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Autoridades españolas investigan posible acto terrorista a una comisaría

La policía regional de Cataluña, España, investiga el ataque de un argelino que fue abatido este lunes en una comisaría de la localidad de Cornellá de Llobregat, en la provincia de Barcelona, como un «atentado terrorista», dada su voluntad «claramente homicida».

El agresor, de 29 años y natural de Argelia, entró en las dependencias policiales armado con un cuchillo al grito de «¡Alá…¡» («Dios» en árabe»), con una actitud «predeterminada» para agredir a una agente y «acabar con su vida», explicó en rueda de prensa el jefe de la Comisaría Superior de Coordinación Central, Rafael Comes.

Fue en esas circunstancias, cuando la policía disparó con su arma para repeler la agresión y salvar la vida, añadió Comes, quien calificó los hechos de «extremadamente graves».

Según las primeras investigaciones, el atacante, que residía en Cornellá y se acababa de separar de su mujer, una ciudadana española, contaba con un documento oficial español de identificación de extranjeros a nombre de Abdelouahab T., de quien no constan antecedentes policiales.

Medios españoles apuntaron la posibilidad de que el motivo del ataque tuviera que ver con la condición sexual del agresor, ya que su mujer aseguró en su declaración ante la policía que él había reconocido en varias ocasiones que se quería suicidar para evitar la vergüenza dentro del colectivo musulmán por su condición de homosexual.

Según esa versión, ella lo descubrió hace un año y esa fue la causa por la que comenzaron a distanciarse hasta iniciar los trámites de separación.

La mujer, según esta versión, sostiene que quizá el asalto a la comisaría pretendía camuflar su suicidio, a sabiendas de que podría ser abatido por la policía si amenazaba a los agentes con un cuchillo al grito de «Alá es grande».

Tras el ataque, la policía registró su vivienda, situada a pocos metros de la comisaría. El edificio donde residía fue acordonado y los vecinos conminados a abandonarlo por la posibilidad de que hubiera explosivos en el interior.

Según explicaron algunos de ellos a EFE, el supuesto terrorista no solía relacionarse con el vecindario, en el que vivía junto a su mujer desde hace dos años, aunque su trato era «cordial» y no había mostrado un comportamiento sospechoso en ese tiempo.

A los investigadores no les consta ninguna vinculación del asaltante con los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils (provincia de Tarragona) cometidos hace un año, el 17 de agosto de 2017, cuando 16 personas murieron y más de cien resultaron heridas por atropello.

El asalto ocurrió a las 5:52 hora local de este lunes, cuando el hombre llamó al interfono de la comisaría para que la policía le abriera.

La agente, que no resultó herida y fue atendida por psicólogos, solo pudo recordar que el hombre invocó a «Alá» cuando se arrojó sobre ella, si bien el resto de palabras que pronunció son «indescriptibles», según Comes.

En un primer momento, una juez de guardia de Cornellà ordenó la incautación del arma con que la policía se defendió y encargó pruebas de balística.

Sin embargo, la investigación ha pasado a manos de la Audiencia Nacional española al tratarse de un supuesto caso de terrorismo.

Tras el presunto ataque yihadista, el Ministerio español del Interior decidió mantener el nivel 4 reforzado de alerta antiterrorista y activó un protocolo de medidas de autoprotección complementarias para los agentes de los cuerpos de seguridad.

La decisión de mantener el nivel 4 se adoptó a propuesta de los expertos en la lucha antiterrorista y con el refrendo de los responsables de Interior.

España mantiene un nivel 4 (sobre 5) de alerta desde el 26 de junio de 2015, con motivo de los sucesivos atentados que ocurrieron en Francia, Túnez, Kuwait y Somalia.

Se trata del penúltimo escalón previsto; el máximo se reserva para casos de atentados inminentes en territorio nacional y en la práctica sólo implica como diferencia con el nivel previo, la presencia de militares en las infraestructuras críticas, nudos de comunicación y lugares de gran acumulación de personas.

Desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, las fuerzas de seguridad han detenido en España a 770 personas relacionadas con el yihadismo y a otras 102 en operaciones en otros países.

El foco de las investigaciones policiales se centra en la actualidad en los retornados de zonas de conflicto y, sobre todo, en los «homegrown» o radicalizados dentro de España.

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