Vida con estilo

Rio de Janeiro, la capital de la samba

Rio de Janeiro, esa fascinante ciudad ubicada en una de las bahías más bellas del mundo –la de Guanabara–, es una urbe que con solo pisarla, cualquiera queda maravillado por sus contrastes: por un lado, bellos edificios que dan a la playa de Copacabana; por el otro, la vista de las numerosas favelas donde bulle la música, que tiene su explosión en carnavales con uno de los espectáculos más particulares y envolventes que cualquiera pueda experimentar. Quedarse quieto en el sambódromo es imposible, y mucho menos si se ha consumido una buena ración de caipirinhas.

Pero Rio es mucho más que los carnavales; hay lugares increíbles para visitar, empezando por el Corcovado que alza sus manos protegiendo su amada ciudad.

Una visita inevitable es al barrio de Ipanema, en el que abundan simpáticos cafés y muchas boutiques de lujo en los que uno puede, tomándose el clásico cafecinho, esperar ver pasar a una garota, camino a la playa, como la que tan bien describieron en su famosa canción Vinicius de Moraes y Tom Jobim.

Una experiencia inolvidable es ver un partido de futbol en el Maracaná y si tienen la suerte de ver Botafogo vs Fluminense no lo podrán olvidar. Pero en ese inmenso estadio también se presentan grandes espectáculos musicales.

Si el ánimo es más playero y le gusta el surf, la playa de Leblon es la más adecuada, pero si quiere sentir qué es ser carioca, entonces los 6,5 kilómetros de la playa de Copacabana son ideales.

Si le gusta la naturaleza, otro de los lugares para visitar en Rio de Janeiro debe ser el delicioso Parque Lage, un lugar adorado por los propios cariocas. Está ubicado a los pies de la Floresta de Tijuca y muy cerca del Jardín Botánico.

No se debería visitar la metrópoli sin dejar de ascender al “Pan de azúcar”, un monte de 338 metros de altura que se divisa desde cualquier lugar de la ciudad. Hay un teleférico que sube al tope cada 20 minutos, la vista es simplemente espectacular.

Un barrio alegre en el que el tiempo parece haberse detenido es el barrio Santa Teresa, repleto de galerías de artes, buenos restaurantes y el último tranvía que aún queda: el bondinho. Y si se anima, puede cruzar hasta el barrio de Lapa por los 250 coloridos escalones de las escaleras de Selarón, una auténtica obra de arte.

El Museo de Arte Moderno, aparte de tener una de las mejores colecciones de Brasil, está ubicado en un precioso edificio. Otra edificación histórica importante es el monasterio de Sao Bento, que se considera la máxima expresión del barroco brasileño.

La oferta hotelera de Rio es muy amplia y tiene buenos hoteles para todos los presupuestos, pero tal vez sigue siendo el más emblemático el Copacabana Palace. La oferta gastronómica es variada en la que abundan excelentes marisquerías y churrasquerías. Uno que gusta mucho es el Garota de Ipanema, ubicado en el barrio del mismo nombre, un lugar en el que, de vez en cuando, hay música en vivo.

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