Opinión Nacional

Viernes Negro 30 años después. ¿Estamos mejor?

 Uno de los temas era la apertura de un mercado libre, que junto con el Régimen de Cambios Diferenciales que había sido la decisión de entonces, se modificaba la política cambiaria eliminando un mercado libre e irrestricto de cambios. Había llegado a Venezuela los efectos brutales de las fluctuaciones del mercado petrolero. Y en verdad, es duro admitirlo, la sociedad venezolana no estaba preparada para esta situación. El tema era definir el cambio del mercado libre, que para ese entonces se fijo como punto de partida 9 Bs/$.

Sin tomar en cuenta, la maniobra cambiaria del 2007, cuando se dividió por 1000 al Bolívar, nos encontramos que luego de 30 años, el tipo de cambio en el mercado paralelo o negro, o como se le llame, está girando en los 20.000 Bs. Es decir si dividimos 20.000 ente 9, este se ha elevado 2222 veces. Ese cambio preferencial hoy de 6,30 no es verdad, se trata de 6.300 Bs /$. Una enorme devaluación ha consumido a Venezuela, a un costo social muy alto, una tasa inflacionaria que supera los 3000 % con cada vez más pobres, menos producción de bienes e insólito, exportando casi dos terceras partes de lo que se exportaba en 1983, 1.400.000 Bibl. /dia ya de por si exigua en virtud del ajuste de producción de la OPEP para ese entonces.

Desde 1983, se han establecido varios regímenes de cambio, RECADI (7 años), Cambio Único (Caldera 3 años) y luego desde 2003, Cadivi (10 años), es decir 20 años de control de cambios. Y de nuevo, uno se pregunta: ¿Cuales beneficios le han traído al país estos controles? Podemos decir, inflación, fuga de capitales, corrupción y negociados oscuros, escasez, desinversión (pública y privada) y sobre todo aumento de la pobreza. En 1983, un 30% de la población vivía bajo pobreza, hoy estamos ante un 65%. Los controles de cambio solo han servido para potenciar los desequilibrios de los cuales se ha pretendido corregir.

Ahora, luego de 14 años de un régimen político y económico, de concentración en el Estado la mayoría de la producción y distribución de bienes y servicios, nos encontramos en una situación de caos nacional, aun mas grave que la padecida en los gobiernos anteriores, la cual conjuntamente con los hechos políticos que se derivan de la enfermedad del Presidente Chávez, terminan por definir una situación inédita para Venezuela, con una enorme sombra de incertidumbre que solo apunta a una crisis política y social de mayor envergadura sin precedentes en el país.

Quizás el aspecto que llama más la atención sea la falta de talento político en quienes dirigen la oposición al régimen de Chávez, cuando se trata de presentar opciones de cambio. Su discurso, o al menos de aquellos dirigentes que aparecen en los medios, anteponen su visión cortoplacista, al no enfatizar sobre los problemas estructurales del país, y solo se refieren a la coyuntura, con ausencia de propuestas o ideas que emocionen al país, sobre todo para los jóvenes con relación

a la posibilidad de alcanzar un futuro de prosperidad. Henrique Capriles tuvo la ingenuidad de ofrecer la continuidad de las misiones y no tocar a PDVSA. Causa fundamental de su fracaso. Para que votar entonces por Capriles, si Chávez lo está haciendo bien.

Parece ser que cuando se habla del tema político, se genera una inhibición para tratar el asunto económico y se termina por ofrecer vivienda, salud y seguridad, pero absteniéndose de entrar de lleno en las causas de fondo de la pobreza y haciendo creer que en verdad el problema de Venezuela no es de ingresos, pues es un país rico. Algunos dirigentes más irresponsables dicen el país más rico del mundo y solo basta con buenos administradores de la renta, para repartirla. Y es allí en donde se comete el error de mayor envergadura de nuestros dirigentes al no enfrentar el tema económico en su verdadero contexto. Incluso, nuestros principales voceros económicos siguen cabalgando en el análisis de la coyuntura pero cuando tratan de enfocar el cambio necesario para hacer de Venezuela un país prospero, son acusados de neoliberales y entreguistas al FMI. Se trata de la trampa ideológica de la izquierda revolucionaria que ha estado privando en el país, de la cual no hemos podido salir. Más bien ahora con la entrega del mando a Cuba, estamos cada vez más inmersos en esa prisión ideológica.

Nuestros dirigentes se han olvidado, que no existe sociedad alguna que haya salido de la pobreza bajo un régimen socialista. Más bien el socialismo se alimenta de la pobreza y las restricciones para prevalecer en el mando. Mejor ejemplo de lo contrario, lo representa China, cuyos dirigentes tuvieron la osadía de abrir su economía y ofrecer sus ventajas comparativas y competitivas al capital internacional y al de los Estados Unidos de América. Hasta los tractores Caterpillar, únicos en el mundo se fabrican hoy en China.

No es posible seguir insistiendo sobre el modelo rentista de Venezuela. Tiene más de 30 años de agotamiento. Llego el momento de cambiar y hay que hacerlo de manera definitiva. Ello implica en primer lugar, transformar a la visión rentista del petróleo, por una de negocios. Hay que abrir el negocio petrolero a los particulares y al capital internacional de forma expresa y abierta. No al estilo de Chávez, con acuerdos oscuros con falta de transparencia, firmados con China, Rusia y otros países de Asia. De esta manera se podrán incrementar las exportaciones en el corto y mediano plazo. Se trata de lograr un estado más bien promotor de negocios, pero no operador de empresas petroleras, ni de acero, aluminio, cemento, alimentos, y de electricidad, agua y otros. Es necesario tener en cuenta que la inversión en el sector privado, mas industrias e inversión tomara tiempo para lograr incrementar las exportaciones de bienes transables, siempre y cuando se establezcan las políticas que así lo permitan. Privatizar total o parcialmente las industrias básicas será indispensable para lograr un Estado que haga políticas y se ocupe de su seguimiento, más que un Estado administrador y que tenga como prioridad a la educación, lo cual significa que no solo se restringa simplemente a mas contratos colectivos con maestros y profesores universitarios. El tema de la educación trasciende mucho más allá. Se trata de formular una política que permita formar a los venezolanos con valores y entre ellos la importancia del trabajo, la productividad, la eficiencia y la competencia. Un Estado que logre establecer un

régimen de provisión social, que pueda captar el ahorro nacional, para darle a la población y en especial a los habitantes de menores ingresos, estabilidad y calidad de vida. El Seguro Social, es una vergüenza para el país, malos servicios, escasa protección social y una gran corrupción en todos sus estratos.

Quienes aspiren a dirigir al país deben refutar con valentía y argumentos el discurso socialista populista demagógico, por uno que logre crear confianza en construir una economía real de prosperidad, y si la llaman capitalismo, muy bien eso no importa, pero con el buen cuidado de no caer en la trampa del izquierdista marxista, tanto aquellos de ultranza como moderados. Mientras no se le ofrezca a la país, una propuesta económica contraria al Rentismo de Chávez, con verdadera vocación de poder, no será posible lograr los cambios. Y eso le corresponde es a la oposición. Ya los militares podrán observar con atención el desarrollo político.

Venezuela, luego del 18 de Febrero de 1983 viene dando tumbos, cada vez empeorándose de forma estrepitosa. Los gobiernos sucesivos a esta fecha, tuvieron como base económica, al Rentismo Petrolero. Y en estos últimos 14 años, Chávez se ha encargado de profundizarlo. Y nos hacemos la pregunta: ¿Estamos hoy mejor?

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