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Unidad para avanzar y vencer

Germán Gil Rico

Un golpe de Estado (24-11-1948) derrocó el gobierno presidido por Don Rómulo Gallegos. Un debate feroz y suicida, una  guerra verbal escindió al inmaduro frente civil. Por la grieta penetró la militarada con aceptación, sin mayores reparos, de los partidos COPEI, URD y FEDECAMARAS; recompensados los partidos con posiciones burocráticas de menor rango y los empresarios con ventajas crediticias, impositivas y arancelarias. La crueldad de la tiranía obligó a la reconciliación cívico-militar. La huelga general fue el detonante. Los cuarteles dijeron hasta aquí. Pero como el hombre es tozudo cae una y mil veces en la misma trampa. En 1992 hubo un fallido golpe de Estado al cual el ex presidente Rafael Caldera dio tácito respaldo, para beneplácito de amplio sector de la clase media, del empresariado y de la ultra izquierda impúdica; lamedora de la bota militar.

La historia continuó su curso y los actores políticos trotaron por el desfiladero del autosuicidio. Demonizaron las políticas de modernización del Estado para aproximarlo al ciudadano y corregir desajustes socioeconómicos, mediante  reformulación macroeconómica orientada a frenar la crisis financiera que estalló en 1983. Coludidos los poderes fácticos defenestratron al Presidente Carlos Andrés Pérez, mediante un juicio político. Prefabricaron la tragedia en la cual estamos inmersos.

Caldera satisfizo su inmensurable ego. Cosechó los frutos de la conjuración. Fue reelecto presidente. Si en su primer gobierno dejó la economía pendiendo de un hilo, en el segundo, desechó las correcciones iniciadas por CAP II y abrió la compuerta al desastre que pudo haberse evitado. Empresas financieras, industriales, comerciales y de producción agropecuaria quebraron o, en el mejor de los casos, redujeron al mínimo sus operaciones. Pero fue exitoso en su afán por congraciarse con cuanto ñángara lo cameló. Por ese camino indultó al líder del fallido golpe de Estado de 1092 y le entregó los arreos presidenciales a “un hombre de presa”.

Hugo Chávez Fría, a partir de su felonía, se “dejó querer” por una red tejida con hilos de indeseables extremoizquierdistas, políticos fracasados o en retiro, así como de empresarios e intelectuales influyentes. Lo llevaron a Cuba y Fidel Castro, con saludarlo, cató el revoltillo de grosera ambición e ignorancia que le obsequiaron. Lo ató a la pretina de su pantalón.

“Juro sobre esta moribunda Constitución” fue el primer escupitajo que lanzó a la nación, en la cara del ex presidente Rafael Caldera y del Congreso de la República. Así inició la demolición de la institucionalidad democrática. “Robaría si no pudiera dar de comer a mis hijos” vociferó a todo pulmón y auspició la quiebra moral del entramado social. Armó la delincuencia agrupada en los llamados “Colectivos”. Los malvivientes coparon los espacios públicos y la criminalidad creció en progresión exponencial. Fue tan suertudo como bellaco. Tanto que los precios del petróleo subieron a más de 100 USD/b. Comenzó el saqueo.

Con el propósito de impulsar el proyecto castrocomunista malverso cientos de miles de millones de dólares en donaciones (incluidos aportes a la corrupción) a países menesterosos en calidad préstamos sin retorno o en la “venta” de petróleo a precio de gallina flaca. Otra línea de acción ha sido el robo (expropiación sin pagar) de fundos agropecuarios, de plantas industriales y empresas de comercialización. Antes productivas hoy en total ruina. Ruina estimulante de corrupción en escala. Todos comemos, vestimos, nos reproducimos, requerimos vivienda, usamos los servicios, nos enfermamos, finalmente morimos y más del 85% de lo que consumimos es importado. Resultado: Obsolescencia de los equipos de PDVSA, caída de la producción y de los ingresos de dólares, desabastecimiento y robo en la facturación con sobreprecio de todo cuanto se importa.

Ha llegado el momento y debemos aprovecharlo para DERROCAR LA TIRANÍA CASTROCHAVISTA. Más del 80% de la población, la que se abstuvo de votar para la ANC espuria, quiere hacerlo pero no sabe cómo. Entonces toca al sector político. En 1957-58 echó a un lado diferencias,  tocó la puerta de los cuarteles y lo escucharon. Convocó a huelga GENERAL SIN RETORNO.

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