Opinión Nacional

¡Viva el arroz con mango!

Faltan dos meses para el Referendum Revocatorio que marcará el comienzo de una nueva Venezuela. El primer paso se ha dado y solamente las triquiñuelas de un gobierno abusivo pueden robar a la mayoría del pueblo venezolano la esperanza de retomar el camino democrático, donde todos puedan trabajar, estudiar, descansar, hablar, divertirse, es decir, vivir en paz, con dignidad, sin que la sombra de un loco megalómano con boina roja amenace al pueblo constantemente con el castigo despiadado de su desprestigiada y agonizante revolución.

Hay que mantener viva la esperanza que vamos a lograr purgar a Venezuela de esta indigestión política que la aflige por culpa de la Revolución Bolivariana. Pero, debo agregar que me molesta sobremanera escuchar y leer los comentarios provenientes de todas las toldas, oficialistas o de la oposición, y de la prensa internacional, que reiteradamente resaltan el mal llamado “problema” de la mezcolanza de agentes políticos y miembros de la sociedad civil que configuran la Coordinadora Democrática y la oposición. No es la intención de este escrito juzgar la actuación de la CD; solo quiero aclarar que el supuesto arroz con mango que se pueda observar en la CD, puede realmente ser más saludable, efectivo y eficiente que el jugo de lechosa que se toma el comandante golpista.

En su libro «The Wisdom of Crowds»,_ recientemente publicado, James Surowiecki presenta una tesis muy interesante, argumentando que con mucha frecuencia los grupos actúan de forma más inteligente que cualquiera de sus miembros más brillantes a título individual. Es decir, las agrupaciones no tienen que estar dominadas por líderes excepcionalmente iluminados ni expertos para tomar las mejores decisiones. Tampoco es necesario que los grupos estén configurados por individuos con criterios similares o entrenamiento ni experiencia equiparable. Las diferencias intelectuales, de objetivos, de ideologías, de educación, de entrenamiento y de información, no necesariamente conducen al grupo a tomar decisiones erradas; por el contrario, cuando las diferentes opiniones y juicios de los múltiples individuos que configuran el grupo son agregados, la opinión o decisión colectiva es generalmente mucho más acertada. Es interesante leer los resultados de los distintos casos presentados por el autor que respaldan su tesis. Surowiecki refuta estudios y publicaciones anteriores que defendían la tesis de los errores en decisiones y manías colectivas, de autores tales como Charles Mackay, Thomas Carlyle, Ralph Waldo Emerson, Bernard Baruch y Friedrich Nietzche entre otros.

Se pueden cometer errores, como sucedió en las elecciones de 1998 cuando el pueblo confirió el poder a Hugo Chávez. Pero en ese momento el pueblo cayó victima de una seducción colectiva, una locura electoral, producto de su desesperación ante los fracasos y la incontrolada corrupción de la Cuarta República; los individuos dejaron de actuar como tales y o bien se dejaron seducir por el canto de sirenas del Chavismo, o se abstuvieron de participar en el proceso electoral. El resultado de este error lo está sufriendo hoy el pueblo venezolano. No, es el mismo pueblo, hoy mucho más maduro políticamente, más preocupado por participar activamente en la conducción de su destino, el cual en forma colectiva debe decidir quien ha liderarlo, dirigirlo, pero hacia el objetivo común que él mismo se debe trazar. Ya se acabó el tiempo de los caudillos, de los líderes mesiánicos que tanto daño han hecho al mundo, y de manera especial, a la América Latina.

No se debe insistir desesperadamente en buscar al experto que va a conducir la nueva Venezuela por la ruta de la democracia, el progreso, y la paz, donde todos lo venezolanos, independientemente de su ideología política, de su clase social, de su raza, de su religión, pueda tener la misma oportunidad de compartir los bienes y beneficios que el estado y la sociedad en su conjunto puedan producir. El Chavismo con frecuencia critica a la oposición por una supuesta carencia de liderazgo; sin embargo, son los líderes de esa oposición quienes están llevando a Hugo Chávez a medirse en un referendo revocatorio. En la oposición muchos líderes han surgido y otros han desaparecido; esto es parte de la dinámica de los grupos. Ya surgirá el nuevo líder que aceptará el mandato del pueblo venezolano y conducirá al país hacia la meta de un desarrollo político, económico y social sostenido. Quién sabe? Quizás ya lo tenemos.

En estos momentos difíciles que vive Venezuela el pueblo no se debe hacer eco de los gritos de alarma, de las acusaciones, de los lamentos agoreros que resaltan las diferencias entre los miembros de la CD y de la Sociedad Civil en su conjunto. Por el contrario, debe estar consciente de la fortaleza producida por la gran variedad de ideologías, razas, religiones, culturas, educación, vocación, etc., que configuran eso que llamamos el pueblo venezolano. El pueblo de Venezuela es digno, orgulloso, alegre, trabajador, patriótico, luchador, y sobre todo democrático, y nada ni nadie lo puede distraer del camino que ha decidido tomar en forma colectiva; el RR y la salida de Hugo Chávez permitirán poner la casa en orden y construir la Venezuela que todos queremos.

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