el pueblo venezolano que, como se dijo antes, es una verdadera redundancia de los cerebros cubanos que manejan este proceso. ¿Cómo le van a dar más felicidad a un pueblo que ya tiene todo lo que quiere y necesita y, según las más famosas encuestas, uno de los pueblos más felices del mundo desde hace rato? ¿Cuál será el trabajo de este señor? ¿Le pagarán por lograr lo que ya Chávez logró? ¿Le pagarán por hacer feliz a quienes ya son felices? Ganas de gastar plata. Es el mismo estilo del comandante muerto. Para hacer felices a sus compatriotas no se paraba en regalos ni en maletines voladores. Además, construir la mayor felicidad posible de los ciudadanos, según los términos de Bolívar, no tiene precio. Maduro es igual. Es decir, Maduro no es Maduro. Chávez lo inoculó y se metió en su cuerpo. De allí que no es raro que despilfarre igual que el otro, el fallecido. Veamos cómo andamos en eso de carita feliz eterna

El segundo Informe Mundial de la Felicidad, elaborado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), indica que el país más feliz del mundo es Dinamarca, seguido de Noruega, Suiza, Holanda y Suecia. El sexto puesto le corresponde a Canadá. Venezuela ocupa el puesto 20 del ranking, que incluye a 150 países. Hay seis renglones que afectan las variaciones en la felicidad de los países con el paso del tiempo: el producto interior bruto (PIB) real per cápita, la esperanza de vida sana, el apoyo social, la libertad percibida para tomar decisiones en la vida, la percepción de la corrupción y la generosidad.

Por eso es que el cargo del señor Rivas es absurdo. Incomprensible. El PIB de la revolución explota y es casi igual al de los chinos. Para la esperanza de vida sana basta visitar las desiertas morgues. El apoyo social es tan bárbaro que hace que la gente nazca jubilada. La libertad para tomar decisiones se refleja hasta en el libre cambio de divisas. Y la percepción de corrupción y generosidad van de la mano: nadie roba y todo el mundo anda en carros chinos que regalan en los cuarteles. Guiso y matraca son las claves de la felicidad revolucionaria.

Un viceministerio, ¿para qué?

 / Twitter: @ejrl <http://twitter.com/@ejrl>

 

 

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