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Verdades bolivarianas

Uno de las mentiras más absurdas de esta mal llamada “revolución bolivariana” ha sido la falsa promesa de convertir a Venezuela en una potencia energética. En estos tres largos lustros, nuestro país no ha avanzado en tal dirección, todo lo contrario ha retrocedido dramáticamente convirtiéndose en una republiqueta bananera empobrecida e hipotecada, sumida en la escasez, y en la carencia de bienes y servicios. Mentir, mentir que algo queda ha sido la divisa de los facho bolivarianos al mejor estilo Goebbeliano.

Falsean la realidad cuando nos hablan de que nuestro país es una potencia a nivel mundial y carecemos del acetaminofén para tratar un dengue o un chikungunya. La intención criminal del socialfascismo bolivariano ha residido en transformar “sus falaces verdades” en verdades de hecho. La mejor prueba de ello lo encontramos en el tan cacareado y publicitado Plan de la Patria (PP), parte del legado del comandante galáctico. Además de proponer “salvar a la Madre Tierra y la humanidad”, el PP se plantea transformar al país en una potencia planetaria. Engañan cuando mencionan una capacidad de producción de crudo hasta 4,2 millones de barriles diarios (MBD) y una producción de gas natural de 9,5 millones de pies cúbicos diarios (MPCD) para el año 2014. Estamos finalizando el año y no se ha producido ningún incremento en la producción de crudo o de gas natural. Mienten al señalar la puesta en marcha de 6 nuevas empresas mixtas en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) pues ninguna nueva empresa mixta se ha creado hasta ahora en la FPO. Recordemos que las empresas mixtas constituyen modelos de asociación antinacional entre el Estado y las compañías transnacionales petroleras, que representan la continuidad de la apertura petrolera (Convenios Operativos, Asociaciones Estratégicas y Outsourcing) iniciada por Caldera II como política energética del Estado venezolano. Mediante estas nuevas formas de negocio las transnacionales se convirtieron en socios y propietarios de nuestro petróleo con una participación en el capital accionario del 40% – 45% y con derecho a percibir hasta un 66,6% del valor del mercado del petróleo producido.

Mienten al señalar la construcción de nuevas plantas mejoradoras para tratar el crudo extrapesado de la FPO con una capacidad total de 1 MBD de procesamiento, cuando ninguna nueva planta se ha construido hasta la fecha en la FPO. Recordemos que durante el régimen del ya fallecido filibustero, el Estado venezolano renunció voluntariamente a la producción y comercialización de la orimulsión (desarrollo tecnológico venezolano consistente en una mezcla de crudo extrapesados (70%), agua (30%) y surfactante) y le cedió la patente a la República Popular de China. Al no disponer de orimulsión PDVSA se ve forzada a tratar los crudos extrapesados en las plantas de mejoramiento para lo cual requiere de crudos extralivianos los cuales no disponemos en las cantidades deseadas.

Recurren a la perversa propaganda Goebbeliana cuando parlotean sobre la construcción de dos nuevas refinerías, una en Cabruta y la otra en el Complejo Industrial José Antonio Anzoátegui y un terminal de aguas profundas en el Estado Sucre para recepción y despacho de crudos, así como 3 terminales fluviales de sólidos y líquidos en el río Orinoco. Mienten al hablar sobre la creación de 6 Bases Petroindustriales Socialistas (BPISOS) en la zona de la Faja Petrolífera del Orinoco, en las áreas de Palital, Chaguaramas y San Diego de Cabrutica para desarrollar actividades de metalmecánica, servicios a pozos, fabricación de taladros, válvulas, y otros bienes y servicios. Ninguna de estas nuevas instalaciones se han construido o existen planes concretos para su realización. Todo se reduce a mentiras, producto de los desvaríos mitómanos del Tte Coronel, al igual que lo fueron: el eje industrial Orinoco-Apure, el gasoducto transamazónico o la construcción de un centro para el lanzamiento de satélites espaciales, entre muchos otros. Falsedades propias del proyecto facho bolivariano.

Más allá de las mentiras y falsedades del régimen nos hemos convertido en una republiqueta endeudada e hipotecada que importa gas natural, crudo y derivados a pesar de disponer de inmensas reservas de combustibles fósiles. PDVSA ha sido desnacionalizada, hipotecada y operativamente desmantelada. Hoy importamos gasolina y diesel para satisfacer el mercado domestico o petróleo liviano de Argelia para ser usados en las plantas mejoradoras de crudo, dado el agotamiento de nuestras reservas de crudo liviano tipo Santa Bárbara, o para cumplir con los compromisos adquiridos con China y la India. Además, la producción de crudo ha caído en forma dramática, no es de 3 MBD como afirman los voceros del oficialismo, sino de 2,2 MBD de acuerdo a la información de la OPEP y la Agencia Internacional de Energía. Sin embargo, los gastos operativos de PDVSA se han elevado de 5.500 millones de dólares (1999), a 24.000 millones de dólares en el 2013, gracias al populismo siniestro bolivariano. Adicionalmente, los acuerdos energéticos firmados con los países del caribe (Petrocaribe), los países del Alba y el Fondo Chino comprometen unos 400.000 barriles diarios, casi un 18% de la producción de crudo de Venezuela, lo que lesiona aún más la operatividad de PDVSA. Igualmente sucede con la producción de gas natural, la cual se encuentra estancada (7,4 MPCD), muy debajo de la meta trazada (9,5 MPCD) de acuerdo al tan manoseado PP. Con el sector petroquímico sucede lo mismo, el cual opera a un 50% de su capacidad instalada como consecuencia directa del déficit de gas por el que atraviesa el país.

La barbarie hegemónica-facha no se contentó con malbaratar la caudalosa bonanza petrolera del siglo XXI, sino que ha destruido y sigue destruyendo las riquezas del país, dejando a su paso un inmenso cementerio de carencias y necesidades.

Razón tuvo William Sidney Porte escritor estadounidense, cuando acuñó el término de República Bananera para referirse a aquellos países plagados de inestabilidad política, corrupción, autoritarismo, falta de libertades y la pérdida de su soberanía. Una radiografía en el tiempo de lo que es hoy Venezuela con la variante que el mercado de la banana ha sido sustituido por las operaciones petroleras.

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