Alerta militar en México por ataque guerrillero
El aparente resurgimiento de una guerrilla que permanecía inactiva en México representa un nuevo desafío para el Gobierno del presidente Calderón.
El grupo rebelde del EPR (Ejército Popular Revolucionario) se atribuyó la autoría de diversas explosiones en los conductos de Pemex (Petróleos Mexicanos) producidas esta semana en el estado de Guanajuato y Querétaro.
En respuesta, el ejército, la marina y la policía federal tomaron posiciones desde los primeros minutos de ayer para «garantizar la seguridad» de las refinerías, plantas hidroeléctricas y termoeléctricas e instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad, de Luz y Fuerza y la Comisión del Agua. La Policía Federal Preventiva vigila, en tanto, aeropuertos, terminales marítimas y las principales carreteras del país.
La vigilancia se extendió a las embajadas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Francia y Alemania.
La Procuraduría General de la República (PGR), que ha evitado llamarlos por su nombre denominándolos ‘un grupo armado’, aún se encuentra investigando quién fue el responsable de las explosiones.
El último ataque, realizado el martes por la madrugada, suma ya el cuarto en una semana. Tras cerrar los conductos de combustible de la petrolera estatal se produjeron los estallidos, sin causar daños personales, pero con cuantiosas pérdidas materiales.
El EPR, originario de los estados sureños de Oaxaca y Guerrero, se había limitado a realizar acciones propagandísticas de impacto menor. En un comunicado, la guerrilla asumió la autoría de los atentados, como parte de una «campaña nacional de hostigamiento contra los intereses de la oligarquía y de este Gobierno ilegítimo».
Las explosiones en los conductos de gas natural, gas licuado y un oleoducto han afectado al sector industrial de una manera considerable. Unas 100 empresas fueron perjudicadas provocando pérdidas aproximadas a 1.000 dólares por hora.
