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“Tormentos”, poesía desde los dibujos de Eduardo Azócar

Había renunciado a la idea de hacer un texto en el género poesía en el tenor del libro titulado “Tormentos: poesía desde los dibujos de Eduardo Azócar” (2018), por el temor a que la obra no fuera comprendida en su dimensionalidad humana como un canto a la vida y no a la desesperanza. Pero me motivaron varios elementos, los cuales explicaré a grosso modo.

Desde que por allá, a comienzos de los noventa, el arquitecto, amigo y hermano de sangre, Eduardo Azócar (Guanare, 1974), comenzara su periplo por las artes, deduje que su perfil creador tendría obstáculos inmensos, primero por su personalidad, un ser humano ontológicamente invadido por la esencia del arte (lo que conocemos como talento) y que le hace virtuoso y totalmente independiente de cualquier escuela, movimiento o línea artística contemporánea; segundo, porque para él dedicarse al arte tendría que tener condiciones mínima de respaldo que le diera esa tranquilidad que, y en muy contadas excepciones, han gozado artistas modernos; y tercero, que es un hombre de una sola pieza, macizo, sin fracturas ni quiebres; un hombre que valora la palabra, el respeto y es depositario de una admirable personalidad rígida pero inmensamente sensible ante las circunstancias más esquivas de la vida cotidiana. Estas características representan a un artista que es único, personal y muy celoso con su intimidad y sus sentimientos; por eso proyectar sus trabajos más allá de su taller, de su morada creativa, siempre lo vi complicado, aunque el tiempo me ha demostrado que si podía avanzar un poco y que fui en extremo pesimista, gracias a esta equivocación hoy podemos mostrar algunos ejemplos del trabajo de Eduardo y a su vez, recrearlos con elementos poéticos que no son un reflejo de lo dibujado, sino la interpretación personal del poeta de lo que dibujó el artista.

carátula del libro Tormentos 2018La obra de Eduardo Azócar, en su acabado artístico, es estéticamente hermosa, contrastando directamente con el esfuerzo escritural que le hemos sumado. Eduardo es un artista con un lenguaje plástico caracterizado por la simbología de los tormentos; pero no es algo así como aquellos artistas obsesionados con la sangre o con los animales o con el cuerpo femenino; no se trata de ese tipo de interés; su esfuerzo es por mostrar las diversas contorsiones en las que el cuerpo humano se va moldeando para graficar escenas de sentimiento y pasión por la vida. El calificar de “Tormentos” este poemario, es una excusa valiosa para redefinir el término tormentos. Si buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española (el de la Edición 2017), nos encontramos que tormentos  (o tormento en singular) significa “1. m. Acción y efecto de atormentar; 2. m. Angustia o dolor físico; 3. m. Congoja o aflicción; 4. m. Persona o cosa que causa dolor físico o moral; 5. m. Máquina de guerra para disparar balas u otros proyectiles; y 6. m. Dolor corporal que se causaba al reo para obligarlo a confesar o declarar…” Dando una síntesis de todos los conceptos quedaría uno solo con un perfil característico común: “Angustia y dolor mental y físico causado a la estructura corpórea de una persona”.

Ahora bien, en la obra de Eduardo se aprecia escenarios que podemos calificar de “tormentosos” para la psique y cuerpo de un ser humano, pero no se está afirmando que esos dibujos hayan producido en el abstracto imaginario de su creación, ese dolor mental y corporal, todo lo contrario, se muestra como formas imbuidas en un movimiento tormentoso que buscan crear su espacio ideal en las cajas modulares donde se ubican. Al llegar a ese estadio ideal que es el que está en el dibujo, ya no hay sufrimiento, sino paz, tranquilidad y confort. Es un estadio ideal lo que produce la obra de Eduardo, sin que influyan otros elementos tortuosos que están más en el ideario superficial que en la representación estética de la obra. Por ello, “tormentos” significa para quienes valoren este libro y los dibujos de este libro, un “estadio ideal de las figuras humanas dibujadas, entorno a las cajas modulares que le sirven de morada”. Es un canto sin desesperación y sin dolor, al movimiento y a las pulsaciones de ese movimiento en la experiencia cotidiana del hombre al buscar ajustarse, con toda las dificultades que ello infiere, al mundo social complejo e incierto de la sociedad líquida castigada por el miedo.

Es pues, esta obra (que pueden descargar de manera gratuita en la direcciónhttps://espanol.free-ebooks.net/ebook/Tormentos), con sus poemas y dibujos, un tributo a un gran hombre y a un gran artista, quien vive a profundidad su arte y hace del arte un motivo constante de diálogo consigo mismo.

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