La ineficiencia de la C.A.N.T.V.

 Tanto en sus tiempos de empresa privada como en los de pública, hasta la llegada al poder de Hugo Chávez, funcionó siempre de manera satisfactoriamente eficiente. Los reclamos de los usuarios se atendían pronta y debidamente —como tal vez lo fueron, es justo decirlo, durante tal vez los dos primeros años del actual gobierno. Hoy en día, sin embargo, da muestra de franco deterioro, evidenciado por la falta de mantenimiento, por la mala atención a los usuarios y por la escasa innovación tecnológica.

Como muestra de la ineficiencia y falta de atención se pueden citar unos casos, de conocimiento público: en la zona donde se halla el Edificio Las Mercedes, en Chuao, hubo una falla grave que tardó cerca de un mes en subsanarse; en la Urbanización Santa Sofía muchos usuarios pasaron también un mes sin servicio telefónico.

Desde hace más de una semana, las urbanizaciones Santa Marta y Lomas El Mirador están sin teléfonos, hay un banco sin servicio telefónico, negocios que se han quedado sin puntos de venta, lo que afecta en forma grave sus ingresos y a sus clientes. De nada han valido los reclamos formulados por los usuarios.

Hay casos más graves como el de clínicas privadas a las que C.A.N.T.V. les adeuda fuertes sumas de dinero por servicios a pacientes referidos por la empresa y n o hay forma de que se paguen. Incluso, C.A.N.T.V. no acepta compensación con las deudas por los servicios telefónicos y de Internet prestados y aclara que si no se paga a tiempo se suspenden los servicios.

Quien escribe estas líneas vivió en Suiza, donde el servicio telefónico es público y de excelente calidad; también vivió en Estados Unidos, donde el servicio es prestado por empresas privadas de manera sumamente eficiente. De modo pues que no se puede achacar los males de una empresa al hecho de que sea pública o privada sino a quienes la administran.