¿Por qué es importante la Carta Democrática?
No se debe analizar la aplicación de la Carta Democrática de la OEA como una solución a la crisis venezolana, ni mucho menos como un sustituto a la acción que debemos emprender todos los venezolanos para ponerle un punto final al actual desaguisado al que nos tiene sometido un régimen que no quiere entender que está en su fase terminal.
Pero la aplicación de la Carta Democrática tendría un alto valor moral -o mejor dicho- moralizante, en un continente que ha dejado de lado, por demasiado tiempo, los valores morales y éticos que deben ser la norma de conducta en el arte de gobernar.
Pero además debe marcar el fin de una época ceñida por una admiración ciega al régimen cubano que, por calificarse de izquierdista y anti imperialista, ha conducido en nuestra región a una visión maniquea en la que los buenos son los que admiran a Fidel Castro y los malos o sospechosos lo que no se integran a esa feligresía. Ejemplo de ello fue con qué rapidez se le aplicó la Carta a Honduras y Paraguay por no estar alineados con los propósitos e intereses de los miembros del Foro de Sao Paulo.
Por eso, a pesar de no producir resultados inmediatos, la aplicación de la Carta Democrática a un gobierno que viola sistemáticamente el orden constitucional y que no respeta la voluntad popular, sería una importante señal de cambio para una región que debería anteponer los valores de la democracia a intereses meramente oportunistas y crematísticos.
