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Corea del Norte y Corea del Sur firmaron hoy una histórica declaración de paz

l líder norcoreano, Kim Jong-Il, y el presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, acordaron hoy impulsar la paz definitiva entre las dos Coreas, mediante negociaciones con otros países que pongan fin al actual «régimen de armisticio».

Ambos firmaron una declaración de ocho puntos para el Desarrollo de las Relaciones entre el Norte y el Sur, la Paz y la Prosperidad, al término de una histórica cumbre de tres días celebrada en Pyongyang para impulsar la paz entre sus países.

«Corea del Sur y Corea del Norte han acordado impulsar una reunión entre tres o cuatro líderes de los países directamente implicados en la Península con el fin de tratar de acabar con el armisticio» y sustituirlo «por un sistema de paz», indica la declaración firmada al término de la cumbre de Pyongyang.

El armisticio que acabó con esta guerra fratricida no fue firmado por Corea del Sur (apoyada por Estados Unidos durante el conflicto). Sin embargo, el presidente George W. Bush ha manifestado su disposición a hablar de un tratado de paz una vez que el Norte haya abandonado su programa de armas nucleares.

Las dos Coreas se encuentran aún en estado de guerra, según el derecho internacional, ya que desde que terminó la confrontación bélica (1950-1953) no se firmó aún un acuerdo de paz.

La guerra que «no» teminó

La Guerra de Corea en la que murieron centenares de miles de persona entre 1950 y 1953 no se cerró con un tratado de paz, sino con un armisticio que Corea del Sur nunca suscribió, firmado por EEUU, Corea del Norte y China.

Llamada a veces la guerra olvidada, el conflicto coreano fue una de las fatales consecuencias del orden establecido después de 1945, a la que la historia no le ha dado tanta importancia como a su predecesora, la II Guerra Mundial, o a su sucesora, la Guerra de Vietnam.

La península coreana era una colonia japonesa desde principios del siglo XX como consecuencia del creciente ímpetu nipón y las derrotas que el Ejército Imperial infligió a China en 1895 y a Rusia en 1905.

El final de la guerra en Europa llevó el foco del conflicto al Lejano Oriente, donde la rápida derrota de Japón dejó lugar para que EEUU y la URSS comenzaran a librar las primeras batallas de lo que después se llamaría la «Guerra Fría».

El avance ruso por el norte se compensó con la llegada estadounidense a la península coreana en septiembre de 1945 y finalmente la frontera quedó establecida en el paralelo 38, que desde entonces ha permanecido como una de las fronteras más militarizadas del mundo.

El frágil equilibrio causado por la escisión de un país con una historia milenaria fue puesto a prueba durante los primeros años de independencia.

La división tuvo lugar con una convocatoria de elecciones en el sur que no tuvo seguimiento en el norte, donde el poder quedo en manos de Kim Il-sung, progenitor del actual dictador norcoreano, Kim Jong-il.

El resultado: sobre el paralelo 38, la República Democrática Popular de Corea del Norte, controlada por la Unión Soviética. Al otro lado, la República de Corea, tutelada por Estados Unidos.

La suerte estaba echada para las dos caras de una misma nación que se convirtieron en los peones de una partida de ajedrez jugada por gigantes nucleares en el tablero mundial.

La invasión llegó del Norte.

En 1950 Corea del Norte lanzó un ataque a través de la frontera con Corea del Sur sin que mediara provocación alguna.

Con un Ejército mejor preparado y armado que el del Sur, Kim Il-sung hiló una serie de éxitos en los comienzos de la guerra, asesorado por expertos soviéticos.

Sin embargo, la respuesta estadounidense vertebrada con las fuerzas dejadas en la región por EEUU doblegó el ataque norcoreano y, en una decisión que supuso un paso más allá de la mera contención del comunismo, Washington lanzó a sus tropas a conquistar el norte y unificar el país.

El avance estadounidense causó la lógica preocupación en la China de Mao Tse Tung, que preparó a sus tropas al otro lado del río Yalu en previsión de una continuación de la campaña de EEUU, donde voces como la del senador McCarthy pedían más dureza contra el comunismo.

Con unas tropas bien entrenadas y tácticas que no encontraban reacción en el bando aliado, China y Corea del Norte retomaron el terreno perdido y volvieron a ocupar Seúl.

El VIII Ejército estadounidense detuvo el ataque chino de primavera de 1951 y el resto de la guerra fue un toma y daca en torno al paralelo 38, donde había comenzado todo.

El 27 de julio de 1953 Naciones Unidas aceptó una propuesta India de armisticio para Corea.

China, Corea del Norte y EEUU firmaron un armisticio que puso fin a una guerra para la que nunca, hasta ahora, ha habido tratado de paz.

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