Actualidad Internacional

El Ejército birmano dispara a los manifestantes para dispersarlos y mata a un fotógrafo

RANGÚN.- Un fotógrafo de nacionalidad japonesa ha muerto este jueves durante la represión de las protestas en Birmania (Myanmar). El reportero gráfico fue alcanzado por un disparo del Ejército birmano, que intentó disolver por la fuerza una manifestación en las calles de Rangún.

La casualidad hizo que este periodista fuera testigo del momento en el que el fotógrafo japonés fue abatido por los disparos de los soldados, que habían abierto fuego contra unos 1.000 manifestantes en las calles de Rangún.

Todo ocurrió cerca de la pagoda de Sule, centro de las protestas encabezadas por monjes budistas. Me hallaba cerca de un grupo de manifestantes cuando, de pronto, me vi envuelto en una huida desesperada. La policía y el Ejército disparaban indiscriminadamente contra la multitud y una nube de humo cayó sobre nosotros.

Tras la carrera hacia ninguna parte, un fotógrafo extranjero se acercó a mí para preguntarme si estaba bien. Este compañero creía que el reportero herido era yo. Él sí lo vio caer, pero ya no volvió a levantarse.

Posteriormente, el Gobierno de Birmania comunicó a la embajada de Japón en Rangún que un ciudadano de esa nacionalidad había muerto en medio de las protestas, las más importantes contra la Junta militar birmana en 20 años. La comunicación fue confirmada por la agencia japonesa de noticias Kyodo.

Miles de birmanos -hasta 70.000 según algunas fuentes- reanudaron las protestas este jueves después de una noche de detenciones masivas en los monasterios y a pesar de la muerte de varios monjes en las manifestaciones del miércoles.

Soldados birmanos marchan por una calle de Rangún. (Foto: AFP)
Tras dar un ultimátum a los manifestantes para que se disolvieran, los soldados efectuaron disparos, lanzaron botes de gas lacrimógeno y detuvieron a más de un centenar de personas que gritaban consignas contra la Junta Militar de Birmania (Myanmar).

La población civil está indignada por la fuerte represión militar contra los religiosos de Birmania (Myanmar). «Jamás me hubiera imaginado que la policía y los soldados se atreverían a golpear y a matar monjes», explica un ciudadano de Rangún. Es uno más de los miles que a esta hora desafían al ejército en las calles de la antigua capital del país.

Los militares están tomando posiciones donde antes había protestas, pero más que retirarse, los manifestantes se están trasladando a otras zonas de Rangún (ahora Yangon) y gritan consignas como «venceremos» o «¡asesinos, asesinos!». Les acusan de matar a los ‘hijos de Buda’ mientras los soldados hacen intuir que no se moverán de sus barricadas. Han montado puestos en las principales calles de la ciudad y han bloqueado los accesos a las grandes pagodas con alambre de espino.

Una niña con una herida de bala. (EFE)
Los monjes budistas son venerados en Birmania. Pero eso no evitó que cientos de ellos fueran arrestados al amparo de la noche en varios monasterios que ahora parecen templos fantasma. En las operaciones nocturnas murió un bonzo y otros siete que también se resistieron resultaron heridos, indicaron testigos a radios birmanas de la disidencia.

Donde el miércoles por la tarde se podía contemplar a decenas de monjes curándose las heridas unos a otros, ahora sólo hay desolación. Se los llevaron en camiones militares y ahora nadie sabe qué será de ellos. Los centros de detención birmanos son famosos por las torturas y abusos que se comenten entre sus paredes. Son algunas de las cárceles más secretas del mundo, donde ni siquiera la Cruz Roja tiene permitido el acceso.

Más muertes parecen inevitables. La tensión que se respira en las calles de Rangún, donde cerca de 3.000 personas murieron en la despiadada represión al levantamiento de 1988, hace temer lo peor. Los monjes instaron a sus hermanos a no rendirse a través de emisoras de radio internacionales, y la población está enojada por la muerte de los religiosos. «La represión de la policía va a enfadar aún más a la gente y va a hacer que salgan en masa a la calle», dijo un ciudadano.

Sentada frente a la pagoda de Sule

Sentada pacífica frente a la pagoda de Sule. (Foto: REUTERS)
Varios cientos de personas hicieron una sentada en las cercanías de la pagoda de Sule, en el centro de Rangún, apoyando con cantos y rezos a un grupo de monjes en un nuevo desafío a las fuerzas de seguridad de la Junta Militar de Birmania, informa EFE.

Según indicaron testigos a los medios de la disidencia, los concentrados están vigilados de cerca por patrullas de soldados, que hasta el momento no han intervenido para dispersar la protesta, una más de las protagonizadas por los monjes desde hace 10 días y apoyadas por miles de civiles.

Las protestas empezaron en agosto pasado, como consecuencia de la entrada en vigor de un aumento considerable de los precios de los combustibles, decretado por las autoridades, que disparó el coste de algunos productos básicos.

Lo que surgió el 19 de agosto como manifestaciones políticas organizadas por la Liga Nacional para la Democracia (NLD) y la Generación de Estudiantes del 88, se transformó en septiembre en marchas pacíficas de monjes budistas, después de que varios bonzos fuesen golpeados y maltratados por la policía en una protesta.

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