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El «brexit» reaviva una disputa territorial entre Irlanda y el Reino Unido

La futura salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) provocó el primer conflicto territorial entre Londres y Dublín por un asunto relacionado con la soberanía de aguas localizadas en Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Se trata del estuario del río Foyle, conocido como Lough Foyle (noroeste de Irlanda), y Lough Carlinford (noreste), unas zonas que ya fueron fuente de disputas en el pasado entre ambos países.

La firma del acuerdo del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin al conflicto norirlandés, acercó también posiciones sobre este asunto y Londres y Dublín establecieron una agencia de gestión y explotación compartida de los recursos de esas aguas («The Loughs Agency»).

Ese arreglo parece haberse roto después de que el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, haya declarado ante el Parlamento de Londres que Lough Foyle pertenece al Reino Unido, al ser preguntado por los derechos de pesca de esta zona tras el «brexit».

El dirigente conservador recordó que el divorcio de Londres y Bruselas llevará a su Gobierno a abandonar también la Política Común de Pesca comunitaria, a la que sustituirán unas nuevas líneas de actuación.

El estuario de Lough ocupa una vasta extensión entre el condado irlandés de Donegal y el norirlandés de Derry, donde se estableció una base naval británica de gran importancia estratégica durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

En respuesta a las palabras de Brokenshire, el Ministerio irlandés de Asuntos Exteriores emitió hoy un comunicado en el que rechazó la reclamación territorial del Gobierno de Theresa May.

La diplomacia irlandesa precisó, sin embargo, que no tiene previsto tratar este asunto en las negociaciones que mantendrá la UE y el Reino Unido sobre los términos de esta separación.

«Irlanda nunca ha aceptado que todo Lough Foyle pertenezca al Reino Unido. Estas cuestiones son complejas y atañen a varias partes, como a otras propiedades de la Corona (británica)», subrayó Dublín en la nota.

Aunque Brokenshire recalcó ante los Comunes que «todo Lough Foyle está en el Reino Unido», reconoció que no se ha tomado aún una decisión en firme al respecto y que su país está sujeto a la legislación internacional.

Para el partido Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), las declaraciones del ministro británico son «provocativas y arrogantes».

Uno de sus senadores, Padraig Mac Lochlainn, afirmó hoy que la gestión de esas aguas corresponde a «The Loughs Agency», de cuya labor depende el desarrollo de «todo su potencial pesquero y turístico».

Aún con lo que sea, el «brexit» va

Theresa May ha confirmado que activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece un periodo de negociación de dos años sobre los términos de la retirada de un país comunitario, para antes de que termine marzo próximo.

Con ese calendario, el Reino Unido podría quedar fuera del bloque europeo en la primavera de 2019.

El Gobierno de Dublín ha expresado públicamente el deseo de que sus socios comunitarios permitan al país vecino que siga teniendo acceso al mercado único europeo tras el «brexit».

A cambio, Londres debería aceptar la libre circulación de ciudadanos de la UE en su territorio, lo que mantendría abierta la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, clave para sus relaciones comerciales.

El libre tránsito de bienes y personas entre el norte y el sur de la isla de Irlanda ha sido natural desde la creación en la década de 1920 de la llamada Área de Circulación Común (CTA).

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