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Colombia ve el horizonte de la paz con el desarme de las FARC

Aunque los colombianos no lo vieron -porque los guerrilleros no quieren imágenes-, esta semana las FARC dieron un paso enorme hacia la paz cuando sus miembros comenzaron a entregar las armas, tal y como se habían comprometido, ante los discursos escépticos y los últimos altibajos del proceso.

La noticia, que se esperaba desde noviembre del año pasado, llegó por sorpresa en forma de tuit del líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», que parecía haber pasado a un segundo plano y que en las últimas semanas se ha adueñado del discurso guerrillero en las redes sociales, donde son tremendamente activos.

Hasta el momento los guerrilleros han entregado el 30 % de sus armas personales, fusiles en su inmensa mayoría y de buena calidad.

Los ha recibido la Misión de la ONU en el país, la responsable de recogerlos, ubicarlos en los contenedores correspondientes y posteriormente inutilizarlos.

Todo llegó cuando el proceso se había enrevesado con la detención de tres miembros de las FARC que se encontraban fuera de las Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) realizando labores propias de la implementación del acuerdo.

Entonces, «Timochenko» volvió a asomarse a las redes sociales para decir (casi amenazar) que se estaba pensando retrasar la orden de dejación de armas.

Curiosamente, el líder guerrillero había pasado a un segundo plano desde hace meses y había dejado que un puñado de sus hombres, principalmente Luciano Marín, alias «Iván Márquez», y de Félix Muñoz, alias «Pastor Alape», tomaran la palabra.

Tanto es así, que al menos cinco de ellos se encuentran actualmente en Bogotá y son los que suelen acudir a ruedas de prensa y entrevistas con medios de comunicación a los que dan cuenta pormenorizadas de los avances.

Sin embargo, «Timochenko» regresó de Cuba hace dos semanas y se encuentra junto a un grupo de guerrilleros en una remota ZVTN, la de Caño Indio, en el municipio de Tibú, en el departamento de Norte de Santander, no lejos de la frontera con Venezuela.

Además, ha elegido una de las regiones más convulsas de Colombia, la del Catatumbo, infestada de guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidentes del Ejército Popular de Liberación (EPL), contrabandistas, narcotraficantes y exparamilitares.

Desde allí, lideró un acto simbólico grabado por la agencia NC Noticias, operada por guerrilleros y convertida en una suerte de vocera de las FARC, que abrió los noticieros.

Con todo ello, el máximo líder de las FARC vuelve a fungir como tal y los que están por debajo en rango retoman su papel en segundo nivel.

Sin embargo, ni en el vídeo difundido por NC Noticias como en las fotografías enviadas por la Misión de la ONU puede verse la imagen que la inmensa mayoría de los colombianos y todos los periodistas desean, la de las armas entregadas a los observadores de la ONU.

Esa es una escena simbólica e histórica que se ha dado en otros procesos similares como el del Movimiento 19 de Abril (M-19).

En 1990, el entonces líder del M-19, Carlos Pizarro, dio la orden de dejar las armas a los guerrilleros «por la paz de Colombia», envolvió su pistola en la bandera del país y la depositó junto a los fusiles, una imagen que quedó en la retina de los colombianos y ha sido invocada con frecuencia.

En este caso todo apunta a que no habrá nada ni remotamente parecido, puesto que las FARC no quieren que se vea la escena que tiene mucho de teatral.

No hay marcha atrás

Los líderes guerrilleros han dicho en varias ocasiones que la dejación de armas será algo entre ellos y la ONU porque es evidente que dejar los fusiles también puede ser visto como una rendición, lo que quieren evitar a toda costa.

Hasta ahora y bajo el más absoluto sigilo, la ONU ha recibido 2.300 de las cerca de 7.000 armas que tienen los guerrilleros, que deben entregar otro 30 % el 14 de junio y el restante 40 % antes del 20 de junio.

Esa fecha ya fue extendida desde el pasado 29 de mayo, el día fijado originalmente por las partes y que no pudieron cumplir.

Por fuera quedan por ahora las 949 caletas (escondites) en las que tienen explosivos inestables, cartuchos y material de intendencia, entre otras cosas.

Todas esos depósitos están ubicados en zonas remotas, por lo que su recuperación tomará tiempo.

Sea como fuere, el paso dado por las FARC ya no tiene marcha atrás, con el 30 % de las armas en manos de la ONU y sus hombres reunidos en las ZVTN el regreso al conflicto no es posible.

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