Actualidad Internacional

Debo mi vida a Francia

«Lloro de alegría», fueron las primeras palabras de Ingrid Betancourt a poco de llegar este viernes a Francia, donde fue recibida por el presidente de ese país, Nicolas Sarkozy.

La ex candidata a la presidencia de Colombia, liberada este miércoles de su cautiverio de seis años en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, arribó a una base militar en las afueras de París.

«He soñado por siete años vivir este momento. Es realmente emocionante poder respirar el aire de Francia y estar con ustedes», manifestó.

«Ha ocurrido un milagro, un milagro por el que le doy gracias a Dios», dijo en otro momento la dirigente de 46 años, quien reiteró sus expresiones en el avión del gobierno francés que la llevó desde Bogotá junto a sus familiares.

«Le debo mi vida a Francia. Si Francia no hubiera luchado por mí, no estaría haciendo este viaje extraordinario».

Betancourt, de nacionalidad francocolombiana, recibió una cálida bienvenida por parte de Sarkozy, quien por su parte ve concretado uno de los objetivos prioritarios de su mandato.

Causa nacional

Sarkozy, Betancourt y la comitiva con la que se trasladó desde Bogotá se dirigieron luego al Palacio del Eliseo, donde desde el comienzo de la mañana se vive una febril actividad.

En Francia, el rescate de un cautiverio de seis años en la selva colombiana se vivió como un drama nacional.

Betancourt fue secuestrada por la guerrilla colombiana de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el año 2002 y rescatada el miércoles, junto a otros 14 rehenes del grupo armado, mediante un operativo militar colombiano.

Ella no es un símbolo de coyuntura; es la idea de que Francia es la nación que puede ser universal, que habla a todo el mundo en términos de derechos individuales», explicó el sociólogo francés Michel Wieviorka.

«Es perfecta para ser este símbolo de valores universales conectados con la idea de una nación, lo opuesto al mensaje cerrado, racista, etcétera», agregó Wieviorka en diálogo con BBC Mundo.

«¡Bienvenida!»

Varias ciudades y pueblos franceses prepararon festejos por la liberación de Betancourt, quien tiene la nacionalidad francesa por haber estado casada con un ciudadano de este país.

Las imágenes de Ingrid, como prefieren llamarla los franceses, están omnipresentes en los escaparates y quioscos de prensa del país, mientras los medios dedican coberturas especiales a su rescate.

«La felicidad recobrada», titula este viernes el diario Le Figaro, sobre una foto a color de Betancourt junto a sus hijos Melanie y Lorenzo, con quienes se reencontró ayer en Colombia y que volaron con ella a París.

Su madre, Yolanda Pulecio, su hermana Astrid y el canciller francés, Bernard Kouchner, viajaron en el mismo avión.

«¡Bienvenida!», señala la portada del matutino comunista L’Humanité.

Está previsto que Sarkozy de un cálido recibimiento a Betancourt, cuya liberación había definido como una prioridad de su mandato. Se ha organizado una acogida en el Eliseo, sede de la presidencia francesa, con decenas de invitados.

¿»Sacar provecho»?

El rescate de Betancourt ocurrió justo cuando el presidente francés enfrentaba diversos problemas, tanto a nivel doméstico como de la Unión Europea, cuya presidencia ejerce desde esta semana.

Muchos han advertido que la liberación de Betancourt puede contribuir al repunte de su popularidad, que se desmoronó en el primer año de su gestión.

Pero otros, como la ex candidata presidencial socialista Segolène Royal, han advertido contra un uso político del rescate de Betancourt. «(Sarkozy) no tuvo absolutamente nada que ver», dijo Royal.

Sin embargo, el diario Libération anticipa en su editorial que Sarkozy intentará «sacar provecho de una buena secuencia de unidad nacional; practicar surf sobre un momento consensual de emoción (…) esperando que este momento dure cuanto más tiempo posible».

«Sueño»

Cientos de personas se concentraron ayer ante la Alcaldía de París para celebrar el rescate de Betancourt. «Su libertad es también nuestra libertad», dijo el alcalde, Bertrand Delanoe.

Un cartel rojo con la palabra «Libre» fue estampado sobre el retrato gigante de Betancourt que estuvo colgado durante años en la fachada de la Alcaldía capitalina.

Antes de partir de Colombia, Betancourt tuvo palabras apasionadas para lo que definió como la «dulce Francia», el país donde creció, estudió y crió a sus hijos.

«Soy colombiana, pero soy francesa, mi corazón está compartido», dijo. «Sueño con estar en Francia».

Betancourt agradeció especialmente el respaldo que tuvo de los franceses.

Durante su cautiverio, se formaron en Francia comités de apoyo a Betancourt que ahora anuncian que seguirán presionando por la liberación de otros rehenes de las FARC.

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