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Por el que sea

Resulta difícil en un país tan polarizado políticamente, debatir públicamente opiniones críticas, en tanto las posiciones van desde el fanatismo absoluto hasta el rechazo de la mínima objetividad y la racionalidad de la ciencia. Quienes nos resistimos a dejarnos atrapar por los extremos y optamos por profundizar un poco en la crisis política y económica que viene padeciendo el país desde la década de los ochenta (18 de febrero de 1983), preferimos navegar en el terreno intelectual donde encontramos respuestas que nos son muy útiles para entender el conflicto e intentar aclarar las posiciones políticas radicalizadas.

Fue Platón quien puso en escena el intercambio entre quienes piensan que existe una realidad externa e independiente de las percepciones de los humanos y, entre los que sostienen que en el fondo todo es opinión y que no es posible establecer con absoluta certeza que un concepto elaborado por la mente humana corresponde a una realidad objetiva.

Lo anterior tiene pertinencia, en tanto nos preocupa, el pragmatismo absoluto y la pobreza intelectual de muchos de los dirigentes de la oposición, los cuales utilizan con demasiada frecuencia los lugares comunes y el lenguaje saturado de jergas y consignas sin criterio y sin sentido de la crisis política por la que atraviesa Venezuela hace un poco más 32 años (18 de febrero de 1983), lo cual impide al común del venezolano percibir con claridad y reflexionar sobre los acontecimientos que han venido ocurriendo desde entonces.

Vamos a unas nuevas elecciones (parlamentarias), con un pesado lastre de 16 años de chavismo que nos abruma y que no hemos sabido o no hemos podido quitárnoslo de encima, debido que hasta ahora no hemos conseguido armar una política alternativa, coherente y creíble, a la política puesta práctica por la élite política cubana.

Si nos detenemos a analizar el balance de la oposición en estos 16 años, tendríamos que llegar a la penosa conclusión que todo este tiempo hemos manejado muy mal nuestras ecuaciones frente al régimen. La política “consensuada” en relación al cambio “pacífico, electoral y constitucional” no ha sido capaz hasta ahora de conquistar electoralmente a los sectores populares de la población, mientras que, los sectores de la díscola clase media además de confundida, tiene una suerte de comportamiento esquizofrénico, que sumado a su frustración, su desesperación y su indignación, la hacen prácticamente impredecible desde el punto de vista político, pues, la pérdida de su espacio social ha subvertido sus valores y su clásico discurso de ascenso social. Esta situación pudiera hacer inclinar a las clases medias hacia a un comportamiento antipartido y apoyar cualquier individualidad política con grandiosidad retórica irresponsable (ya lo hicieron el 6 de diciembre de 1998, por Hugo Chávez). Por lo que sería interesante revisar con cuidado, las ideas políticas que tienen hoy en la cabeza.

En lo personal he venido insistiendo hasta el fastidio que a todo el liderazgo de la oposición (empresarial, cultural, eclesiástico, político, educativo, otros), le ha faltado dedicación para estudiar e investigar en profundidad los cambios que se produjeron en Venezuela a raíz del intento del golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, luego de tres años de ocurrido el “caracazo” entre el 27 de febrero y 8 de marzo de 1989

Es ya del conocimiento público, pero vale la pena repetirlo para que no se nos olvide, que en el último gobierno del Presidente Pérez se conformó una “alianza” entre la burguesía, los dueños de los principales medios de comunicación, sectores de la intelectualidad conservadora del país, los ñangaras de la izquierda, dirigentes políticos pragmáticos frustrados y de escaso vuelo intelectual, quienes se dedicaron a conspirar con los militares en contra del Gobierno del Presidente Pérez. Los resultados de esta conspiración ya es historia, pero vale la pena revisarla para situarla en perspectiva.

Estoy convencido que si no profundizamos en este análisis y en la política que a partir del 2003 puso en práctica la élite política cubana, continuaremos lamentablemente dando “palos” de ciego, pues, el sólo planteamiento “pacifico, electoral y constitucional” sin otra sustentación política que la mera retórica electoral no da luces a la población sobre la dimensión de la crisis política y el desbalance de las correlaciones de fuerzas entre la oposición y el Chavismo que implican no sólo el plano militante de los partidos políticos de la oposición, sino también, el plano intelectual de la vida política del país.

Al planteamiento “pacifico, electoral y constitucional” le hace falta background, pues no podemos pretender que la profundización de la crisis económica (desabastecimiento, inflación, escasez de divisas) aunado a la represión desatada por el régimen, llevarán por la fuerza de la gravedad, o por la ley del péndulo a la población a votar mayoritariamente en favor de los candidatos de la oposición.

Este discurso optimista de la oposición a lo largo de estos 16 años, constituye una razón natural de cualquier político, pero a este discurso le ha faltado insumos que lo nutran del análisis de la recomposición de la política del país, pues, la élite política cubana incorporó a Venezuela a su larga experiencia en las estrategias de la geopolítica con lo cual Venezuela se convierte en una bisagra trascendente para lo que está ocurriendo en el mundo de hoy, es decir, la lucha por el poder global de las superpotencias.

La ignorancia en esta materia (geopolítica) y, la falta de preocupación por estudiarla, hace que esta se subestime al igual que otros temas de necesaria reflexión en estos tiempos que corren, para poder entender lo que está ocurriendo y así poder actuar en consecuencia. Lo grave de esta situación es que tanto los partidos políticos como muchos de sus dirigentes les “resbalan” estos temas, pues, consideran estos como “paja”, sin darse cuenta que, por la pura vía pragmática inducen al venezolano común a manifestar expresiones como estas: “YO VOTO POR EL QUE SEA”, sin detenerse a pensar sobre su ideología y/o el nivel cultural e intelectual de los candidatos. Es así como a través del tiempo hemos elegido para cualquier cargo de representación pública (Alcaldes, Gobernadores, Diputados, otros) a mengano o a zutano, pues, se cree que la formación, la preparación intelectual, la consistencia ideológica, son pequeños detalles sin importancia que se discutirán después y, de después, en después, hemos tenidos una caterva de dirigentes políticos expertos en capturar parcelitas de poder que después de un tiempo, el régimen les arrebata y los pone presos. Son por lo general, dirigentes sin ningún atisbo de conocimiento en casi ningún tema, a excepción, del de la intriga, la zancadilla, la maniobra, la incondicionalidad al jefe del partido y por supuesto, el electoral, todo esto, calificado eufemísticamente de: “experiencia política” o “zamarronearía política”. Pero que se le va a hacer; son dirigentes que despiertan una extraordinaria y multitudinaria “popularidad” en las “masas”.

No se trata de que sean unos savant o unos poliglotas, o unos Summa Cum Laude de Harvard, Stanford, Princeton, Cambridge o Oxford, peroooooo!!!!

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2 comentarios

  1. Yo creo más bien que eso es ser guerrero del teclado, descalificar a los que están, cuestionar lo que se ha hecho, SIN PROPONER CONCRETAMENTE UN PLAN DE ACCIÓN A SEGUIR, más allá de «ser distintos» a los que acá califican injusta e insultantemente como «una caterva de dirigentes políticos expertos en capturar parcelitas de poder que después de un tiempo, el régimen les arrebata y los pone presos. Son por lo general, dirigentes sin ningún atisbo de conocimiento en casi ningún tema, a excepción, del de la intriga, la zancadilla, la maniobra, la incondicionalidad al jefe del partido y por supuesto, el electoral, todo esto, calificado eufemísticamente de: “experiencia política” o “zamarronearía política”. » Cualquiera pensaría que en el chavismo sí tienen los dirigentes con los conocimientos y la experiencia, y que los rojos no andan tras parcelitas, ni cerca siquiera de «la intriga, la zancadilla, la maniobra, la incondicionalidad al jefe del partido». El chavismo ha tenido relativo y cuantitativo éxito por su obvio POPULISMO y porque en paralelo le aumentaron los ingresos petroleros, con lo que pudo comprar adhesiones, de individuos y de países, todo lo cual está mermando en directa proporción a la merma en los ingresos. Amor con hambre no dura, Sucialismo del siglo 21 sin dólares, tampoco. ¿Debe la Oposición asumir el Populismo y el discursito demagogo, o hablar claro y raspado, y ofrecer, como Churchill, «sangre, sudor y lágrimas», que es lo que nos va a costar enderezar este grave entuerto.

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