Se acentúa la tensión entre seguidores y detractores de Bolsonaro en Brasil
La tensión política se exacerba en Brasil, en el contexto de la grave crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, que ha provocado hasta ahora más de 29 mil muertes y por encima de las 514 mil personas contagiadas. Este domingo, partidarios y detractores del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se enfrentaron en violentos disturbios, unos defendiendo los «valores conservadores» que proclama el mandatario, y otros manifestando su oposición en contra del «autoritarismo» que según ellos encarna la figura del controversial jefe de Estado amazónico, que mientras tanto se paseó a caballo por las calles de Brasilia, ignorando las medidas preventivas frente al covid-19
Los incidentes más graves ocurrieron en la avenida Paulista, en el corazón de Sao Paulo, donde el «bolsonarismo» exigió el cierre del Parlamento y la Corte Suprema, además de una «intervención militar», pero se encontró con un numeroso grupo que había convocado una protesta «en defensa de la democracia».
Aunque hubo incidentes en otras ciudades, como Río de Janeiro, los más graves fueron en Sao Paulo y dejaron varios heridos, entre ellos el fotógrafo de la Agencia EFE, Fernando Bizerra, alcanzado en una pierna por astillas de una bomba de estruendo.
Mandatario desafiante
Lo cierto es que la jornada de protestas en medio de la pandemia reflejó la alta temperatura del debate político en Brasil, azuzado por Bolsonaro y sus seguidores, con críticas al Parlamento y al Supremo y una fuerte presión contra las cuarentenas más o menos rígidas impuestas por los gobernadores y alcaldes para intentar frenar al coronavirus.
Este mismo domingo, en Brasilia, el presidente Bolsonaro acudió a un acto organizado por sus partidarios, en el que también hubo unas duras proclamas contra el Parlamento y la Corte Suprema y se pidió una «intervención militar» para imponer el «orden y progreso» que clama la bandera de Brasil.
Bolsonaro no hizo declaraciones y se limitó a saludar y abrazar a muchos de los asistentes, cargó algunos niños en sus brazos y posó para fotos, todo sin usar la mascarilla que es obligatoria para circular por las calles de Brasilia.
Tras saludar a sus cerca de 3 mil partidarios, el jefe de Estado se dirigió hacia un grupo de policías a caballo, montó en uno de ellos y se paseó entre las personas, que tras la cabalgata se dispersaron sin mayores incidentes.
La Justicia sigue investigando
Esta escalada de la tensión política se produce en el mismo momento en el que Bolsonaro, así como tres de sus hijos que actúan en política, son objeto de diversas investigaciones que están en manos de la Fiscalía General y son supervisadas por la Corte Suprema.
El mandatario es sospechoso de intentar intervenir ilegalmente en la Policía Federal, un organismo autónomo que depende del Ministerio de Justicia, cuyo extitular Sergio Moro denunció esas supuestas irregularidades.
Este sábado, Bolsonaro publicó una serie de mensajes en las redes sociales en alusión a los problemas de su Gobierno con la Justicia y se quejó, como hace casi a diario, del tratamiento que la prensa, toda «de izquierda» en su opinión, le da a diversas investigaciones que lo salpican a él mismo, a sus hijos y algunos aliados.
El gobernante concluyó la cadena de mensajes con una reveladora frase: «Todo apunta para una crisis«.
Por otro lado, al tiempo que el apoyo a Bolsonaro en las encuestas cayó del 57% hace un año al 30% actual, dentro de las formaciones políticas de oposición, más alla del Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva, han surgido movimientos suprapartidarios, como Somos 70% y Estamos Juntos, que instan a enfrentar el «autoritarismo» que le atribuyen al gobernante.
El sábado, en vísperas de los choques en las calles, Estamos Juntos difundió un manifiesto en el que pidió defender «la democracia y combatir el odio y la apatía con afecto, información, unión y esperanza«.
El documento nació con unas 200 firmas de personalidades de la izquierda, el centro y la derecha moderada, pero este lunes contaba ya con el respaldo de casi 200.000 personas que lo suscribieron por internet.
