Socialismo devastador
Si algo ha permitido el experimento de la ex Unión Soviética, los países de Europa del Este, Cuba y más reciente Venezuela, es dejar claro lo costoso en términos patrimoniales, financieros y humanos que registraron esas sociedades, y lo nefasto de las ideas comunistas y socialistas (muy hermosas en el papel) pero que en la realidad han resultado ser profundamente injustas, discrecionales, sectarias y ruines para los casos citados, donde hasta las personas terminaron siendo cosas empobrecidas y alienadas. Nadie niega las imperfecciones del capitalismo pero la realidad es que este último termina siendo más justo, menos empobrecedor, más plural y democrático que los socialismos tradicionales u ortodoxos al estilo de Europa del Este o sus versiones tropicales al estilo de Cuba o más recientemente Venezuela.
Sin embargo y avanzando un poco más si alguna carencia tiene Venezuela no así Polonia, Hungría, Checoslovaquia hoy República Checa y Eslovaca, la propia Rusia y otros que pasaron las desventuras, el oprobio y la miseria y efectos del socialismo, es la necesidad de libertades, reglas de juego, respeto a la iniciativa privada, rescatar el destruido sistema de precios que al parecer comienza a operar. Venezuela y los venezolanos recogemos los vidrios de la improvisación, del saqueo de los ingresos, reservas y demás, de la desmesura, de los dislates, de las empresas de maletín, bolichicos, del militarismo y populismo ramplón y de esa izquierda burda y rancia que he hecho mucho daño en Venezuela y América Latina, basta ver las gestiones empañadas por la corrupción en el Chile de Bachelet, el Brasil de Lula da Silva, el Perú de Ollanta Humala y la Venezuela saqueada durante la revolución bolivariana.
Abogamos por un liberalismo, y ese liberalismo lo que precisamente plantea es colocar al ser humano en primer término, y en segundo lugar, exaltar las libertades en sus diversas acepciones y ámbitos, en lo político, en lo religioso, en lo humano, en la económico y social. Liberalismo no neoliberalismo. El Estado debe estar al servicio del individuo no al revés como ha pasado en las experiencias socialistas clásicas “nefastas” y reeditadas en el llamado socialismo del siglo XXI que de moderno, innovador, justo, incluyente y del siglo XXI no tiene nada.
No puede haber progreso sin libertad, tolerancia, y sin libertades. La libertad es un atributo y condición inherente e intrínseca al hombre, a la persona humana y ciudadano. Las sociedades liberales son sin duda sociedades y países con mayores grado de desarrollo, progreso, eficiencia, armonía social, institucionalidad, Estado de derecho, plena información, procedimientos, economía de libre mercado en lugar de planificación estatal (vean la tragedia de Venezuela).
El Estado en Venezuela hoy es dueño de casi todo, y casi todo paradójicamente no funciona o anda realmente muy mal, poseemos la economía con mayor cantidad de distorsiones, hiperinflación, riesgo país, empleo informal, una salud nefasta, el secuestro de los poderes públicos, la violación fragante de nuestros derechos humanos y ciudadanos. La revolución bolivariana ratifico lo nefasto que es el socialismo en la realidad, corrupción, dispendio, incompetencia y la ruina espiritual y material del hombre. La clase política emergente a finales de los años noventa en Venezuela no tuvo pudor, decoro y respeto por el país y los venezolanos, sencillamente destruyeron un país rico y lo convirtieron en un país horrendo que tendremos que rescatar con trabajo, esfuerzo, valor agregado, talento y mucho sacrificio. Me declaro liberal.
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@rivasleone
