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Por los rieles del capital

A raíz de la visita de Francisco I hacia los Estados Unidos, se ha vuelto a poner sobre el tapete la diatriba entre el Capitalismo y la Sociedad Humana. Nuevamente ha salido a relucir la Doctrina Social de la Iglesia Católica presentada por el Papa de una manera fresca y existencial, pero que no ha variado un ápice desde la “Rerum Novarum “de León XIII, pasando por la “Populorum progressio” de PABLO VI en las que enfáticamente se repite que el capital debe estar al servicio de la persona humana y no al revés, y temas como la pobreza y el subdesarrollo son enfocados bajo este principio directriz.

Para el Capitalismo, en cambio (para el capitalismo light como para el capitalismo salvaje) todo gira en torno al Capital, incluso los trabajadores, que hábilmente manejados por las empresas, sirven para producir una PLUSVALIA y el mundo se mueve por las ganancias de las empresas. Gracias al capitalismo se está desterrando la pobreza y el subdesarrollo que tanto le duelen a la Iglesia.

Para ir al meollo del problema vamos a realizar un corto pero accidentado viaje en tren, deslizándonos por los carriles del capital. Mientras esperamos en la estación entablamos una charla con el ejecutivo de una empresa que se acaba de jubilar y se va de vacaciones con su señora, íntegramente financiadas por su empresa en la que él ha trabajado toda la vida como ingeniero de sistemas. Ha trabajado muy duro, pero siempre ha tenido una situación muy holgada, que le ha permitido realizarse plenamente como profesional, pero concluye confidencialmente: “he sido explotado por la multinacional, que ha ganado millones de dólares gracias a los softwares que yo diseñaba. Hoy la empresa tiene una ENERGIA financiera muy grande que se refleja en la bolsa, gracias a mí”.

Faltan pocos minutos para la partida y frente a nosotros pasa un señor, casi de la misma edad que nuestro insigne ingeniero, vestido en traje de faena, jalando una enorme y sucia manguera hacia el tanque de diésel de la locomotora. “sin ENERGIA los trenes no caminan”, exclama.” llevo treinta años dándole de comer a los trenes para poder comer yo, pero no me quejo y no soy como ese que no quiere trabajar”, refiriéndose a un mendigo que yace sobre una banca de la estación.

Al principio nuestro tren se desliza sobre hermosos pastizales. Ha llovido toda la noche, y en el ambiente hay un estimulante olor a hierba mojada, que tras la ventanilla se alza vigorosa con toda la ENERGIA que le ha caído del cielo. A los treinta minutos nuestro convoy hace su primera parada y afuera el panorama se ha vuelto desolador. El pasto ha sido arrasado y al fondo se ve al depredador, una enorme manada de vacunos que asimila por sus cuatro estómagos las proteínas ingeridas, para dentro de pocos días ser llevada al matadero, frente al cual nuestro tren se ha detenido.

En cuestión de pocos minutos, una cuadrilla de hábiles obreros ha logrado llenar el último vagón con reses recién sacrificadas, rumbo a los supermercados en los que los seres humanos se proveen de ENERGIA proteínica para mantenerse vivos y sanos a cambio de sus pequeñas ENERGIAS financieras que obtuvieron por medio de su trabajo en alguna empresa capitalista.

Finalmente nuestro tren llega al supermercado que brilla por los cuatro costados con sus letreros luminosos de neón. Adentro la oferta sonríe desde sus empaques de colores como sonreían los pastizales que vimos en la mañana y ya no es el tren, sino los carritos de los clientes que se acercan y se enciende el mercado capitalista, el juego entre depredadores y presas en el intercambio de ENERGIAS. Los clientes son los pequeños depredadores que siempre llegan con carritos para conseguir ENERGIA proteínica de los anaqueles, que se la llevan en bolsas a sus casas. Pero el gran depredador es el auto mercado capitalista que recoge las pequeñas ENERGIAS financieras que los clientes han dejado en las cajas registradoras y acumulan CAPITAL.

Todo es intercambio de ENERGIA. El Capitalismo funciona porque intercambia ENERGIAS que la gente necesita para vivir, pero en el juego EL CAPITAL crece y el dinero de la gente decrece. La Primera Ley de la Termodinámica dice: “Nada se crea, nada desparece, todo se transforma”. Esta ley se cumple ciegamente en la naturaleza, lo mismo que en la economía:

– En la naturaleza, la ley se cumple en la CADENA ALIMENTICIA o CICLO TROFICO, en la que existen presas y depredadores. El depredador toma LA ENERGIA de las presas para transformarla mediante el metabolismo en ENERGIA proteínica que mueva sus músculos y arterias. Tras la ventanilla, el ganado toma las energías del pasto y llegado el tren al auto mercado, los humanos lo hacen con el ganado.

– En economía el juego es más sofisticado, pero la trama la misma. El empresario capitalista, toma milésimas de ENERGIA laboral, creativa, cerebral del trabajador a cambio de mantenerlo vivo, saludable y competitivo por medio de un salario, que es ENERGIA financiera. Pero no acaba con él, como el ganado que de un bocado acaba con el pasto, sino que se va apoderando de su ENERGIA, lenta y sistemáticamente, con horarios establecidos, en armonía con él, y termina depredándolo. Si es muy valiosa esa energía, le dará buenas compensaciones como al ingeniero de software, y a duras penas lo mantendrá vivo si la energía es poca cosa como el maquinista del tren. Para el Capitalismo los seres humanos somos la correa transportadora de ENERGIA.

Hemos llegado al meollo, al final del viaje de tren: EL CAPITAL nunca estará al servicio de la persona como pretende la Iglesia. Esta es una ley de la física y de la naturaleza, no es una ley moral. El CAPITAL siempre nos estará depredando bien sea por la línea férrea del trabajo o por las autopistas del mercado.

– Por la línea férrea del trabajo. Nadie se escapa de ella. Por ella somos depredados, pero paradojalmente sus rieles nos conducen a la salvación. No en vano existen en todos los países monumentos al trabajador, del cual se puede afirmar lo que se dice que hace el agua con la piedra: “Gutta cavat lapidem, non vi, sed saepe cadendo”.

– Por las autopistas de los mercados que ahora inventaron las franquicias, los seres humanos estaremos permanentemente siendo depredados al intentar satisfacer nuestras necesidades, por eso la mecánica del capitalismo es el consumismo que en Occidente se ha convertido en una cultura. La historia nunca tendrá fin porque cuando el hombre finalmente haya satisfecho sus necesidades elementales, y el hambre haya desaparecido de la faz de la tierra, el capitalismo siempre estará creando nuevas necesidades, porque necesita continuar depredando por medio de ellas. Hoy ya nadie puede vivir sin un teléfono inteligente. Es la HISTORIA DE LA ENERGIA, que siempre SE TRANSFORMA, pero nunca DESAPARECE. (Primera Ley).

Los rieles del capital se remontan al sol, y aunque Ud. No lo crea, bajan desde allá y acá abajo se ramifican hasta por los teléfonos inteligentes. En nuestra estrella existe el estado de plasma en el que, debido a las descomunales temperaturas, los isótopos del hidrógeno como el Tritio y el deuterio se fusionan, liberando dantescas oleadas de energía que llega a la tierra en los rayos solares en forma de fotones. Acá abajo son recibidos por las plantas, las cuales inventaron la fotosíntesis para TRANSFORMAR LA ENERGIA lumínica del sol en ENERGÍA bioquímica, que junto con el agua, el dióxido de carbono y nutrientes, alimenta los pastizales que Ud. vio desde el tren. Es el sol que hizo florecer los pastizales, el que ahora hace florecer rascacielos y trasatlánticos en el planeta.

Objetivamente, científicamente, el Capital no se puede someter a la persona humana, pero estratégicamente sí, es decir la estimula, la premia, le da una buena vida como a nuestro ingeniero de software, y en definitiva al capital le conviene tratarla de la mejor manera posible para depredarla sin dolor.

Pero, entonces dónde queda la justicia?. Dónde los derechos humanos ?.El hombre estará siempre explotado por el hombre ?. Es lo que reclama la Iglesia. Afortunadamente la raza humana ha progresado muchísimo y hoy todas las personas viven sobre plataformas que las salvaguardan, defienden sus derechos y evitan que sean depredadas. Estas plataformas son los países, pero para que sirvan de apoyo deben ser sólidos, soberanos, solventes, inteligentes, con sólidas instituciones en las que impere la ley , la moralidad y los derechos humanos, capitaneados por los gobiernos de turno que deberán administrar el tráfico de los trenes del CAPITAL que llegan y salen del país para intercambiar y transformar ENERGIAS en beneficio y desarrollo del país y de toda su población, es decir también de los pobres y marginados, que deben ser su responsabilidad. El estado debe ser permanentemente inclusivo.

Comentado [EP1]:

Las empresas capitalistas que rondan por el mundo son excelentes herramientas de TRANSFORMACION DE ENERGIA que los gobernantes deben manejar hábilmente para desarrollar sus países, deben ser sus catalizadores, invitándolas a traer sus capitales, pero señalándoles a la entrada las leyes del país y los tributos que deberán pagar a la nación. Un empresario inteligente hará alianzas con el gobierno para derrotar la pobreza y el subdesarrollo valiéndose de LAS ENERGIAS de la gente y de la naturaleza, unidas a las del dinero que él pone, pero respetando los derechos humanos y el medio ambiente. Es a los gobernantes a los que se debe dirigir el sucesor de Pedro para llevarles la luz del Evangelio y de la Teología de la Liberación y con ella enfrentar los abusos del capitalismo y también los dislates y espejismos del castro-comunismo.

No se puede gobernar un país desde las directrices de una oligarquía ni mucho menos desde las directrices del pueblo. Ambas son los extremos opuestos de un mismo error. América latina, frecuentemente se ha manejado más con el carisma que con la cabeza, y ese orden hay que invertirlo. Un gobierno es algo muy serio que debe ser manejado por un consumado profesional con criterios más científicos que ideológicos, el desarrollo y bienestar de un país tienen que ver directamente con LA TRANSFORMACION CIENTIFICA DE LA ENERGIA, imitando el maravilloso y milimétrico camino de la naturaleza.

Nuestro tren ha llegado a la última estación, al auto mercado. Se dice que el mercado todo lo regula y equilibra mediante el juego de la oferta y la demanda, pero esto no siempre sucede así, a veces surgen los monopolios y el estado debe vigilar en todo momento, aunque se ofenda Milton Friedman. Se dice que debe existir plena libertad financiera, pero ya la crisis hipotecaria del 2008 que puso en jaque a la economía mundial por la perniciosa práctica de apalancar el dinero, nos alertó y el estado debe supervisar permanentemente el tráfico de los capitales, pregúntenle a Stiglitz.

Continuará el viaje por los rieles del capitalismo hacia los países más competitivos en los que la seriedad y organización atraen muchos capitales y en los que la sagacidad de sus gobiernos sabe TRANSFORMAR LA ENERGIA que lleva el dinero para el desarrollo de sus países y el bienestar de su población como Singapur, Alemania, Holanda, Japón, Suecia, Suiza, etc. en los que desapareció para siempre la pobreza, el hambre, el crimen y acaso la corrupción. Los países en vías de desarrollo, deben aprender de ellos de cómo se debe manejar sobre los rieles del capital. En Lima se reúne el BM. Y el FMI para controlar EL CAPITAL, ocasión para que los países pobres aprendan cómo manejarlo.

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