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Día histórico para Irlanda del Norte

Dos líderes políticos, que hasta hace poco eran enemigos declarados, acaban de juramentar como ministro principal y viceministro del gobierno autónomo de Irlanda del Norte, en un acto que es calificado de histórico y visto con esperanza por la comunidad norirlandesa.

Javier Farje, analista político de BBC Mundo y quien ha seguido por muchos años el proceso de Irlanda del Norte, hace un balance de lo ocurrido.

Cuando, en 1986, el reverendo Ian Paisley dijo: «¡Nunca, nunca, nunca!» al preguntársele si estaba dispuesto a negociar con los católicos, parecía, en efecto, que esa sería su forma de actuar en el futuro más mediato, es decir, por el resto de su carrera política.

Han pasado 21 años desde esa sucinta declaración de principios.

Este martes, Paisley, máximo dirigente del Partido Democrático de Ulster (DUP siglas en inglés), asumió el cargo de Ministro Principal del gobierno autónomo de Irlanda del Norte y tendrá de viceministro a quien representó a esa misma organización a la que dirigió su «nunca» emblemático: Martin McGuinnes, de Sinn Fein.

De más está decir que, quienes estuvimos en Belfast en ese septiembre lluvioso de 1997, cuando las conversaciones de paz comenzaron en el imponente palacio de Stormont, jamás pensamos que lo que está ocurriendo ahora en ese mismo edificio sería realidad.

Acuerdo del Viernes Santo

Después de todo, el partido de Paisley no participó en un proceso que, para ese representante del ala más radical del protestantismo pro británico, estaba viciado desde el mismo momento en que se aceptó la participación de Sinn Fein, ala política del proscrito Ejército Republicano Irlandés, el IRA.

El acuerdo de Viernes Santo del 10 de abril de 1998 no tuvo al DUP como uno de sus firmantes, por lo que, a pesar de la fanfarria y el optimismo, se convirtió en un pacto incompleto, que no incluía a un protagonista fundamental. Todos eran conscientes, en todo caso, que se trataba de un paso adelante.

Entre ese abril de hace 9 años y la ceremonia de este martes, han ocurrido hechos que quizá ayudarán a ayudarán a explicar, de alguna medida, lo que pasó este martes en Stormont, sede del gobierno autónomo.

El IRA acosado

El acuerdo de Viernes Santo dio lugar a un replanteamiento en las posiciones del IRA. Al parecer, los militantes armados del nacionalismo católico llegaron a la conclusión de que era incompatible tener a su brazo político como parte de un proceso de paz, mientras ellos mantenían las armas.

El 30 de enero de 2005, el católico Robert McCartney fue asesinado a sangre fría por miembros el IRA, luego de un altercado con un miembro de la organización.

El IRA protegió a los autores del crimen, lo que dio origen al inicio de una campaña por parte de las hermanas de McCartney. Una organización que debía proteger a los católicos, mataba ahora a su propia gente.

Ni las amenazas ni los intentos por intimidar a testigos y familiares silenció el hartazgo de una comunidad cansada de la guerra. Eso, y la certeza de que la lucha armada no iba a lograr la unificación de la isla, llevaron al IRA a renunciar a la violencia y dejar las armas.

Ese mismo año, la Comisión de Supervisión de Desarme confirmó que los rebeldes católicos habían entregado su arsenal.

Camino de Damasco

Mientras esto ocurría, Paisley experimentaba su propia ruta a Damasco.

Recuperándose de una larga enfermedad, el dirigente del DUP declaró, al celebrar sus bodas de oro matrimoniales en octubre de 2006, que su partido no se iba a negar a participar si los republicanos «completan la transición a la democracia y el estado de derecho».

A comienzos de este año, esa transición tuvo otro momento importante: Sinn Fein acordó en su asamblea anual aceptar la participación de católicos en la fuerza de policía de Irlanda del Norte, algo a lo que siempre se negó.

La fuerza de los acontecimientos ha sido lo suficientemente poderosa como para quebrar la testarudez de Paisley. No aceptar lo que se le presentaba ante la mirada como hechos elocuentes e inevitables lo habría sometido al aislamiento.

Además, el DUP ya no representaba solamente a lo más retrógrado del oscurantismo protestante, ni Sinn Fein hablaba simplemente a nombre un grupo de católicos de cabeza caliente dispuestos a agarrar a balazos a quien no estaba de acuerdo con ellos por ser simplemente protestante.

Ambos partidos han remplazado a organizaciones más moderadas como los representantes mayoritarios de sus respectivas comunidades. Y en este caso, la responsabilidad es mayor.

Y de negarse a negociar y ponerse de acuerdo, le habrían dado la espalda a un electorado y una militancia cansados de una guerra inútil y dispuestos a tomarle cuentas a sus líderes.

Ian Paisley y Martin McGuinnes fueron vistos por sus enemigos de los últimos 40 años como representantes de lo más sectario e intolerante de sus respectivas comunidades.

Este martes llegan al poder como portavoces de lo mejor que Irlanda le está dando al mundo.

Quienes estuvimos en Belfast hace casi diez años dudando que la paz llegaría, tenemos razones poderosas para estar satisfechos de lo bien que nos equivocamos.

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