Entretenimiento

Emigrar significa cambiar de piel

Por María Grecia Sánchez
@Mariagrecia26

Emigrar significa cambiar de piel. Es algo así como renacer como el ave Fénix. Esta teoría me la explicó hace cinco años atrás el psiquiatra venezolano Harry Czechowicz, autor del libro ¿Me quedo o voy? Psiquiatra a quien tuve la oportunidad de entrevistar para El Nacional y quien emigró a Toronto, Canadá y luego decidió regresar a Venezuela.

Durante esta entrevista él me comentó, «si yo pudiera sentarme y tener una conversación con el Harry que yo era antes de emigrar quizás tendríamos una gran discusión». Inmediatamente, le pregunté ¿por qué? Me dijo: «porque emigrar implica olvidarte de quien eras, estar dispuesto a trabajar en algo totalmente distinto a lo que dice tu título universitario, reinventarte y eso requiere de mucha resiliencia».

A casi tres años de haber dejado atrás Venezuela, pienso que Harry no podría haber estado más acertado. Quizás si yo pudiera volver atrás en el tiempo también la antigua María tendría una discusión con la que soy ahora.

Soy periodista con maestría en comunicación organizacional de la UCAB y trabajé 9 años en distintos medios de comunicación en Venezuela. Hoy, mi vida profesional no puede ser más distinta a lo que solía ser.

En Winnipeg, Canadá hice un postgrado en mercadeo. Cuando terminé mi postgrado juraba que ya tenía todo resuelto y no pasaría trabajo como el común denominador de los inmigrantes debido a mis estudios canadienses. ¡Error! Aquí toca comenzar de cero sin importar tu experiencia profesional o tu educación universitaria.

Mi postgrado en mercadeo me mantuvo muy ocupada por un año. Estuve muy preocupada por aprender acerca de esta área que es muy distinta a mi profesión, aun cuando trabajemos de la mano.

Emigrar me ha hecho conocerme más a mí misma y entender que soy capaz de hacer muchas más cosas de las que pensé
Emigrar me ha hecho conocerme más a mí misma y entender que soy capaz de hacer muchas más cosas de las que pensé

No trabajé mientras estudie porque el programa era full time e implicaba mucha dedicación. ¡Segundo error! En Canadá necesitas experiencia en el país para poder optar a cualquier cargo profesional, sin importar quién eras en tu país. Al terminar mi postgrado apliqué a muchos trabajos profesionales y no me llamaban para ninguna entrevista. Decidí aplicar a un Call Centre como agente bilingüe (Ingles/Español), dije: “bue en algún lugar debo comenzar ¿cierto?”

El Call Centre fue un gran aprendizaje personal. Por encima de todo me enseñó mucha humildad, además de mejorar considerablemente mi fluidez en inglés. Sin embargo, fueron ocho meses muy duros. No sé cuántas veces me pregunté ¿qué hice? Yo era alguien en mi país y vivía bien.

Lloré mil veces en mi escritorio. No quisiera entrar en detalles, pero puedo resumir que este empleo requiere trabajar la paciencia porque todos los días recibes: insultos, gritos, etc. Mas allá de lo malo, quisiera destacar lo que me llevé de este empleo: conocí gente maravillosa, hoy en día valoro enormemente mi nuevo trabajo y el empleo en el Call Centre me dio los puntos necesarios para aplicar a la residencia.

María Grecia Sánchez
Somos más de lo que pensamos y por encima de todo más fuertes de lo que pensamos

Desde hace cinco meses trabajo como reclutadora de personal. Nunca pensé trabajar en recursos humanos, pero ¿saben qué? ¡Es hermoso! Mi trabajo consiste en entrevistar y contratar intérpretes y traductores. Contrato todos los días a inmigrantes como yo y me siento feliz de darles trabajo.

Siempre me definí como periodista, antes que nada. Hoy creo que esta es una parte importante de mí, pero soy mucho más que periodista. Emigrar me ha hecho conocerme más a mí misma y entender que soy capaz de hacer muchas más cosas de las que pensé.

Aquí bajé 14 kg y descubrí que ejercitarse es mucho mas que lucir en forma: no solo te sube el autoestima, también te ofrece una paz enorme. En esta lista de cambios puedo sumar que en Venezuela yo solía decir que no escribía una sola letra sin que me pagaran y aquí en Canadá hice voluntariado por un año y lo amé. Somos más de lo que pensamos y por encima de todo más fuertes de lo que pensamos. Inmigrantes no se rindan: sí hay luz al final del túnel, solo que como diría el poeta Antonio Machado: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar». A lo cual yo añado: En la zona de confort no se triunfa. ¡Animo!

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