Brasil vive el covid-19 entre polémicas y un sambódromo que se convierte en refugio
Brasil vive con preocupación la pandemia del coronavirus, que de acuerdo con los más recientes datos ha dejado en el país 163 muertos y más de 4.700 casos de contagios, todo en el medio de la turbulencia política generada por la particular gestión de la crisis del presidente Jair Bolsonaro y la búsqueda de soluciones para los más necesitados, que incluye el uso del famoso sambódromo de Río de Janeiro que desde este lunes acoge a los habitantes de calle que no tienen cómo resguardarse del covid-19.
Bolsonaro, que ha manifestado su oposición al confinamiento y se muestra partidario de la vuelta al trabajo, calificó de «crimen» las cuarentenas que rigen en algunos de los 27 estados del país, como en Sao Paulo, y tachado de «lunático» al gobernador de ese estado, Joao Doria, que a su vez pidió este martes al mandatario, «humildad» y que «reconozca sus errores» por incentivar a salir de casa a los brasileños.
El jefe de Estado comentó el domingo tras dar un paseo por Brasilia, en contra de las recomendaciones sanitarias, que estudia promulgar un decreto que permita trabajar a todo aquel profesional que así «lo vea necesario para el sustento de sus hijos».
Doria salió al paso a lo expresado por Bolsonaro al afirmar que recurrirá a la Justicia si el mandatario publica algún decreto contrario a la restricción de la movilidad y que autorice a los brasileños retomar sus trabajos.
Ayudas para trabajadores informales
El gigante amazónico, que el 18 de marzo decretó el cierre de la frontera con Venezuela, mantendrá por un lapso indeterminado la medida que únicamente permite el libre tránsito de mercancías, camiones de carga y la ejecución de acciones humanitarias transfronterizas autorizadas por la autoridad sanitaria local.
En más resoluciones tomadas para mitigar la pandemia del coronavirus, el Congreso brasileño aprobó por unanimidad un proyecto que prevé el pago de un subsidio de 600 reales (unos 115 dólares) para trabajadores informales y autónomos.
El texto establece que los subsidios serán pagados por un periodo de tres meses y quedan restringidos a un máximo de dos personas de una misma familia. Asimismo, las mujeres que sean trabajadoras informales y madres de familia tendrán derecho a 1.200 reales al mes (232 dólares).
Sambódromo solidario
Entretanto, el sambódromo de Rio de Janeiro, símbolo de los famosos carnavales, que en sus entrañas guarda momentos de alegrías y bailes al ritmo contagioso de la samba desde su inauguración en 1984, se viste de solidaridad para brinda resguardo y atención para unos 400 «sin techo», que por vivir en las calles, sin higiene y con mala alimentación, son una población considerada de alto riesgo para el contagio del covid-19.
El conjunto arquitectónico diseñado por el arquitecto brasileño Oscar Niemayer tiene capacidad para recibir a más de 72.500 espectadores, y está compuesto por una pasarela que se extiende a lo largo de 700 metros y que termina con un área conocida como la Plaza del Apoteósis.
Sin embargo, bajo las graderías de esa mole de cemento, que solo se viste de color con las luces y el colorido que llevan las escuelas de samba durante el carnaval, funcionan durante el resto del año escuelas municipales que ahora cambiaron los pupitres de sus salones por camas, para brindar un techo digno a quienes no lo tienen.
«Aquí ellos podrán tomar baño y hacer su higiene corporal; recibirán un kit de higiene personal con cepillo de dientes, jabón, crema dental y tendrán un equipo técnico multidisciplinario acompañándolos», Jucélia Oliveira Freitas, secretaria de Asistencia Social y Derechos Humanos de la alcaldía municipal.
Es así como pedagogos, sicólogos, asistentes y educadores sociales están pendientes todo el tiempo de las personas que vayan a albergue en busca de resguardo.
Según las autoridades locales, el estado de Río de Janeiro ha reportado 23 decesos y por encima de las 700 personas afectadas con la enfermedad.
