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El dieciséis en la mañana

A yer fue lunes dieciséisde febrero de 2009. Espero que los partidos
políticos de la oposición sigan entrenando a sus militantes
ideológicamente y convocando a pensadores de diversas corrientes a
discutir, con mayor cobertura mediática, qué es la social-democracia,
la democracia radical, el populismo, la democracia-cristiana, el
liberalismo, el socialismo desde la perspectiva del revisionismo
marxista, etc. Espero también que los estudiantes cada vez se entrenen
mejor en su labor política sin abandonar sus estudios.

Jóvenes de la escuela Vargas de la UCV me preguntaban cómo podían
acercarse a la gente con fe religiosa en Chávez o refutar los
argumentos de sus adversarios con posturas fundadas. Mis estudiantes
de Letras también tienen estas inquietudes. Hay unos(as) cuantos(as),
entre quienes me incluyo, dispuestos a ayudar en estas tareas.

Ayer fue lunes dieciséis de febrero de 2009. Ojalá los líderes de los
partidos de oposición piensen no sólo en la concertación para
enfrentar al gobierno, sino también en la captación pública y masiva
de militantes de todas las condiciones. La sola conducta reactiva
frente a las provocaciones del régimen no va a convencer a neutrales
ni a chavistas para que asuman una postura opositora frontal. Recuerdo
un grafiti que mostraba muy bien la conexión religiosa entre los
chavistas y su líder: «con hambre y sin empleo con Chávez me resteo».

Con él hasta el martirio como los primeros cristianos o los musulmanes
que hacen atentados suicidas no sólo por patriotismo sino en nombre de
Dios. El chavismo tiene elementos religiosos y el combate que tiene
que librar frente a esta ventaja tramposa el liderazgo opositor tiene
exigencias muy pero muy prácticas.

Ahora bien, la única manera de minar la revolución no es esperar que
el deterioro se siga profundizando o seguir participando en procesos
electorales.

Hay que asumir como nuestras las causas de las que presume el
chavismo; y hacerlo de manera pública y notoria. No se trata sólo de
la pobreza y la calidad de vida, demanda central que articula a todas
las demás, sino también de entender que las diferencias entre los
venezolanos no son sólo económicas y políticas. No somos sólo pobres,
ricos y de clase media; o revolucionarios, neutrales y opositores.

También se ganan lealtades pensando en los problemas de la mujer, la
juventud, la tercera edad, las comunidades indígenas, las minorías por
orientación sexual, el ambiente. Se ganan votos entendiendo las
múltiples manifestaciones de lo popular, conociendo la historia y los
logros civiles del país. Hay que ofrecer una nueva manera de
concebirnos como nación que olvide el cuento guerrero y militarista
propio del socialismo del siglo XXI, que sólo hace énfasis en nuestros
fracasos y no en nuestros logros de estos 200 años de vida
republicana.

Ayer fue lunes dieciséis de febrero de 2009. Haya ganado el «sí» o el
«no» la vida sigue.

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