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Los pecados de la IV República (II)

Las cuatro décadas de la llamada «Quinta República» (1958-1998) son sin duda alguna,  en su conjunto, los mejores años vividos por Venezuela en toda su historia. ¿Porqué pereció entonces en medio de la indiferencia o la hostilidad de la mayoría de los venezolanos? ¿Que errores la llevaron a ese triste fin? Sus virtudes fueron muchas,  pero ¿cuáles fueron sus pecados?

En la PARTE I vimos el sistema electoral: voto por listas, falta de segunda vuelta, reelección presidencial. Ahora, veremos la

PARTE II. Los partidos políticos: a) «cogollismo» b) falta de primarias c) partidos de maletín.

La pluralidad de partidos políticos  y su solidez son esenciales para el funcionamiento de la dempcracia. Consciente de esto, la Cuarta República en sus inicios creó un sistema concebido para fortalecerlos. El objetivo deseado se logró. Lamentablemente, con el paso de los años y la falta de reformas oportunas y eficaces, se operó una creciente distorsión que condujo a la creciente falta de democracia interna y a un mayor distanciamiento de los electores. Entre los pecados se cuentan los siguientes:

a) «cogollismo»

El término «cogollismo» fue inventado durante la Cuarta República para denotar la excesiva concentración de poder en manos de los más altos dirigentes de un partido. Este fenómeno fué favorecido por el sistema electoral por listas, que en definitiva eran aprobadas por los altos mandos, y por la inmensa influencia que tenían las directivas de los partidos principales, aún cuando estuvieran en la oposición, para obtener decisiones favorables de la administración pública y aún del sistema judicial (que veremos en otro capítulo).

Esta situación condujo a una peligrosa distorsión: la prioridad de los dirigentes emergentes era congraciarse con los «cogollos» y tratar de incorporarse a ellos, en lugar de ser la de hacerse una base entre los electores, que se quejaban de que sólo los tomaban en cuenta en épocas de elecciones.

En el futuro es necesario garantizar la democracia interna de los partidos políticos, con la elección periódica de sus autoridades tanto a nivel nacional como local y dar a sus miembros recursos judiciales expeditos y eficaces para garantizarla,

b) la falta de primarias: el poder de designar a dedo a los candidatos de un partido es, como hemos visto, el fundamento principal del cogollismo. Produce además la alienación  de las bases de los partidos, que no se sienten tomadas en cuenta.

La realización de primarias debería ser un requisito para la inscripción de un candidato en las listas electorales. La sólo deberían votar en las primarias las personas inscritas en el partido de que se trate.

c) los «partidos mediáticos» o «de maletín».  El costo y la complejidad de las elecciones se vio aumentado por los pseudo partidos que en realidad no representaban a nadie y que sólo servían de medio de publicidad personal de algún político, cuando no de vehículo para negociaciones poco claras.

Aparte de la sanción de perder la inscripción como partido al no alcanzar un porcentaje mínimo de votos, debería exigirse una fianza que garantizara el reembolso de los gastos causados por su participación. Debería además hacerse una comprobación efectiva de la autenticidad de las firmas requeridas para la inscripción, con severas sanciones para las falsificaciones.

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