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Arrestado director de la empresa húngara responsable del vertido

Lejos de anunciar la reanudación de la actividad, como esperaban los trabajadores y la empresa, el Gobierno de Hungría ha asestado un duro golpe a Magyar Aluminum (MAL), la empresa productora de aluminio propietaria de la presa de residuos abrasivos que se rompió el 4 de octubre causando la mancha tóxica. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán ha anunciado a primera hora de la tarde ante el Parlamento que el director general de MAL ha sido detenido, que su Gobierno planear nacionalizar la empresa de forma temporal y que los responsables de la catástrofe asumirán «las consecuencias financieras» de la reparación del escape, que se calculan en millones de euros.

Zoltan Bakonyi, máximo responsable de MAL, se encuentra arrestado por la policía, que le está interrogando. Según ha declarado Orban en Parlamento, el Gobierno tiene cuatro objetivos por delante: indemnizar a los afectados por el vertido, preservar los puestos de trabajo en la planta de aluminio, pedir cuentas a los responsables del desastre e identificar otras instalaciones industriales potencialmente peligrosas. «La compañía responsable del vertido de lodo rojo y sus activos deben quedar bajo control estatal en tanto se llevan a cabo estas cuatro labores», ha afirmado sobre MAL, que fue privatizada y vendida a un millonario húngaro en 1995. Para ello, ha precisado, se va a designar una comisión estatal encargada de hacerse con el control de MAL Zrt y de gestionar sus activos.

La firma y los trabajadores esperaban que el Gobierno levantara la suspensión de la producción que dictó tras el desastre tras haber recibido buenas señales por parte del Gobierno. «También se caen aviones y no se para la aviación», declaró ayer a este periódico Ferenc Pad, presidente del comité de empresa y uno de los responsables de la comercialización de sus productos. Después de guardar silencio los primeros cinco días tras la rotura del dique, emitió un comunicado en el que calificó la ola roja de «catástrofe natural» y señaló que era «imposible de predecir». MAL aseguró que su residuo no es peligroso y ofreció unos 110.000 euros en ayuda de emergencia a las dos localidades afectadas. La empresa exporta un 80% de su producción, supone el 12% del mercado europeo y España está entre sus principales clientes, según una portavoz de la firma.

Un muro a punto de desmoronarse

Por otro lado, expertos de la Unión Europea (UE) han empezado a trabajar en Hungría para hacer frente al derrame de lodos tóxicos. Cuatro especialistas de protección civil trabajan ya en la recuperación de las áreas afectadas y en la evaluación de riesgos. Los técnicos comunitarios han llegado a Kolontar una semana después del desastre y después de que Bruselas denegara ayuda económica a Hungría con el argumento de que el fondo de catástrofes no está previsto para las producidas por instalaciones industriales, sino por fenómenos naturales.

La principal preocupación de los expertos es cómo reducir el impacto de una nueva rotura en el depósito, que consideran inevitable. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Zoltán Illés, dijo ayer que el dañado muro norte de la represa «se desmoronará» seguro, tarde o temprano, por lo que las autoridades decidieron construir una presa de emergencia en el poblado de Kolontár. Se trata de una medida de precaución, ya que lo que queda de barro rojo en la represa es material menos líquido, por lo que su alcance sería menor que la semana pasada y podría llegar sólo a unos mil metros, justo hasta las primeras casas de Kolontár.

«Esperamos que el dique de contención para impedir nuevas fugas en la balsa de residuos esté terminada mañana», ha declarado hoy Peter Szijjarto, portavoz del primer ministro, a la cadena de televisión privada TV2. «Están trabajando 4.000 personas y 300 máquinas en el lugar, hacemos todo lo posible para evitar otra tragedia», ha añadido. La portavoz de Protección Civil, Györgyi Tüttös, ha explicado a Efe que el dique tendrá una longitud de unos 1.500 metros, de los cuales mil ya han sido construidos. La obra, de 5 metros de altura media y 25 metros de ancho, está hecha con unas 40.000 toneladas de rocas dolomíticas.

Tüttös ha asegurado que las grietas detectadas el jueves pasado en el principal dique de la represa no han crecido desde hace dos días. Otra de las obras importantes es bombear agua desde la balsa 9, vecina a la «balsa 10» que causó la catástrofe, hacia otros depósitos para reducir la presión sobre las paredes dique. Alrededor de un millón de metros cúbicos de lodo rojo, un subproducto derivado de la producción de aluminio, se escaparon el pasado lunes 4 de octubre de una balsa de contención de una fábrica de alúmina en el oeste del país. El vertido afectó a varias aldeas y, hasta la fecha, ha causado siete muertos, un desaparecido y 150 heridos y ha contaminado a varios ríos, incluido un brazo del Danubio.

Una pared frágil

– Aumenta el riesgo. La pared norte de la presa que se rompió muestra «signos de ruptura», lo que implica «riesgo de que haya un nuevo vertido».

– Dique de contención. Las autoridades tratan de evitar otra fuga tóxica mediante un vertido bajo control. El Gobierno está levantando un dique de 600 metros de longitud, cinco metros de altura y 25 metros de ancho que bastaría para proteger a la población de los pueblos afectados incluso si revienta la segunda balsa.

– Zona afectada. El derrame del pasado lunes afectó a una extensión de entre 800 y 1060 hectáreas. Casi 1.200 personas y 180 vehículos participan en las tareas de limpieza.

– Danubio. La alcalinidad del río es casi neutra: 7,45.

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